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¿Por qué Black Panther es el nuevo Luther King?

Cambian los tiempos. Acostumbrados a héroes rubísimos, de ojos azules y piel pálida, resulta casi quimérico contemplar a un heredero de Superman o Batman con la pigmentación de Jesse Owens o James Baldwin

El superhéroe de Marvel salta del cómic a la pantalla con una película de Ryan Coogler que se estrena el próximo viernes
El superhéroe de Marvel salta del cómic a la pantalla con una película de Ryan Coogler que se estrena el próximo vierneslarazon

Cambian los tiempos. Acostumbrados a héroes rubísimos, de ojos azules y piel pálida, resulta casi quimérico contemplar a un heredero de Superman o Batman con la pigmentación de Jesse Owens o James Baldwin.

Febrero es el mes de la historia negra en EE UU, Canadá, Reino Unido, Alemania y Holanda. Sirve para recordar a las víctimas de la trata de esclavos en África y a sus herederos en una diáspora que repobló el mundo. Qué mejor momento, entonces, para estrenar «Black Panther», la película basada en el personaje de Marvel. Una superproducción de 200 millones de dólares dirigida por Ryan Coogler y protagonizada por Chadwick Boseman. El primero es negro. Igual que el segundo. Lo mismo que el Luther King de la resistencia pasiva. Y esto, que el superhéroe sea oscuro, cambia por completo la pizarra donde se multiplican los grandes éxitos de taquilla y florece la imaginación popular. De un líder a un superhéroe. Del «I have a dream» al activismo. Cambian los tiempos. Acostumbrados a héroes rubísimos, de ojos azules y piel pálida, resulta casi quimérico contemplar a un heredero de Superman o Batman con la pigmentación de Jesse Owens o James Baldwin. Su irrupción coincide con el tsunami #MeToo. Viene a electrificar y revigorizar la conversación racial después de que la victoria de Donald Trump convirtiera la presidencia de Obama en un suceso antediluviano, incluso irreal. Para entender hasta qué punto hablamos de un suceso que trasciende el celuloide baste saber que la película propició el lanzamiento de una campaña, «Help Children See Black Panther», para intentar que el mayor número de niños posible vea la película, que es ya un éxito internacional. Se trata de una iniciativa desarrollada por alguien sin relación con la cinta, Frederick Joseph, un consultor neoyorquino convencido, como le ha explicado a «The Guardian», de que la película ayuda a presentar la cuestión racial con una sensibilidad necesaria para «combatir la retórica y el racismo de la administración Trump». La campaña habría recaudado casi 250.000 dólares. Otro rasgo distintivo pasa por el traje del héroe, basado en las ilustraciones de Brian Stelfreeze para «A Nation under our feet», la reinvención de «Black Panther» que escribió el afroamericano Ta-Nehisi Coates, uno de los autores más políticamente punzantes. Y unas credenciales que no serían más que el típico capazo de buenas intenciones para envolver la nada si no fuera porque la cinta, más allá del catálogo de virtudes morales, funciona como un estupendo relato, mucho menos maniqueo de lo habitual en estas producciones. Así lo ha certificado la crítica, rendida a sus méritos.