El Festival de Canarias, de estreno mundial:
El compositor y pianista tinerfeño Gustavo Díaz-Jerez ha escrito una partitura inspirada en el volcán de La Palma
Las Palmas de Gran Canaria Creada:
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Obras de Beethoven, F. Price, y G. Díaz-Jerez. Violín: Pieter Shoeman. Piano: Gustavo Díaz-Jerez. London Philharmonic Orchestra. Directora: Kristiina Posks. Festival de Canarias. Las Palmas de Gran Canaria, 30-I-2024.
Ya en el paso del ecuador del Festival de Música de Canarias, en su 40 cumpleaños, llega la London Philhramonic Orchestra, quizá la agrupación inglesa más habituada a las giras, a veces de bolo. No fue así en Canarias, donde se ha venido a intervenir en el estreno mundial, encargo anual del festival, que en esta edición ha recaído en el compositor y pianista tinerfeño Gustavo Díaz-Jerez. Ha escrito . Su título, «Tajogaite», evoca la erupción en septiembre de 2021. Se trata de una obra en un solo movimiento con muchas partes contrastadas para las que el autor ha utilizado varias fuentes. Una de ellas es una grabación que encontró en el Instituto Vulcanológico de Canarias, realizada muy cerca del cráter, en la que se oye el estruendo de los gases saliendo de la lava. En sus propias palabras, «con eso, parte con mi oído, y parte con medios tecnológicos, he transcrito ese sonido del volcán de manera muy precisa a la orquesta. Esto lo hacen los tres percusionistas que tiene la obra, más toda la sección de viento-metal, que no tocan notas, sino que hacen sonidos como de soplar para imitar esos rugidos que hace el volcán». También «he utilizado modelos típicos de Canarias, como el mirlo o la tórtola, que he transcrito a instrumentos orquestales».
Su mayor interés reside en los primeros cinco minutos de sus totales veinte, reflejando aquella erupción de forma musicalmente muy acertada, para luego deambular en la búsqueda de nuevas sonoridades del piano, ya sea tocando sus cuerdas con manos u otros artilugios o con manoplas para deslizar las manos por todas las teclas de lado a lado. Cosechó un éxito infrecuente para un estreno y hubo de tocar una propina también propia.
El concierto se abrió con una intrascendente versión de la obertura «Leonora n.3», la más popular de las de Beethoven para su «Fidelio». Kristiina Posks enfrentó correctamente los dos motivos y no falló la trompeta anunciadora del ministro, pero no llegó a saltar la chispa. A él le siguió el «Concierto para violín nº 2 en Re menor» de Florence Price (1887-1953), compositora rescatada discográficamente en años recientes. Su música mezcla los espirituales negros, blues y algo el jazz en un atractivo conjunto de algo más de quince minutos, que fue bien interpretado por el sudafricano Pieter Schoeman, en ocasiones con dobles cuerdas y casi escalas mientras los vientos llevan la melodía.
La velada concluyó con una muy animada, por sus tempos ligeros, «Sinfonía del destino». Bien el arranque, la dulzura del oboe, el empaste de la cuerda, especialmente la grave y la solidez de clarinetes, fagotes o trompas. No en vano es una buena orquesta, no superior por otro lado a la Filarmónica de Gran Canaria escuchada dos días antes, como la directora estona Kristiina Poska, ganadora del prestigioso Premio Alemán de Directores