El soneto, un perfecto compañero de viaje

Nos pasamos la vida mirando hacia el futuro, persiguiendo una meta que amenaza con obsesionarnos, y que nos lleva a despistarnos del presente. En la era de la distracción, es de valientes saborear el ahora, observar lo que tenemos alrededor, para no caer en lo que nos enseñó el mito de Apolo y Dafne. Este relato nos transmite un «amplio significado existencial, el de la insobornable necesidad de seguir persiguiendo quimeras a sabiendas de que la belleza no reside en la meta, sino en el viaje y en la ilusión del deseo», explica el escritor, periodista y poeta Iñaki Ezkerra. Es alrededor de esta idea que se articula su nueva obra: publica «Cien sonetos de la vida entera. Antología» (Huerga&Fierro), donde recoge un centenar de poemas, ocho de ellos inéditos.

Ezkerra presentó ayer su nueva obra en la Biblioteca Eugenio Trías, antigua Casa de Fieras del parque madrileño del Retiro, en buena compañía: intervinieron, junto al escritor, el editor, escritor y encargado del prólogo del poemario, Emilio Pascual, el periodista y escritor Juan Cruz, el escritor Alejandro Gándara, y el editor Antonio J. Huerga. «Ezkerra es un maestro de la lengua y recurre a ella como herramienta y material de construcción», aseguraba Pascual, definiendo el libro como «una buena muestra del misterio claro y breve que envuelve al soneto». Asimismo, Gándara destacaba del autor «su capacidad lingüística, elige los términos de una forma que pocas veces he visto, el libro es increíble en ese aspecto. Es una celebración de la poesía y la lengua española con mayúsculas».

El poemario está muy marcado por la mitología, el mar o la música clásica. Asimismo, cada uno de los cien textos responde «ortodoxamente», define Ezkerra, a la forma clásica del soneto, la composición poética armada sobre catorce versos endecasílabos que se dividen en dos cuartetos y dos tercetos. Con esto, cabe destacar que algunas de estas piezas datan de cuando el también autor de «Mítica» (1978) tenía apenas 18 años: estos sonetos han sido rescatados, revisados y retocados, resultando en «un ejercicio de virtuosismo estético en una época que no parece caracterizarse por esta clase de perfeccionismos formales, sino más bien por lo contrario», afirma Ezkerra. Asimismo, añade que «vivimos en un tiempo en el que no solo reina, sino que también se valora y se premia la chapuza, tanto en la política como en otros muchos ámbitos sociales». Es por ello que hacer actualmente sonetos «me gusta, porque es una provocación extraña. Un señor que hace sonetos es un señor que provoca de una manera rara. Como decía Baroja, el poeta ‘‘rima amor con dolor’’, y alguien que lo haga en esta época tiene su gracia», explicaba Ezkerra, agradecido de la gran acogida que obtuvo la presentación y asegurando que su base sigue siendo «escribir poemas con naturalidad».