Corrupción política en formato «thriller»

Inspirándose libremente en el célebre texto «12 hombres sin piedad», que Reginald Rose concibió originalmente para televisión en 1954 y que reescribiría poco después para el teatro y también para el conocido filme homónimo de Sidney Lumet, llega ahora a las tablas «El jurado», una obra en la que Luis Felipe Blasco Vilches, su autor, ha sustituido a aquel presunto parricida sobre el que podía recaer la pena de muerte por un político que, como muchos de los que pueblan hoy los informativos de nuestro país, es acusado de corrupción.

No obstante, a pesar de las reinventadas alusiones a una actualidad muy reconocible, la obra se mantiene fiel en su estructura dramática a la idea primigenia de Rose: «Antes de construir una nueva casa hemos aprovechado los cimientos de la anterior, porque nos servían muy bien –explica el actor Eduardo Velasco, que es además el principal impulsor del proyecto con su compañía Avanti Teatro–. Eso nos ha permitido tener ya perfilados los personajes desde el principio y las tramas que tenían que protagonizar; pero queríamos contarlo todo en el contexto de la sociedad española actual, y abordar cuál es su postura ante el sistema judicial». Todo cambia, pues, para reflexionar, en un nivel más abstracto, sobre lo mismo: la enorme dificultad que tenemos para ser leales a eso que llamamos justicia cuando nos toca impartirla.

Con un elenco de lujo en los tiempos que corren –nada menos que nueve actores, y entre ellos algunos tan populares como Pepón Nieto, Isabel Ordaz o Víctor Clavijo– el director Andrés Lima se ha puesto al frente del proyecto tratando de que el resultado sea muy coral en lo estrictamente teatral y muy plural en lo político y sociológico; y para ello ha intentado lanzar al espectador una serie de preguntas que, a su juicio, confluyen en una sola: «¿Es justa la justicia?». «En este mundo en el que vivimos –aclara el director–, todavía tenemos muchas carencias. En las democracias occidentales el principal problema es la desigualdad; y esta desigualdad, ya de por sí, hace muy difícil la existencia de la justicia como concepto. Además, cabe preguntarse hasta qué punto somos responsables nosotros, como ciudadanos, de que esta situación pueda o no mejorar».

En cuanto a la puesta en escena, Lima no parece haberse detenido en otros precedentes de «12 hombres sin piedad» en nuestros teatros, y sí ha tratado, sobre todo, de rendir un abierto homenaje al thriller judicial norteamericano y, también, a la más popular de las adaptaciones televisivas que se hicieron en nuestro país de la obra: la que Gustavo Pérez Puig dirigió en 1973, dentro del programa «Estudio 1» de TVE, con un reparto en el que figuraba lo más granado de la interpretación masculina en aquellos años: José Bódalo, Ismael Merlo, Fernando Delgado o José María Rodero, entre otros. «He buscado un formato idóneo para plantear algo que después de ver la obra te siga dando vueltas en la cabeza, pero que durante la representación funcione como un juguete teatral y te tenga pendiente de todo lo que va ocurriendo con el caso», concluye el director.

Modelo a seguir

Con Henry Fonda como protagonista, la película «12 hombres sin piedad» (1957) sigue siendo hoy el perfecto modelo en el que cineastas y dramaturgos se fijan cuando intentan que su arte genere un debate profundo en torno a una cuestión tan delicada como es la idea de justicia. Sidney Lumet, que debutaba como director en la gran pantalla, dejó una huella imborrable a pesar del fracaso comercial del filme y de que que no consiguiese ninguno de los tres Oscar a los que optaba.

- Dónde: Naves del Español (Sala Fernando Arrabal). Madrid.

- Cuándo: del 14 de abril al 15 de mayo.

- Cuánto: 22 euros.