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Cuando Cela fue detenido por “vagabundo e indocumentado”

Ediciones 98 reedita “Páginas de geografía errabunda”, donde CJC da otra clase magistral de cómo narrar un viaje desde el sentimiento
Ediciones 98

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«A ti, niño pequeño, Camilo José, que naciste como un suspiro un día de nevada, van dedicadas las líneas anteriores. Cuando seas mayor y precises de conocer las letras, te iremos diciendo –con una cautela infinita– que el alfabeto no tiene más que siete. El número siete, hijo mío, es un número muy importante, ya lo verás». Se lo prometió por escrito desde La Coruña en marzo del 46, pero nunca cumplió.
Lo asegura ahora aquel hijo, Camilo José Cela Conde, que ha tenido que elucubrar la solución al conflicto: «17», dice. Le ha sumado diez y asunto resuelto: «Realmente el siete no tiene relevancia en su trayectoria, así que de esta forma llegamos al día de mi nacimiento [17 de enero], que también coincide con el de su muerte en 2002». Es esta una de las decenas de anécdotas que Cela Conde, delante de una cazuela con rape en un restaurante de Madrid, va desgranando sobre uno de los episodios (Hablo con el príncipe, publicado inicialmente en Finisterre) que recoge Páginas de geografía errabunda, reeditado ahora por Ediciones 98 tras una primera versión de 1965.
Andar por andar
Son los escritos de Cela (fechados en los años 40 y 50) los protagonistas de este libro de viajes, heredero inevitablemente del Viaje a la Alcarria, «que cambió la manera de escribir este género. Del mismo modo que La familia de Pascual Duarte influyó en todos los escritores posteriores», recuerda su sucesor. El centro de estos textos no está en nada más que en el «andar por andar... y de paso ver algo», explica Jesús Blázquez –quien también da buena cuenta del rape–, editor y obsesionado en recuperar «las obras de grandes autores olvidados», enfatiza de una colección que también recoge a Wenceslao Fernández Flórez y Antonio de Guevara, entre otros.
¿Acaso es Cela un escritor arrinconado? «Sí», responde su hijo: «Es evidente que fue la referencia literaria de la posguerra a la muerte de Franco por el cambio que hubo en España. Pero en el aspecto literario le ha perjudicado el personaje que se creó. En casa jamás dijo un taco, solo los decía cuando había periodistas cerca porque sabía que eso vendía. Ese hombre que tuvo éxito no tenía nada que ver con el de casa, donde nunca demostró esa imagen de ser un señor que desayunaba niños crudos. Ahora vemos que ha desaparecido de las listas de los adolescentes», cuenta Cela Conde ante el apoyo del editor, que refuerza la idea del ostracismo del Premio Nobel, a la vez que enfatiza el valor de esta obra «menos conocida, pero de nivel».
Y es que Páginas de geografía errabunda son artículos del Cela «más vagabundo», añaden; un escritor «sentimental» en el que «las emociones se derraman» en este libro; un tipo centrado en contar los porqués del viaje y en los pequeños detalles de aquellos que se encontraba por el camino, muchas veces al borde de la ficción, pero, finalmente, reales. Igual que fue cierta la detención en Budia «por indocumentado», que se recoge en uno de los episodios (pág. 97).
Para Cela Conde, la clave de su padre estuvo «en no repetir nunca la fórmula». «Es admirable», continúa: «Por supuesto que en sus títulos hay un lenguaje común, pero todos son muy diferentes. Reconozco que su obsesión enfermiza con la obsesión formal le hizo caer en una trampa. Su facilidad para transformar el lenguaje en música le pasó factura porque la idea de contar una historia muchas veces desaparecía. Eso sí, esa cuartilla que escribía cada día era inmejorable».
Por contra, Blázquez destaca de estos viajes que el lenguaje es «sencillo y directo, sin tanto preciosismo y con una sinceridad absoluta». Historias que van de Madrid y Barcelona a Castilla, Baleares, Galicia o Andalucía y «que no son pretenciosas, sino que simplemente reflejan a la gente que se va encontrando por el camino. Ellos son los protagonistas», concluye el editor.
  • Páginas de geografía errabunda (Ediciones 98), de Camilo José Cela, 288 páginas, 22,95 euros.