Libros

Política Cultural

Las editoriales reclaman más apoyo de la Administración

Debate sobre el libro Varios expertos del sector reflexionaron sobre la situación actual de la industria editorial para llegar a una conclusión: es necesaria una mayor voluntad política de dinamización de la cultura

Los ponentes: Paulo Cousin, José Manuel Díaz, Antonio María Ávila y Ramón Alba
Los ponentes: Paulo Cousin, José Manuel Díaz, Antonio María Ávila y Ramón Albalarazon

¿Crece el hábito de lectura entre la población española? ¿Le ha ganado terreno el libro electrónico al libro tradicional? ¿Existe una oferta atractiva para enganchar a los jóvenes de hoy? ¿Tiene el libro el lugar que se merece en nuestra sociedad? ¿Y en las arcas públicas, ocupa la lectura un espacio proporcional a su peso en el ámbito cultural? Éstas y otras muchas preguntas inspiraron y guiaron el pasado día 1 de octubre una mesa de análisis y debate en torno al mundo del libro en general y al sector editorial en particular en la que, por supuesto y como no podía ser de otro modo, no faltaron las recomendaciones literarias. A unos días de la inauguración en Madrid de la 37ª Edición de la Feria Internacional del Libro, Liber 2019, que tendrá lugar entre los días 9 y 11 de octubre en el recinto de la Institución Ferial de Madrid (Ifema) , cuatro expertos en la materia compartieron sus ideas durante una mesa redonda con la que LA RAZÓN quiso poner en manos del gremio de los editores el debate en torno a la situación actual del libro en España. Los participantes fueron: Antonio María Ávila, director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE);José Manuel Díaz, presidente del Gremio de Editores de Euskadi (GEE) y director general de Grupo Comunicación Loyola;Paulo Cosín, director editorial de Ediciones Morata, y, finalmente, Ramón Alba, editor de Ediciones Polifemo. En un ambiente distendido, pero sin perder el foco sobre las dimensiones sociales del asunto, los cuatro hablaron sobre algo que les compete directamente, aunque no siempre esté en el punto de mira. Y es que, como bien apuntaron, si el libro es un puente de unión entre el escritor y el lector, los editores son quienes construyen ese puente con sangre y sudor.

Repunte

En contra de lo que cabría esperar en plena era digital y de la imagen, la lectura en España experimenta en la actualidad un «repunte esperanzador»: casi el 71% de los niños y niñas de entre 10 y 14 años leen en su tiempo libre frecuentemente y más del 67% de los españoles mayores de 14 años lee libros de forma habitual. Así lo reflejan los últimos datos lanzados por la FGEE en su «Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros 2018», donde se destaca que, dentro de la población adulta, son las personas de entre 14 y 24 años los más lectores, al ser cerca 72 de cada 100 los que afirman leer. «La lectura en España no ha dejado de crecer; hay que tener en cuenta que la población está alfabetizada al cien por cien y el sistema de Educación Primaria está haciendo las cosas bien con los más pequeños», aclaraba Antonio María Ávila. Por otro lado, y según recoge el «Análisis del Mercado Editorial en España: Comercio Interior y Exterior», presentado el pasado mes de julio también por la FGEE con el respaldo del Ministerio de Cultura, la facturación del sector creció en 2018 por quinto año consecutivo –un 1,9% con respecto a 2017, alcanzando la industria los 2.363,90 millones de euros– y, además, gracias a la fortaleza del formato papel. «El libro tecnológico tuvo un importante despegue, pero se estancó y empezó a caer; por el contrario, han crecido las ventas de libros convencionales, lo que demuestra que poder tocar y oler el papel prevalece», afirmó José Manuel Díaz. Sin embargo, y a pesar de que las cifras parecen sostener lo que podríamos llamar «la Edad de Oro de la edición española», los expertos señalan dos realidades tan paradójicas como preocupantes: por un lado, las librerías no dejan de cerrar una detrás de otra; por otro, el ambiente académico en las universidades parece diluirse con el paso del tiempo. «De nada nos vale que aumenten las ventas si no hacemos por dinamizar la cultura; la tendencia natural de la sociedad es perezosa y si no la estimulamos permanecerá plana», discurrió Paulo Cosín. A lo que añadió Ramón Alba: «Existe un discurso en favor del libro que acepta de forma generalizada todo el mundo, pero una cosa son los discursos y otra muy distinta la realidad, que es que nadie es verdaderamente consciente de la importancia del libro como motor cultural, mucho menos la Administración». En este punto, todos los participantes en la mesa de debate coincidieron a la hora de incidir en la necesidad de estimular nuevas políticas sobre las que puedan apoyarse las buenas ventas para devolverle al libro el lugar que merece dentro del ámbito de la cultura. ¿Cómo podría la Administración motivar el crecimiento del sector del libro en España?En primer lugar, buscando una solución a la falta de liquidez de las librerías. «Hay que dotarlas de financiación para que no se vean obligadas a devolver libros a las editoriales, porque, recordemos, nuestras ventas nunca son en firme; pero el problema tiene solución, claro que requiere de un compromiso político: el Ministerio de Cultura debería ceder dinero a las librerías», argumentó contundente el director ejecutivo de la FGEE. En segundo lugar, dotando de novedades a las bibliotecas públicas, como apuntó Ramón Alba. Y, por último, pero no por ello menos importante, cumplimiento de forma efectiva el Plan de Fomento de la Lectura 2017-2020, tal y como denunciaba José Manuel Díaz. Todo ello llevaba a Paulo Cosín a concluir que lo que ocurre en el caso español es que, en estos términos, «existe un absoluto desenfoque por parte de la Administración», haciendo referencia, por ejemplo, a su tendencia creciente a la autoedición de libros, algo que para Ávila es, «además de un derroche innecesario, competencia desleal». Una mirada diferente. Y si estuvieron de acuerdo unánimemente en algo más los cuatro invitados a esta mesa redonda de LA RAZÓN eso fue, sin duda, a la hora de subrayar la fuerza de América –tanto EE UU como, especialmente, todos los países latinos– en tanto que público del libro y, específicamente, como cliente de las editoriales españolas. «Dada la temática religiosa y espiritual de nuestras ediciones, nuestra expansión natural siempre ha sido América Central y del Sur», indicó el director general de Grupo Loyola. Y es que, además de consumir mucha lectura, los americanos ponen algunas facilidades como es que, allí sí, la exportación es en firme, como recalcó Ávila. Con un tono más poético y alejándose de las cifras, Paulo Cosín lo explicó así: «Sólo con ver la forma en que miran los libros, te das cuenta de que todo allí es diferente». Así que, ¿cómo no va a representar Liber 2019 una ventana de oportunidad para la revitalización del sector del libro en español significando como significa un encuentro con otros 16 países y sus 16 miradas diferentes sobre lo que es un libro?