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Escenarios

Crítica de 'Esencia': La verdad y sus endebles cimientos ★★★★☆

Es una función que tiene algo, en la forma, de Mamet, o de Anthony Shaffer, y que reflexiona de manera muy inteligente

Juan Echanove y Joaquín Climent protagonizan 'Esencia' Javier Naval

Autoría: Ignacio García May. Dirección: Eduardo Vasco. Reparto: Juan Echanove y Joaquín Climent. Teatro Español, Madrid. Hasta el 9 de noviembre.

Confiesa Ignacio García May que el título, la estructura y aun el contenido de su obra 'Esencia' obedecen a un propósito formal: quería, simplemente, trabajar con lo esencial del teatro, servirse solamente de los elementos imprescindibles para poder levantar una obra. Y ¿cuáles son esos elementos? Pues dos personajes, que es tanto como decir dos tipos señaladamente humanos, y un conflicto que los relacione, que es tanto como decir una porción contextual de aparente realidad. Y eso es lo que hay en grado sumo en esta atípica función, escrita con pulcritud técnica -en estos tiempos teatrales en los que hay tantas deficiencias literarias- y planteada de principio a fin como un toma y daca argumentativo que solo exige dos buenos actores que puedan sostenerlo, como son Joaquín Climent y Juan Echanove, y un director, como es Eduardo Vasco, que sepa leer el texto para administrar correctamente la intensidad de las situaciones en virtud de la propia evolución dialéctica y dramática que las determina.

Pierre y Cecil son dos amigos que se reencuentran en un restaurante después de mucho tiempo. La conversación entre ambos, lógicamente dispersa en un principio, se irá centrando, poco a poco, en torno al misterio que envuelve a un escritor al que uno de los dos amigos ha de entrevistar, pero cuya verdadera identidad nadie conoce. 'Esencia' es una especie de thriller cuya intriga radica en el fallido y repetido intento que hace uno de los dos personajes, y también los espectadores, de esclarecer la desconcertante naturaleza del otro. La obra es un puro artefacto teatral -tal y como se había propuesto su autor- donde, tanto o más que lo que pasa en escena, importa la sensación de incertidumbre que pueda generar en el público eso que pasa. Es una función que tiene algo, en la forma, de Mamet, o de Anthony Shaffer, y que reflexiona de manera muy inteligente, en lo que concierne al fondo, acerca del carácter escurridizo y maleable de la verdad, o de cómo ese carácter permite y alienta tanto la fe como la manipulación.

  • Lo mejor: Ver por fin en escena un texto contemporáneo con ese vigor literario y dramático.
  • Lo peor: Quizá el tema de fondo debiera emerger con más claridad en algún momento, y no quedar camuflado en los engranajes del juego teatral.