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Los libros de la semana: de las periferias de las ciudades según Manuel Calderón al líder perfecto de Henry Kissinger

Entre las novedades también se encuentran títulos como "El ritmo de Harlem", de Colson Whitehead o "Turín no es Buenos aires", de Giorgio Ballario
U.S. Secretary of State Henry Kissinger, left, and President Richard M. Nixon are shown after Kissinger was sworn is as the 56th secretary of state in the East Room of the White House in Washington, D.C., in this Sept. 22, 1973, file photo.
U.S. Secretary of State Henry Kissinger, left, and President Richard M. Nixon are shown after Kissinger was sworn is as the 56th secretary of state in the East Room of the White House in Washington, D.C., in this Sept. 22, 1973, file photo. AP

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«Descampados», de Manuel Calderón ★★★★
Cuando la memoria se esconde en los descampados
El también periodista Manuel Calderón reflexiona en este libro sobre las periferias de las ciudades y los hombres que las poblaron
Por Jesús Ferrer
Despoblados solares, solitarios desmontes y ruinosas edificaciones han sido el escenario de una tradición que, en la literatura española, y arrancando de Baroja, nos lleva a Francisco Candel, Juan Marsé, Kiko Amat o Javier Pérez Andújar, quienes sitúan sus historias en extrarradios urbanos como marco social del desarraigo de sus personajes. En esta línea, pero con particular originalidad, Manuel Calderón publica un libro que aúna el relato autorreferencial, la crónica de costumbres, la memoria histórica, el ensayo sociológico y la novela de no ficción. Partiendo de la propia experiencia del emigrante andaluz en los años sesenta al extrarradio de Barcelona, se rememoran vivencias que constituyen el recuerdo de un tiempo y un lugar de señera significación simbólica. Por un lado, los profundos cambios en la ciudadanía de la época, y, por otro, el imaginario de una sociedad en construcción, donde tenía cabida la protesta política, la dignificación laboral y el anhelo de un hábitat propio.
En ese proceso de adaptación a nuevas formas de vida asistimos a una poética de las periferias que combina lo emotivo con lo descarnado, la esperanza con el desengaño. Desde el recuerdo de huertos urbanos y desolados descampados viajamos a variados paisajes, como la playa de Ostia en la que encontró la muerte Pasolini, la Argelia de la infancia de Camus, los bombardeos sobre Vietnam, el mítico Mohamed Alí denunciando esa barbarie, el solar del World Trade Center, los espacios de la caída del Muro de Berlín o la VI Flota americana atracada en el puerto barcelonés; sin olvidar los parajes de «Bajo el volcán», de Malcolm Lowry, con el protagonista ahondando en su ruina personal; o las inolvidables imágenes del cine de Wim Wenders mostrando devastados contornos urbanos. Y la soterrada presencia de la Guerra Civil, enclaustrada en un silencio familiar de olvidos y temores. Con un estilo de ágil amenidad periodística y rigurosa meditación, el libro se erige en memoria generacional de un cercano ayer que todavía es presente.
Lo mejor
La teoría del descampado como símbolo del desarraigo de la emigración
Lo peor
Poco que señalar dada la cuidada configuración formal y temática de este libro
«El ritmo de Harlem», de Colson Whitehead ★★★★
Harlem, años 60: una historia entre gánsteres y perdedores
Colson Whitehead, dos veces Premio Pulitzer, inicia una trilogía sobre la historia de este barrio donde se mezcla la mafia, el crimen y la ternura
Por Diego Gándara
Hay un territorio que el escritor estadounidense Colson Whitehead (Nueva York, 1969) viene construyendo desde hace más de veinte años, y ese territorio está hecho por la mezcla racial pero, también, por la discriminación social y el choque cultural. Todo condimentado por un toque levemente satírico y extravagante que se traduce en una prosa con ritmo y vivaz, lo cual le valió ser galardonado con el Premio Pulitzer en dos ocasiones. La primera vez en 2017, por «El ferrocarril subterráneo». La segunda, en 2020, por «Los chicos de la Nikel».
Ahora, en «El ritmo de Harlem», Whitehead vuelve a ese territorio. Ahora, para ofrecer una historia de gánsteres y perdedores de la mano de Ray Carner, un hombre común, padre modélico cuyo segundo hijo está en camino y que regenta una tienda de muebles en Harlem, aunque también se saca un dinero extra vendiendo cosas robadas. No quiere entrar en el mundo de la delincuencia, pero cuando su primo Freddie le propone atracar el hotel Theresa, uno de los más famosos de Harlem, Ray no se lo piensa dos veces. Dividida en tres partes que abarcan un período que va desde 1959 hasta 1964, una época de profunda efervescencia cultural y grandes desigualdades sociales, la obra presenta, sin embargo, una trama colorida, repleta de humor y de pequeñas historias, con personajes entrañables y un protagonista emblemático como Ray Carner, por quien el lector no sabrá si sentir pena, ternura o piedad.
Lo mejor
El movimiento sin pausa de una trama que se vuelve hilarante en la novela
Lo peor
No hay nada negativo, es una novela bien construida, entretenida y mejor escrita
«Liderazgo», de Henry Kissinger ★★★★
Manual del perfecto líder según Henry Kissinger
Este prestigioso analista repasa la trayectoria de seis líderes a los que conoció de cerca y que dieron forma a sus países y al mundo de hoy
Por Toni Montesinos
Entre otros cargos que tuvo el alemán Henry Kissinger (1923) fue el de asesor de Seguridad con Richard Nixon y Gerald Ford, de tal modo que durante mucho tiempo obtuvo una gran experiencia sobre cuestiones de política internacional. Esa andadura le ha servido para componer este «Liderazgo» (traducción de Ramón González Férriz y Marta Valdivieso Rodríguez), en el que se adentra en cómo encararon altos desafíos figuras de importancia histórica incuestionable: Konrad Adenauer, Charles de Gaulle, el propio Nixon, Anwar Sadat, Lee Kuan Yew y Margaret Thatcher.
Las decisiones de todos ellos condujeron a un nuevo orden internacional, viene a decir el autor en este ensayo, cuyo enfoque es considerar que cualquier sociedad se encuentra «en un tránsito perpetuo entre un pasado que conforma su memoria y una visión del futuro que inspira su evolución. En ese recorrido, el liderazgo es indispensable: hay que tomar decisiones, ganarse la confianza, mantener las promesas, proponer una forma de avanzar». A partir de esa necesidad de que las instituciones humanas (ya sean los distintos Estados, las religiones, los ejércitos, las empresas o las escuelas) ayuden a las personas a desarrollarse y prosperar, también, sin embargo, surge el problema de que, sin el debido liderazgo, las instituciones flojean y los países pierden el rumbo.
Un buen líder, por tanto, y lo que defiende Kissinger, es capaz de hacer un acertado análisis de la situación política de cada momento, refiere. Y de hacerlo de una manera realista, y asimismo intuir el modo en que los acontecimientos irán precipitándose a partir de ahí. En este sentido, los seis protagonistas convocados gozarían de una comprensión intuitiva de la dirección que debe seguirse hasta fijar objetivos y establecer la debida estrategia.
Lo mejor
La forma en que Kissinger explica asuntos de primer orden en los que estuvo implicado
Lo peor
Sin duda, habría estado bien que el autor hubiera incidido también en el mundo hispánico
«Turín no es Buenos aires», de Giorgio Ballario ★★★
Los detectives recuperan el sentido del humor macarra
Giorgio Ballario crea un personaje políticamente incorrecto en esta novela que recupera el ingenio y el chiste como fórmula del género negro
Por Lluís Fernández
Al inicio, parece un relato policíaco clásico, con un detective socarrón, políticamente incorrecto y faltón. Luego, a medida que la trama avanza se desvanece al tiempo que crece el costumbrismo piamontés y el deseo cada vez más patente de mezclar la indagación policíaca con la guía turística de la ciudad de Turín y sus pueblos aledaños, con su rica historia artística. Aquí radica el problema mayor de «Turín no es Buenos Aires», que aún es menos Los Ángeles, modelo inicial de las ciudades literarias «duras». Un patrón que se imita como si cada ciudad pudiera alcanzar el aura mítica de las novelas de Raymond Chandler, aquí trufando el relato con nombres de calles, monumentos pintorescos y turismo rural por los Alpes.
Expurgando, pues, la guía turística y un costumbrismo cargante, la trama policíaca es simple pero llega a interesar, siempre que el lector no sucumba al tedio de tantos excursos ajenos a la trama principal. Más interesante es la forma con la que Ballario conecta con los nuevos enfoque de la novela criminal: la ligereza argumental y el sentido del humor. Se va disipando la moda de la tradición expresionista del género negro y los policías amargados y depresivos. En su lugar, vuelve a emerger el estilo clásico de los detectives ingeniosos y divertidos. Sin ningún compromiso social ni respeto por las convenciones de la corrección woke. Así vista, la novela puede llegar a resultar divertida por estrafalaria, ya que el macarrismo argentino de Ballario y su desparpajo es un punto a su favor.
Lo mejor
Que anuncian a Ballario como representante del «spaghetti noir» y no hay nada que objetar
Lo peor
La intrusión abusiva de la guía turística del Piamonte y el callejero de Turín

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