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Crítica de clásica

Crítica de "El potosí submarino": Pelotazos de ayer y de hoy

Obra: "El potosí submarino", de E. Arrieta y R. García Santisteban. Reparto: Manel Esteve, Carolina Moncada, Alejandro del Cerro, María Rey-Joly, Mercedes Gancedo, Juan Sancho... Dirección musical: Iván López Reynoso. Dirección de escena: Rafael R. Villalobos. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 19-XI-2025.

Crítica de "El potosí submarino": Pelotazos de ayer y de hoy Javier del Real

En la divertida zarzuela "El potosí submarino", Arrieta y Santisteban se ríen por igual de estafadores y estafados. Ocurre en la España de Prim y Amadeo, la del auge de las sociedades de crédito, eco castizo de la América de los "robber barons". "Queremos ser accionistas", cantan los membrillos en el coro inicial. "Para lelos, estos que detrás se ven", nos confía luego Misisipí, el gran embaucador, rompiendo la cuarta pared. Rafael R. Villalobos, director de escena y adaptador de la extensa parte hablada, traslada la acción a 1993, "el año de la resaca", de la cultura del pelotazo y de las tristezas (Filesa, Roldán, BOE, Cruz Roja...) que vinieron detrás de las alegrías: ave, autopistas, red de auditorios y teatros, expo de Sevilla, olimpiada de Barcelona, Madrid 92... Al escenario de Villalobos suben Sofico, Rumasa, Mario Conde, Jesús Gil, Rita Barberá y los convolutos del socialismo chic de los noventa, aunque no el cutrerío del de hoy, de manera que la corrupción se nos presenta más o menos empatada. El desempate lo llevó a cabo el día del estreno el juez Peinado con solo sentarse en la cuarta fila. En el original hay atisbos de emancipación femenina que Villalobos actualiza homenajeando a las artistas noventeras: Rocío Jurado, Sara Montiel, Lina Morgan, Bárbara Rey, Rafaella Carrà... En el texto, lo original convive con lo nuevo en una mezcla que, a veces, resulta confusa y da lugar situaciones poco comprensibles. La escenografía es de reciclaje, lo que me parece genial Me interesa mucho más el teatro de actores que el de cosas.

El rescate de esta zarzuela se agradece porque el enloquecido libreto de García Santisteban tiene ingenio y la sencilla partitura de Arrieta, sin llegar al descachurre de las de Chueca, muestra a un músico fino pasándoselo en grande. La ORCAM sonó con nobleza a las órdenes de Iván López Reynoso. Hay romanzas y conjuntos de mérito, pero quizá lo más eficaz de la obra sean los coros, como el mencionado de accionistas o el de anfibias ("Somos sirenas de buen palmito"). El del Teatro los resolvió con gracia y calidad. Destacó por voz y presencia escénica el Cardona de Alejandro del Cerro. Carolina Moncada estuvo espléndida en la "Canción de la velocicosedora" de Celia y ambos en su dúo de después, pero, realidad, todo el elenco estuvo a la altura. Manel Esteve, quizá un poco excesivo en su Misisipí, sobre todo en el segundo acto, aunque el exceso se presupone en toda caricatura.