Conciertos

Einaudi no quiere ser un músico de clásica

El pianista italiano comienza su gira por España para presentar su nuevo disco, «Elements», en el que realiza un ejercicio de observación del mundo

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El pianista italiano comienza su gira por España para presentar su nuevo disco, «Elements», en el que realiza un ejercicio de observación del mundo

Las teclas de su piano son hojas de hierba, nubes blancas rezagadas o la última nieve superviviente. Él, Ludovico Einaudi, las combina reconstruyendo el paisaje alpino que tanto observó durante su infancia desde su Turín natal, una estampa con forma de música que recorrerá España en los conciertos que el pianista italiano ofrecerá desde el 13 al 18 de abril. El único recital que cuenta con entradas disponibles es el primero, en el Auditorio de Zaragoza, así que el lleno está asegurado en el Liceo de Barcelona, el Palacio de las Artes de Valencia, el Teatro Real de Madrid y el Palacio Euskalduna de Bilbao, donde el maestro presentará su nuevo disco, «Elements».

Un álbum en el que Einaudi recupera parte de su sonido más primitivo, de la esencia de su piano, frente a la composición de banda que predominaba en discos anteriores como «Nightbook» o «In a Time Lapse». La música que escuchamos en «Elements», asegura el pianista, «surge de la interacción entre diferentes lecturas que realicé en los últimos tres años de Kandinsky en las que hablaba de los elementos del arte, de la observación de la tabla periódica, de la geometría euclidiana o de la filosofía en la cultura griega. He creado un mundo en torno a mí con diferentes pensamientos». O, mejor dicho, elementos que, dice, «crean una sensación diferente y un espacio en ti mismo en el que, si es el correcto, puedes sentir que estás volando, estás triste o feliz». Y Einaudi ha sabido encontrar el lugar indicado en millones de personas que le han convertido en el artista de música clásica más mayoritario del momento, un fenómeno que, afirma, «me resulta difícil de explicar, piensa que la gente encuentra un extraño sentimiento en común con mi música al escuchar cierto elemento». Sin embargo, confiesa que «no me quiero clasificar dentro del género clásico porque interactuo con el mundo que está a mi alrededor, pues es el único modo de que la música evolucione».

- «Nuvole bianche»

Pero si hay una canción con la que Einaudi se popularizó es «Nuvole Bianche», banda sonora del anuncio de la Lotería de las últimas Navidades, y que nació por casualidad: «Empecé a grabar muchas improvisaciones cuando compré mi primer buen piano Steinway y escuchaba lo que iba haciendo. Así, un día apareció ‘‘Nuvole Bianche’’, amo tocarla pero no esperaba que fuese mi pieza más popular». «Su belleza radica en su sencillez», decían en «El gran Lebowski», y esta es la respuesta para comprender su éxito y de todo el repertorio de Einaudi. Y es que se trata de un minimalista que define su música como «ligera y abstracta». El maestro es un admirador de la esencia, ya que considera que «crear algo simple no es fácil, se puede caer en lo demasiado sencillo. Además, es difícil que tenga un significado, para lograrlo hay que creer bastante en ello». Con una fe como la que practican sus seguidores: «Las personas esperan de mí que les diga algo filosófico, pero nunca he querido ser un filósofo», admite.

Él se considera «un arquitecto que compone un edificio cuya forma representa un contenido de muchas emociones», una exploración musical que «continuaré en el futuro y pensaré constantemente en ella porque me gusta reconsiderar en todo momento mi música en un sentido diferente y prospectivo». Por ese interiorismo, la evocación del paisaje alpino sólo queda en la referencia personal de un viaje a Suiza, mientras que al escucharle un fan matemático, viajará entre formas geométricas y números cardinales.