Libros
Purgas y amenazas en la izquierda francesa
Una investigación periodística basada en más de 200 entrevistas con gente ligada a la formación de Jean-Luc Mélenchon pone en negro sobre blanco sus prácticas internas más cercanas a una secta que a una formación política en el libro “La Meute”
Puño de hierro, purgas a los que duden y exigencia ya no sólo de lealtad sino de auténtica devoción al líder. Podría parecer un relato sobre Corea del Norte pero su protagonista lleva años intentando conquistar el poder en Francia: el siempre polémico Jean-Luc Mélenchon que a sus 73 años aún quiere volver a intentarlo en 2027. Pocos dudan de lo que a gritos se sabía: el izquierdista lidera La Francia Insumisa mediante un funcionamiento interno piramidal y cortesano, con castigos frecuentes, donde los grupos de discusión en Telegram sirven, no solo para comunicarse, sino para detectar y silenciar a las voces críticas. Lo novedoso es que ahora una investigación periodística basada en más de 200 entrevistas con gente ligada a la formación pone en negro sobre blanco las prácticas internas de Mélenchon en el libro “La Meute” ("La Manada", editorial Flammarion) escrito por los periodistas Charlotte Belaïch y Olivier Pérou, de los diarios Libération y Le Monde, ambos de perfil progresista.
El texto, un éxito superventas en Francia, aporta numerosos ejemplos de este funcionamiento, más cercano a una secta que a una formación política en la democracia que lleva por principios de bandera "liberté, egalité, fraternité". Uno de los episodios más destacables tuvo lugar cuando se decidió la nueva dirección de LFI, en diciembre de 2022, en el curso de una reunión sin votación interna y a la que no se convocó a los dirigentes considerados críticos con Mélenchon, que se enteraron de todo por la prensa. Además, varios de ellos fueron apartados de las candidaturas a las elecciones anticipadas de 2024.
Pero en el punto de mira no sólo está el propio Mélenchon sino también su pareja, la diputada Sophia Chikirou, un dúo que bien pudiera evocar a los Ortega en Nicaragua. Chikirou tiene una larga lista de polémicas que la forjan como uno de los personajes más siniestros de la política francesa: imputada por estafa, llegó a secundar un homenaje al exlíder de Hamás Ismail Haniyeh y una concentración a favor de la invasión rusa de Ucrania. Testimonios de acoso, amenazas, intimidaciones y métodos brutales protagonizados por Chikirou han ido apareciendo en los últimos años en la prensa descritos por miembros que iban abandonando un partido en el que ya sólo quedan los fieles devotos -la mayoría bastante jóvenes- a los que Mélenchon y Chikirou premian.
Una de ellas es la joven presidenta del grupo parlamentario de LFI, Mathilde Panot, que -como no- ha calificado el libro como una recopilación de “chismes” y “mentiras”. Entre los ejemplos más brutales que narra el libro figura el SMS enviado a Charlotte Girard, pieza clave del programa del movimiento en 2017 y excompañera de François Delapierre, uno de los colaboradores más cercanos de Jean-Luc Mélenchon, fallecido prematuramente de cáncer. Por criticar el funcionamiento interno del partido, Charlotte recibió un mensaje redactado en estos términos: “''Delap'' se avergonzaría de ti”.
‘La Manada’ señala también cómo Mélenchon ha minimizado la importancia del resurgimiento de los incidentes de carácter antisemita en Francia en los últimos años, pero especialmente a raíz del conflicto en Gaza, algo que considera “residual” pese a que todos los informes policiales digan lo contrario. Las diatribas antisemitas del político han contribuido a distanciarle en los últimos tiempos de los otros líderes de la izquierda, sobre todo de los socialistas y los comunistas, y también de un gran número de votantes.
Ante la pregunta “¿qué estrategia seguir?”, Lenin citó una vez una frase del militante socialista alemán Ferdinand Lassalle, extraída de una carta dirigida a Karl Marx en 1852, que concluía con la famosa fórmula: “El partido se fortalece purificándose”. Desde la expulsión de varias personas del primer círculo hasta los purgados en las últimas legislativas, Mélenchon parece seguir firmemente dicho principio. Sólo lo puro queda en "La Manada" y lo contaminado se desecha como cadáver de su propia megalomanía.