teatro
Un dolor que da pena
Podemos hacer exposiciones recordando a Francisco Nieva, pero principalmente hay que montarlo
Hemos ido perdiendo el repertorio y el problema es de fondo, de raíz. Hablemos abiertamente: los teatros públicos tenemos una deuda con los autores españoles. No es necesario señalar solo a "Paco" Nieva: cuando yo monto 'Historia de una escalera', de Buero Vallejo, en 2003, han pasado 33 años sin que se toque... Y ahora ya van más de veinte... Ahí radica todo.
Y si ya nos vamos al universo Nieva es peor todavía. Aquí, por cierto, mi reconocimiento a Rakel Camacho, que parece que es la única que lo monta últimamente. Sin embargo, más allá de sus trabajos, la pregunta es qué hay que hacer para que nuestros autores formen parte del repertorio. Para mí, ahí está el objetivo de los teatros públicos: la conservación y difusión de los dramaturgos españoles, y ya luego, los demás.
Volviendo a Nieva, es un caso que sienta mal. Es uno de nuestros imprescindibles. Su historia va un paso más allá de la de Valle. Es más corrosivo, más divertido. Fue un grandísimo escenógrafo y figurinista, no obstante, su lenguaje es el de una dramaturgia única. Hace ese 'Teatro furioso' como nadie y emplea una riqueza única en la palabra. Los personajes de Nieva se forman a partir de ella.
Ahora vienen generaciones nuevas que no lo conocen y uno tiene la sensación cansina de estar siempre empezando. Tenemos que ponerle –equivocarnos si hace falta– porque los jóvenes y los menos jóvenes se olvidan de él. Debemos poder preguntar por "Paco" Nieva y que la gente responda: "¡Sí, es un dramaturgo!". ¿Acaso nuestro legado teatral no va a avanzar? Parece que no.
Es por este motivo por el que mi llegada al Teatro Fernán Gómez viene con la recuperación de Arniches ('La señorita de Trevélez'), otro olvidado. ¿Por qué no lo normalizamos? ¿Por qué no hacer como en Francia, una Comédie en la que conviva Moliére con otros tan distintos como Feydeau, un vodevilista? Eso es lo que nos debemos preguntar los directores de escena. ¿Si no hacemos esto por qué debe existir el teatro público?... Siento pena.
Y qué decir de Arrabal, a quien, como a Nieva, se le ha tratado de «loco» en España y a quien el Gobierno francés, con todo el sentido de Estado del mundo, le ha hecho una oferta para hacerse con parte de su legado. Todavía espero que aquí alguien decida hacer el Museo de la Modernidad y le ponga en el centro del discurso, pues en él convergen todas las vanguardias; y, además, es el único que queda vivo. No es casual que "Paco" Nieva escribiera 'Pelo de tormenta' en el Barrio Latino de París, en 1961. Ha llovido mucho, pero los españoles seguimos donde estábamos.
Es una reflexión que aburre: Nieva existirá en la medida que le llevemos al escenario. Podemos hacer exposiciones recordándolo –de hecho, el Fernán Gómez hará una en no mucho–, pero principalmente hay que montarlo. Mi angustia precisamente es no tener dinero para hacer todo su teatro; y ojalá tuvieran esa misma conciencia los demás, pero, como decía, se le ha tratado de loco, que para eso somos el país del 'Quijote'.
Es el hombre que dijo que la gran revolución pendiente es la del cachondeo. Se maquillaba, era un genio distinto, un hombre del Renacimiento que todo lo hacía y todo lo tocaba. Era muy particular. Yo mismo, su alumno, le dije con miedo que quería hacer «Pelo de tormenta» y que no iba a hacer él la escenografía. No me mordió.
Nieva es un desgarro, un dolor interno.