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Fran Perea: «El dinero es el culpable de este caos que vivimos»

Fran Perea / Actor. Su labor como productor de Feelgood le ha llevado a estrenar este jueves «La estupidez». Tiene cuerda para rato y dice que ha aprendido mucho como actor. ¿La música? No la ha abandonado y siempre vuelve a ella

Fran Perea
Fran Perealarazon

Parece que Fran Perea se ha tomado muy en serio lo de ser productor. Feelgood, la modesta cooperativa que formó con mucho esfuerzo junto a otros actores para poner en escena la obra homónima del británico Alistair Beaton –que a la postre se convirtió en un éxito durante las dos temporadas pasadas–, se está asentando ya en el panorama teatral como una compañía con personalidad e ideario propios. Ahora el equipo se ha puesto en manos del director Fernando Soto para volver a la carga con una propuesta nueva que se estrenará el jueves en las Naves del Español, en el Matadero de Madrid. Se trata de «La estupidez», una obra del argentino Rafael Spregelburg, de estructura bastante compleja, que critica el sometimiento al dinero del hombre moderno y que obliga a cada uno de los actores a interpretar numerosos personajes.

–¿Cómo le va de productor?

–Pues... ¡estoy de los nervios! ¡Bastante tenía yo como actor para meter me en estos jaleos! Se vive todo con mucha más tensión.

–El Fran Perea productor... ¿se fija mucho en el Fran Perea actor para adjudicarle los mejores papeles?

–(Risas) El Fran Perea productor lo que busca es que esté todo muy repartido.

–En el primer montaje de la compañía se criticaba el poder político; ahora el del dinero. ¿Se van a especializar en meter el dedo en la llaga?

–Yo creo que debe ser así. Creemos firmemente que el teatro debe, en primer lugar, entretener, pero también remover la conciencia. Ése es el primer reto de Feelgood como compañía, montar obras que cumplan con esas dos exigencias. El segundo reto es poder vivir de ello, algo que aún no hemos conseguido. De hecho, la compañía se mantiene por el esfuerzo de todos, que compaginamos esto con otros trabajos.

–¿Cuál es la mayor «estupidez» del hombre de hoy?

–El mundo que hemos creado, lleno de desigualdades y desequilibrios que tiende hacia el caos.

–¿Y es el dinero culpable de ese caos?

–Creo que sí. Hace 500 años, Dios ocupaba el centro de todo; y ahora es la $ del dólar. Todo gira en torno al dinero.

–¿Y qué hacemos entonces con el dinero?

–Repartirlo mejor, básicamente.

–¿Cree que esa solución es viable?

–Me temo que la condición humana hace que no haya muchas soluciones.

–También se ha metido recientemente a «productor de paredes», como socio de los Teatros Luchana.

–Sí, me parecía muy bonito que ese espacio, que era un cine, se mantuviese como suelo de uso cultural.

–Pero... ¿no hay ya demasiadas salas en Madrid?

–Yo creo que nunca habrá demasiados teatros.

–¿Y qué aportan los Luchana en ese marasmo de salas?

–Pues dar calidad dentro de ese off tan amplio. No digo que otras salas no la tengan; pero sí que nuestro objetivo, simplemente, es buscar la excelencia técnica y artística en un espacio pequeño.

–Sin embargo, muchas de esas obras que se estrenan en el circuito off, algunas muy buenas, pasan prácticamente inadvertidas. ¿No está perdiendo el teatro la capacidad de conectar con el público?

–No..., yo creo que no. Pero es cierto que si un Gobierno no apoya a la cultura la gente termina entendiendo que la cultura no es importante. Si nos fijamos en los debates previos a las últimas elecciones, vemos que ningún partido ha hablado un solo minuto de cultura, y eso se traslada también a los medios de comunicación. Los telediarios dedican media hora a los deportes y un minuto a la cultura. Creo que una labor que deben hacer los medios es dar a la cultura la importancia que tenía, y que se ha perdido en los últimos tiempos.

–Y el Fran Perea de hoy, actor tan popular, ¿tendría algún reparo en participar en uno de esos montajes modestos del circuito off?

–No, ninguno. Yo creo en el teatro desde la base. En realidad, Feelgood nació así; gracias a la RESAD, que nos dejó una sala con cuatro muebles de Ikea para que pudiéramos llevar a cabo nuestra idea. Mi compromiso con el teatro me lleva a esto, a invertir mi dinero en los Teatros Luchana y a representar obras como «La estupidez», en lugar de invertirlo, qué sé yo, en acciones de una hidroeléctrica.

–¿Cuál es su reto como actor?

–Seguir teniendo trabajo y seguir teniendo retos.

–¿Y como productor?

–Generar trabajo, y que la gente se encuentre a gusto trabajando con nosotros.

–Después de darse a conocer con «Los Serrano» algunos creían al principio que usted no era más que otra cara mona de televisión que daba el salto al teatro. ¿Ha tenido que cerrar muchas bocas en todos estos años?

–Bueno, me lo he tomado con tranquilidad. Es verdad que a veces tienes la sensación de que has que hacer un poquito más que los demás para que te respeten, pero mi día a día es muy diferente y normal. Yo me siento muy a gusto con la gente con la que trabajo, y no estoy pensando en la imagen que se proyecta de mí.

–¿Cambiaría algo en esa trayectoria?

–No, es la que es. Ha habido cosas positivas y negativas, pero he aprendido mucho.

–Ahora casi todos los actores consagrados están encantados de que los llamen de la tele. ¿Ha cambiado mucho el producto que se hace en ella?

–Es verdad que el prejuicio que había cuando yo empezaba ha desaparecido, pero yo creo que siempre se ha hecho buena tele. También es cierto que en EE UU se permiten hacer cosas para un sector determinado del público, y que aquí todo tiene que ir enfocado a todo el público en general; pero se hacen cosas interesantes.

–Una última cosa, ¿sigue dándole a la música?

–Pues, mira, en cuanto tengo algo de tiempo, ¡porque ahora también estoy en la radio como tú! (risas)..., me meto a componer. Siempre me sigue acompañando, aunque es verdad que no le puedo dedicar tanto tiempo como a mi faceta de actor.

El lector

«Hace algún tiempo que he dejado de leer la prensa en papel. Ahora me informo a través de Twitter y de los digitales; pero no acudo a LA RAZÓN ni a ningún otro periódico directamente. Ahora selecciono los artículos que me parecen importantes entre todo lo que me llega a través de twitter, y ésos son los que leo. Unos son de LA RAZÓN y otros son de otros diarios».