
Sección patrocinada por 

Cultura
Macarena: ataque a un icono identitario
La intervención realizada sobre el rostro de la talla devocional indigna a los fieles, cuya imagen tienen grabada

Destacados pintores como Luis Gordillo, Alfonso Grosso o Manolo Cuervo la han representado; escritores como García Lorca, Rafael Alberti o Manuel Machado han descrito su presencia; y músicos de la talla de Joaquín Turina o Quintero León y Quiroga se han fijado en su rostro para alumbrar sones inspiradores. La Esperanza Macarena es mucho más que una talla devocional que recibe culto en su basílica y recorre cada Madrugada de Viernes Santo las calles de Sevilla. Es un icono en el que se ven reflejadas generaciones de devotos, fieles que durante estos días han mostrado su perplejidad por la fallida restauración a la que ha sido sometida la imagen, lo que ha supuesto un duro golpe a los sentimientos y a la memoria colectiva. La Macarena está en azulejos de ciudades remotas, sus estampas se guardan en las carteras junto a las fotos de los familiares más directos y su semblante es patrimonio de todos, trascendiendo a la propia hermandad que la custodia y cuya junta de gobierno está en entredicho por haber permitido esta nefasta intervención.
¿Cómo se puede explicar esta explosión de indignación? Isidoro Moreno, catedrático emérito de Antropología de la Universidad de Sevilla, da algunas claves a LA RAZÓN. «Intervenciones sobre imágenes de la ciudad, algunas de ellas muy importantes, se han hecho desde siempre. En décadas pasadas y de forma muy agresiva y transformadora», asegura, aunque matiza que «en este caso la escala es diferente». Sostiene Moreno que la Macarena «no es sólo una virgen de una cofradía más. Es un referente identitario de la propia ciudad». De hecho, «hace décadas se acuñó la frase ‘la virgen de Sevilla’». Y ahonda en su explicación: «Al igual que la Giralda es un referente identitario y se ha restaurado, si al Cabildo Catedral se le hubiera ocurrido pintarla de colores –se descubrieron pigmentos– la gente hubiera puesto el grito en el cielo. Ocurre lo mismo con el Alcázar o la Plaza de España». Por ello, «va mucho más allá de ser una imagen de una determinada cofradía o del círculo de devotos o católicos practicantes. Desborda el ámbito de lo religioso y se convierte en un referente identitario de la ciudad».
Moreno sostiene que fuera de Sevilla y Andalucía se puede entender «malamente» este enfado generalizado. «Pensarán qué hacemos preocupados por esto, como si no hubiera problemas importantes a los que dedicar atención». Pero detrás de esta reacción hay un motivo de peso: «Lo que se ha hecho es una agresión a los sentimientos identitarios. Esto la gente no lo perdona. Les han fallado los que deberían ser guardianes y cuidadores de este referente, que es la propia junta de gobierno».
El catedrático emérito de la US destaca el estado de «desolación» de muchas personas. «Como si hubieran perdido algo muy importante, en el sentido de la memoria pero también en los ámbitos del presente y el futuro. La gente decía ‘que me la devuelvan’». Precisamente, es lo que intentó la junta de gobierno, que Moreno la califica de «chapucera, caótica y sin brújula». A su juicio, «es la responsable absoluta del asunto, más allá de las manos del supuesto restaurador que ha hecho lo que le han dejado hacer». E insiste: «Esto no se resuelve diciendo que han habido ‘efectos indeseados’. Si la junta de gobierno se reúne de gente inepta, hay que asumir responsabilidades».
En este punto, recuerda una frase de Churchill durante la II Guerra Mundial: «Esta guerra es tan importante para todos nosotros que no la podemos dejar sólo en manos de los militares», lo que le lleva a asegurar que «estos referentes identitarios son tan importantes que no se pueden dejar sólo en manos de sus cofradías». Moreno detalla que son bienes culturales comunitarios en los que la propiedad incluso «tiene limitaciones en cuanto a su uso y las decisiones que se toman sobre ellos». «Igual que no se pueden modificar cosas en un palacio o en una iglesia declarados BIC, pues aquí tampoco». En definitiva, «ninguna institución en exclusiva debería tener la capacidad de poder intervenir en bienes culturales comunitarios porque afectan a los sentimientos de mucha gente».
Sobre la protección de estas imágenes sagradas tan destacadas también reflexiona el compositor Manuel Marvizón, que extendería esta cobertura patrimonial al Gran Poder. «Me sumo a las voces que dicen que las cosas hay que hacerlas con tranquilidad y bien pensadas», señala. Hermano de la Macarena, a la que dedicó la marcha «Esperanza», considera que la dolorosa es «un icono mundial que representa la manera tan especial de sentir la fe desde Sevilla, Andalucía y España».
✕
Accede a tu cuenta para comentar