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Con ustedes, la única comedia cervantina que nadie ha visto

Ernesto Arias, apoyado por la Fundación Juan March, sube a escena "La casa de los celos y selvas de Ardenia", una pieza nunca representada de manera profesional
Tras el estreno de hoy en Clásicos en Alcalá, la propuesta de Ernesto Arias y Brenda Escobedo se irá de gira por Madrid, Almagro, Olmedo y Peñíscola
Tras el estreno de hoy en Clásicos en Alcalá, la propuesta de Ernesto Arias y Brenda Escobedo se irá de gira por Madrid, Almagro, Olmedo y PeñíscolaFundación Juan March

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Javier Gomá se pregunta (y se responde) qué pasaría en Francia o en Inglaterra si diesen con una obra de Molière o Shakespeare que jamás se hubiera subido a un escenario: «¡Macron sería capaz hasta de reformular la cultura!», sentencia. Y no digamos de los británicos... El filósofo y director de la Fundación Juan March no duda a la hora de afirmar que, mientras otros países lo pararían todo al conocerse el dato, en España somos algo más dejados. La muestra, y la razón, la encuentra con La casa de los celos y selvas de Ardenia, una pieza que cobra un peso especial cuando se habla de que es la «única comedia de Cervantes que jamás se ha representado profesionalmente». Sin embargo, poco le queda de cierto a esa sentencia, hasta hoy. Ernesto Arias, como director, y Brenda Escobedo, como dramaturgista, se han encargado de romper ese dichoso cartelón. Con el empuje desde la producción de la Fundación Juan March y Clásicos en Alcalá (más la colaboración de Veranos de la Villa, en Madrid) el texto de Cervantes se encuentra ante una nueva oportunidad más de cuatrocientos años después de su composición (entre 1595 y 1600). «Un punto de inflexión», señala el catedrático de Literatura Española de la Universidad de Córdoba, Pedro Ruiz Pérez, que vivirá hoy su primera representación oficial en Alcalá de Henares y que seguirá de gira por la capital, Almagro, Olmedo y Peñíscola.
La primera pregunta es obligada, ¿por qué se ha tardado tanto en levantarla? ¿Acaso no tiene interés escénico? Y Arias contesta: «Es un texto complejo en la lectura y fácil en la representación», resume. Gonzalo Lasso –actor y miembro del Colectivo Állatok– fue claro con el director cuando le habló del proyecto: «La obra está muy bien, pero es imposible de montar...». Era la réplica que necesitaba Arias para llenarse de razones: «Por eso la quiero», contestó. De esta manera se daba forma un montaje impulsado por la iniciativa «Dramaturgo invitado» de la Juan March que ha contado con siete meses de investigación. «En Cervantes existe una curiosa paradoja –señala el director–. Está considerado el mejor autor en lengua española, ha sido ampliamente estudiado, analizado y difundido, siendo el “Quijote”, las “Novelas ejemplares” y los “Entremeses” varias de las obras más representadas del teatro clásico. Sin embargo, sus comedias apenas se escenifican. Toda su concepción teatral quedó olvidada». El hispanista Stanislav Zimic habló de La casa de los celos y selvas de Ardenia como la obra cervantina con la «recepción más difícil por parte de la crítica» y ahora aparece la dupla Arias-Escobedo para rebatir la tendencia. Para la dramaturga, la obra es «una mágica comedia de delirios y apariciones que no tiene un argumento lineal ni una sola historia preponderante»; y es este el motivo que señala como «posible» culpable de que nunca haya subido a escena.
Tras ese proceso de investigación, la también filóloga afirma que «en ninguna obra se manifiesta tan claramente que es la convención dramática y el arte teatral lo que viene a construir la trama». Con ello, Miguel de Cervantes levanta un «laberinto», sostiene, en el que todos son víctimas de sus propias ilusiones y sus propios delirios. Son algunas de las claves de una comedia con dos líneas argumentales que se desarrollan en paralelo: la caballeresca y la pastoril. La primera trata de la rivalidad de dos caballeros de la corte de Carlomagno (Roldán y Reinaldos) que se enamoran de la misma mujer (Angélica, princesa exótica); el segundo apartado es un espejo del primero, pero con un tono bucólico: dos pastores (Lauso y Corinto) tienen un delirio compartido porque aman a la misma pastora (Clori). Pero la trama tiene un giro más con una tercera rama en la que aparecen el héroe español Bernardo del Carpio, el caballero que en la épica francesa vencerá a Roldán en Roncesvalles, y una mujer (Marfisa) vestida de caballero en busca de aventuras. Todos los personajes se terminarán encontrando en las Selvas de Ardenias y los conflictos se enredan y desenredan con los trucos y las torpezas mágicas de dos hechiceros: Malgesí y Merlín. Especialmente importante en el montaje es este último, interpretado por Lidia Otón, que se convierte en la máxima expresión del «homenaje» que Ernesto Arias quiere hacer «a los maquinistas teatrales, creadores de magia», a todos esos técnicos que, desde la sombra, apoyan cada paso que se da sobre las tablas. Junto a Otón y Lasso, la función completa su elenco con Carmen Bécares, Jesús Blanco, Óscar Fervaz, Inés González, Carlos Pinedo, Carmen Quismondo, Jesús Teyssiere y Samuel Viyuela. Diez actores paa 32 personajes.