Novela negra

Anders de la Motte da voz a los policías de dudosa reputación

El escritor sueco publica en España la primera entrega de una saga liderada por la inspectora Leo Asker, un personaje que arrastra el pasado policial de su autor

Anders de la Motte cuenta con más de 3 millones de lectores en toda Europa
Anders de la Motte cuenta con más de 3 millones de lectores en toda EuropaJeff Richt

Hace mucho tiempo que Anders de la Motte (Suecia, 1971) dejó de ser policía. Pese a ello, reconoce que todavía saluda a sus "compañeros" por la calle esté donde esté. "Cuando veo un policía por la calle asiento con la cabeza, incluso si estoy en España". Hace casi veinte años que dejó el cuerpo, pero asegura que siempre sentirá que está dentro de él. Lo que entonces vivió le sirve de sustento para el hoy, como aquellas tres puertas que había al final del pasillo, recuerda: "No se abrían nunca, ni siquiera sabíamos si había gente dentro... hasta que un día alguien trajo un pastel para celebrar su cumpleaños. Entonces, salieron tres personajes oliendo a menta, tabaco y alcohol, cogieron un trozo de la tarta y se volvieron a sus cuartos". ¿Quiénes eran?, se preguntaron. "Por lo visto habían sido muy buenos, pero por diferentes motivos estaban apartados".

Es solo una de tantas anécdotas que pululaban por la cabeza de De la Motte. Aquellos extraños hombres le sirven ahora como inspiración para levantar El asesino de la montaña(Planeta), una novela negra sobre un criminal soberbio y una Unidad de Casos Perdidos (inspirada en esas tres puertas) que se ha convertido en un fenómeno mundial: el enésimo "boom" de la literatura escandinava. Según la "Swedish Book Review", estamos ante uno de los diez escritores suecos de cualquier género más leídos y traducidos en todo el mundo en los últimos años. Sus novelas acumulan ya más de 3.000.000 de ejemplares vendidos y las críticas han sido muy positivas allí donde se han publicado.

Por el momento, llega a España el primer episodio de los cuatro que escritor tiene firmados. "Y si veo que lo sigo disfrutando seguiré", amenaza a través de un Zoom con LA RAZÓN. De la Motte defiende que El asesino de la montaña tiene aroma a El silencio de los corderos y que la segunda entrega (ya a la venta en Suecia) a Stieg Larsson. Pero para eso todavía queda. En esta carta de presentación, el autor da las riendas de la trama a Leo Asker, una inspectora con bastantes trazas de su creador, reconoce: "Yo también soy impaciente y me gusta que las cosas salgan rápido. Me presiono mucho y tiendo a darme cuenta de que no se puede presionar del mismo modo a todo el mundo porque ellos también tienen su vida".

Ya con su debut literario, en 2010, Anders de la Motte recibió el premio a la mejor primera novela criminal del año que entrega la Academia Sueca de Escritores de Novela Negra. La misma institución que le otorgó el premio a la Mejor Novela Negra sueca de 2015. Bagaje que llevó al lanzamiento de la nueva serie a arrasar en las listas de los libros más vendidos de Suecia, Noruega y Dinamarca desde el inicio.

Pero el protagonismo es para la inspectora de policía Leonore Asker: brillante, tenaz, con una inteligencia fuera de lo común y una cicatriz que esconde a ojos ajenos. Es la mejor candidata para dirigir el Departamento de Delitos Violentos, pero cuando la hija de una familia adinerada de Suecia desaparece, sus superiores la apartan del caso y la trasladan a la Unidad de Casos Perdidos ("¡y Almas Errantes!", como la recibe el agente Virgilsson), una sección de la policía formada por compañeros de dudosa reputación. Humillada, en su nuevo puesto Leo se verá envuelta en la que parece ser una investigación trivial. Sin embargo, cuando encuentran una figura en miniatura idéntica a la de la joven desaparecida en una gran maqueta ferroviaria, Asker comprende que se enfrenta a un asesino y que solo hay una persona que pueda ayudarla a encontrarlo: su amigo de la infancia Martin Hill, profesor de arquitectura y experto en exploración urbana.

A medio camino entre la imaginación, los recuerdos de sus tiempos en la Policía y la realidad sueca, De la Motte levanta una obra que refleja parte de la sociedad de su país. "No se vayan a creer que todo es Ikea", advierte. "Pese a ser un lugar muy seguro, el crimen entre bandas es muy elevado. En ese punto estamos más cerca de Venezuela y México que de Dinamarca. Eso sí, no tenemos barrotes en las ventanas como sí ocurre en España", explica un hombre que se siente cómodo en su vida de autor. "De mi pasado solo echo de menos la camaradería con mis compañeros. Pero no a mis jefes ni a trabajar por la noche. Ni estar involucrado en las tragedias de otras personas. Me he pasado veinte años intentando resolver los problemas de otros. Siempre que sonaba un teléfono era por un problema; ahora es mucho más amable, me llaman para hacer entrevistas".