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Polémica

Calamaro se rebela contra los antitaurinos y abandona un concierto: "Hasta nunca"

El cantante argentino encendió el debate en Cali tras defender la tauromaquia en pleno concierto. Reacciones divididas, pero una certeza: la cultura taurina no se borra con una ley

Andrés Calamaro durante el concierto que ha ofrecido en Madrid VICTOR LERENAEFE

La plaza de toros de Cañaveralejo de Cali, Colombia, fue escenario este sábado de un concierto que terminó con más que rock y nostalgia. Andrés Calamaro, figura histórica del rock en español, agitó las aguas del debate cultural colombiano al defender en pleno directo la tauromaquia, en medio de una fuerte controversia por la reciente aprobación de la ley que prohíbe los festejos taurinos en Colombia.

La escena fue tan inusual como directa. Con la chaqueta en alto, emulando un pase de muleta, Calamaro detuvo su repertorio antes de interpretar "Flaca" para lanzar un mensaje: “Quiero dedicar esta canción a todos los toreros, ganaderos, banderilleros y aficionados que se quedaron sin trabajo...". Ante esto, el argentino comenzó a ser abucheado, por lo que reaccionó diciendo: "Están cancelados, hasta nunca”. El gesto dividió al público entre ovaciones, pitos y una intensa discusión en redes.

Lo que siguió fue aún más simbólico. Abandonó temporalmente el escenario, dejó el micrófono en el suelo, se tapó los oídos ante los abucheos, y dejó a sus músicos improvisando. Luego regresó y completó el recital, según explicó él mismo más tarde en sus redes, donde también escribió una encendida defensa: “Colombia es taurina como es musical. Es tradicional, cultura, trabajo y libertad. Eso no va a cambiar”.

Calamaro no es nuevo en esta postura. Ha defendido en múltiples ocasiones la tauromaquia como expresión cultural. Esta vez, sin embargo, lo hizo en una ciudad donde la presión política y judicial ha llevado a acorralar la cultura taurina. Y lo hizo en un lugar que sigue siendo un símbolo de la historia taurina del país.

Las reacciones no se hicieron esperar. Desde fans que aplaudieron su coherencia y valor, hasta otros que lo acusaron de desvirtuar un espacio musical para imponer una agenda personal. Pero más allá de la anécdota, lo ocurrido en Cali revela algo más profundo: la tensión entre cultra y prohibición, entre identidad y legislación.

¿Debe un artista callar sus convicciones para no incomodar? ¿Se puede legislar la cultura sin conocerla a fondo? Las preguntas están sobre la mesa, y Calamaro, con o sin polémica, ha vuelto a ponerlas ahí. Porque como él mismo escribió: “No se queman libros, aunque no sean mayoría. Tampoco se debe cancelar la tauromaquia solo porque unos griten más fuerte”.