Buscar Iniciar sesión
Sección patrocinada por
Patrocinio Repsol

Nacho Vegas: “Se ha impuesto el cinismo como actitud vital. Yo reivindico la ternura”

El músico publica «Mundos inmóviles derrumbándose», su nuevo trabajo, en el que aborda de nuevo la realidad social y que incluye dos canciones en astur-leonés
Asis Ayerbe

Creada:

Última actualización:

Atravesó un tiempo de zozobra. «Sí, aunque no estuviera hundido, es cierto que la pandemia aumentó la sensación de soledad que llevaba un tiempo padeciendo acompañada de un bloqueo creativo. Y algunas cosas empezaban a crecer dentro de mí de forma negativa, como un tumor», dice Nacho Vegas de una experiencia universal en 2020. Por eso, buscó salir de su refugio en Gijón aunque fuera solo a cien kilómetros al oeste, donde, en el concejo de Coaña, parecía que hubiesen pasado 100 años. «Cuando escribes canciones necesitas lucidez y, aunque habrá a quien no se lo parezca, a mí no me sale escribir si estoy triste. Para salir de los bloqueos tienes que reinventarte, porque si estropeas demasiado tu vida puede que dejen de surgir las canciones. Tenía ganas y cosas que quería sacar, pero no podía», cuenta sobre la sustancia de «Mundos inmóviles derrumbándose», un trabajo que posee tanto de exploración hacia dentro como de mirada a la realidad social.
El apoyo mutuo
«Yo no sabía hasta qué punto la situación de la pandemia nos podía afectar en un sentido emocional, pero empecé a ver que la gente cercana estaba encadenando bajas laborales, parejas que rompían, suicidios, cosas que me hicieron pensar que todo estaba siendo muy jodido. Y aunque no poder escribir canciones puede parecer una frivolidad como problema, a mí se me estaba yendo la vida en ello. Escribirlas es lo único que me hace sentir vivo. Lo necesito para vivir en todos los sentidos y es algo de lo que depende el trabajo de más personas a mi alrededor», cuenta el músico, de visita en Madrid. Y, aunque quería hablar de estas realidades, tenía claro que no iba a hacer un disco pandémico: «Deseaba reivindicar la ternura, porque se ha impuesto el cinismo como actitud vital. Es normal que, ante las bofetadas que hemos recibido, nos quedemos un poco en shock, pero esa actitud descreída contra el mundo que empieza y acaba en uno mismo, ese sarcasmo cruel que hay por todas partes, es lo contrario de la ternura, que implica reconocer al otro. La ternura es la necesidad de cuidarnos unos a otros y de darnos apoyo mutuo, que hace mucha falta en estos momentos en que se han derrumbado tantos vínculos afectivos», explica el artista.
Esos «mundos inmóviles derrumbándose» que aparecen en el título del álbum son, para un Nacho Vegas en su fase más social e ideológica, la metáfora del individualismo, de una forma de pensamiento que es la antesala del odio: «Empezando por las redes sociales, la actitud dominante es un ruido agresivo por el que se ha colado una total falta de empatía y legitimado los mensajes racistas, xenófobos y lgtbifóbicos. Mis amigos que tienen hijos me dicen que en el instituto está de moda una actitud macarra que linda con el neofascismo como símbolo de rebeldía. Y eso es muy peligroso. Hace falta mucha pedagogía para pararlo». Y ternura. Sin embargo, el disco se alimenta también de esas historias con un pie en los bajos fondos, como la de «Ramón in», los descensos a los sótanos de la conciencia e incluso de la reivindicación de la lengua astur-leonesa, en la que están cantados dos temas. Pero, entonces, ¿el disco le sirvió para superar el mal momento? «Bueno, digamos que me ayudó a calmar la sed por esta vez. Pero la sed siempre vuelve».

¿El capitalismo va a implosionar?

Aparece más como «wishful thinking» que como una premonición digna de considerarse en una casa de apuestas. «El capitalismo ha entrado en fase de implosión», canta un coro de voces en «Big Crunch», una canción-panfleto bastante animada. Vegas acepta que es más un deseo que una posibilidad: «Pero sí pienso que este capitalismo depredador que se basa en acabar con recursos finitos tendrá que acabar. Y hay que aprovechar la primera grieta que haya. Como dice Santiago Alba Rico, la caída del capitalismo se parecerá más a la caída del Imperio Romano que a la toma de la Bastilla, algo que tarda siglos. Por eso hay que reconstruir cosas sin ser excesivamente pesimistas. Creo que se tienen que librar muchas batallas personales y colectivas necesarias para repensar el mundo en el que vivimos. Y para crear el germen de un escenario poscapitalista. Esa actitud transformadora es necesaria y comienza por luchar contra el dictador reaccionario que llevamos dentro». Aunque advierte que rechaza el término «progresista»: « Es la máscara bajo la que se esconden quienes quieren parecer de izquierdas y no lo son».