alicante
María Dueñas rescata la Orán española del olvido
En 'Por si un día volvemos', la escritora se traslada hasta el norte de África, donde, en los años 20 del siglo XX, Cecilia Belmonte deberá sobrevivir a los golpes de la vida
No le oyó llegar, pero ahí estaba él, «listo para montarme». «Debía venir con el pantalón abierto». Sintió sus dedos gruesos apretándola «ahí abajo». La otra mano se la hincaba en la cara como si le estuviera haciendo «una caricia bestial» que no le dejaba respirar. Se le echó encima. La aplastó. La violó hasta que su impulso quedó saciado. Luego, se detuvo víctima de lo que los franceses llaman la «petit mort». Se quedó como «desinflado, sin menearse».
Es en ese momento en el que empieza a escribirse el relato de Cecilia Belmonte, cuando palpó un mango y se aferró a él. «No dejé que la duda me retrasara», cuenta en primera persona. Alzó la mano, apretó los dientes y «le hinqué la hoz con todas mis fuerzas».
Así da comienzo la nueva novela («Por si un día volvemos», Planeta) de una María Dueñas que reconoce que este «duro» inicio no fue premeditado. «No todas las decisiones son conscientes. Es una intuición». La trama le pedía una salida precipitada y ella se la dio: «Quería una mujer que huyese con una razón de ser». La escritora encontró en este pasaje el billete de salida de la España de los años 20 del siglo XX, «un tiempo en el que, en el sureste, se tardaba menos en llegar a África que a Madrid».
El destino estaba «mirando de frente al mar», dice la autora señalando horizonte del Mediterráneo desde Alicante. Su dedo indica a Orán, adonde fue a parar su protagonista, una mujer de la que «nunca sabremos su nombre verdadero», asume de un personaje que «se hubiera llevado bien», afirma, con otra de sus «hijas», con Sira Quiroga. Y es que su historia recuerda a aquellos otros títulos de Dueñas («El tiempo entre costuras», «Las hijas del capitán»...): «Son mujeres jóvenes a las que las adversidades de la vida las pone en movimiento y las lleva a una nueva vida que no sospechaban».
La urgencia de Cecilia por vivir la llevará a embarcarse en el primer buque con destino a la ciudad africana «de origen árabe, pulso español y administración francesa». Como escribió Guy de Maupassant en «Le Gaulois» (1888), «una auténtica ciudad europea, comercial, más española que francesa»; o esa otra cita de Albert Camus, en 1953, en la que advirtió de que «los franceses de Argelia son una raza bastarda, hecha de mezclas imprevisibles. Españoles y alsacianos, italianos, malteses, judíos y griegos se encontraron en esas tierras».
La apariencia del nuevo personaje es la de una chica que huye de la miseria, como tantos otros, pero sus razones son muchos más turbias: «Arrastrando mi mugre y mi hambre, recorrí Orán entero sin saber qué hacer ni adónde ir, sin hablar con nadie ni tener clara la dimensión del desatino que suponía mi huida».
Dueñas se sumerge de este modo en la presencia española en esta región del norte de África. «Siempre pensé que ahí había una novela por escribir. En este mundo de parcelitas se nos olvida que lo personal puede ser universal y tenemos un país con miles de historias por sacar a la luz».
La de Cecilia Belmonte es «pura ficción», advierte la autora, sin embargo, ha logrado conectar con aquellos que vivieron en la ciudad argelina: «[Leyéndola] sentí sus ruidos y sus olores», confiesa Eliane Ortega Bernabéu, quien cogió uno de los barcos que partieron de Alicante al finalizar la Guerra Civil española.
Ella es una de las mucha Cecilias (y Cecilios) que cruzaron el Mediterráneo y que ahora se unen en una protagonista que deberá levantarse, luchar, progresar y emprender al mando de su propio negocio, Savon de l’Oraine, una fábrica de jabón que nació en la clandestinidad y que acabó convertida en una empresa de peso. «La conocemos muy joven y la despedimos como una mujer madura con mucha vida por delante», presenta María Dueñas sobre su reciente creación.
La trama viaja así durante más de tres décadas por la convulsa Argelia francesa en la que se asentará el personaje hasta el referéndum de 1962 que ratificó la independencia, lo que aprovecha la autora de Puertollano para rescatar del olvido el éxodo de los «pieds-noirs» españoles.
Momentos históricos
La maternidad, el amor, la soledad, el duelo, el acoso y los abusos toman el mando de una historia que cuenta momentos clave de la historia europea del siglo XX: de la presencia española en Orán a la llegada de exiliados tras la Guerra Civil, la «operación Cisneros» con la que Franco buscaba recuperar la ciudad, la presencia de las tropas estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial y las actividades de la OAS (grupo terrorista contrario a la independencia). «A lo largo de aquellas semanas no solo tuvimos que asumir la adversidad de depender ahora de un régimen francés afín al nazismo; además, en otra pirueta igual de adversa, también las hostilidades españolas parecían haber cruzado el mar y traído desde la otra orilla del Mediterráneo los tristes enfrentamientos de nuestra guerra».
Orán se convierte en el nuevo escenario fundamental de Dueñas, que recupera una tierra que fue conocida en la península como «la Corte Chica». Eso fue durante las primeras ocupaciones (1509-1708). Tras la segunda oleada (1732-1791), el establecimiento de la Argelia francesa, en 1830, propició por su cercanía geográfica la instalación de decenas de miles de inmigrantes españoles que huían, como Cecilia, de la pobreza.
Luego, la guerra del 36 llevó hasta allí a decenas de barcos de republicanos exiliados. Los españoles fueron mayoría. A mitad de camino entre los privilegiados franceses y una población autóctona despreciada, lograron imponer tradiciones como la música, los toros, las hogueras de San Juan y la gastronomía.