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Más agua que toreo y un pitonazo en la cara tan infernal como milagroso

La décimo octava de la Feria de San Isidro se saldó con pocas alegrías y un susto para Lalo de María
 El novillero Lalo de María entra a matar al segundo de los de su lote, durante la corrida de la Feria de San Isidro celebrada este martes en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid.
El novillero Lalo de María entra a matar al segundo de los de su lote, durante la corrida de la Feria de San Isidro celebrada este martes en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid.Kiko HuescaEFE

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Fue un minuto de silencio lleno de nostalgia. Caía la lluvia, como cada tarde de este San Isidro al que se le resiste el sol y el buen tiempo. El viento solo ha dado paso al agua. Lejos nos queda la inauguración del serial, el único día que tuvimos calorcito en este mayo loco de tormentas y vendavales. Los novilleros hicieron el paseíllo, qué rito tan especial este, da igual las veces que lo veas que siempre es igual y distinto, y dieron lugar y espacio ético al minuto de silencio por José Fuentes, el matador de toros recién desaparecido. Ya llovía y no dejó de hacerlo cuando salió el primer Fuente Ymbro que era para Víctor Hernández. Lo recibió de rodillas y lo mostró en el caballo. Estatuarios fueron los comienzos y una sorpresa en mitad de camino para pasárselo por la espalda. Eran los momentos de boyantía. La perdió pronto. Al animal, que tenía buena condición, le faltó codicia y poder. Hernández quiso hacer las cosas bien y aguantó las incertidumbres del fuenteymbro dando siempre las ventajas al novillo. Las bernadinas finales, dentro de un trasteo largo y que no llegó a romper la frialdad del tendido, que ya teníamos bastante con aguantar los paraguas, fueron de infarto. La estocada, también.
Manseó el cuarto en el caballo y se dolió en banderillas. Un clásico. Marcos Prieto y Diego Valladar se desmonteraron con los palos. Víctor Hernández brindó el novillo y le pegó ya desde ahí en los medios un pase cambiado. Fue el astado con más codicia y repetición de todos los que llevábamos, con ese punto de bronquedad que requería ser dominado por abajo, ordenar sus embestidas. Eso fue lo que le costó a Víctor: hacerse con la ambición del Fuente Ymbro. La faena contó con mejores intenciones que resultados.
Se estiró a la verónica Burdiel y el toro se desplazaba con más brío, así llegó a la muleta. Tenía prontitud en el primero y al segundo había que tirar de temple en las muñecas porque si no se descomponía el fuenteymbro. Álvaro quiso coger la medida en todo momento, pero el animal no tardó mucho en venirse abajo.
Tuvo mucha movilidad sin control el quinto. Uno de esos que costaba definir porque necesitaba dominio, que lo exigieran por abajo y ver qué pasaba. La faena tuvo toda la voluntad por parte de Burdiel, de principio a fin, pero sin llegar a tomar la medida a un novillo que derrotaba al ir a su aire.
Soso y sin poder el tercero, lo más tenaz hasta este momento fue la lluvia. El novillo tenía bondad, pero poco transmitía a los tendidos. Si a eso sumamos la frialdad de aguantar arriba con la que estaba cayendo no era una tarde fácil. Lalo de María puso buenas intenciones aunque el toreo le quedó despegado. Marc Leal se desmonteró con el sexto, con el que Lalo comenzó de rodillas. Tuvo buena condición el animal, pero duró una tanda. Después el toro comenzó a pararse, le faltó continuidad (también al novillero) y la evolución de uno y otro fue para apagarse. Se le fundió la llama al toro de ipso facto. Una pena. Al entrar a matar se llevó un pitonazo, feo, en la cara. El festejo tuvo más agua que toreo.
Las Ventas (Madrid). Décimo octavo festejo de la Feria de San Isidro. Se lidiaron novillos de Fuente Ymbro, desiguales de presentación. El 1º, de buena condición pero falto de poder; 2º y 3º, nobles pero sosotes; 4º, encastado y bueno; 5º, movilidad, con repetición y brusquedad; 6º, muy a menos. Tres cuartos de entrada.
Víctor Hernández, de azul y oro, estocada desprendida, aviso, dos descabellos (saludos): dos pinchazos, estocada, aviso (silencio).
Álvaro Burdiel, de catafalco y oro, estocada, cuatro descabello (silencio); estocada (saludos).
Lalo de María, de de tabaco y oro, dos pinchazos, estocada perpendicular, aviso, descabello (silencio); pinchazo, estocada trasera, tres descabellos, aviso (silencio).