
Obituario
Muere Ramón Serrano, el rejoneador que revolucionó el toreo a caballo en México
Figura polémica y pionera del rejoneo en el país americano, su estilo audaz y su férrea personalidad marcaron su paso por los ruedos

Ramón Serrano Segovia, uno de los grandes pioneros del rejoneo moderno en México, falleció el martes 30 de septiembre a los 79 años en un hospital de la Ciudad de México, tras más de nueve meses luchando contra una insuficiencia respiratoria. Su muerte cierra el capítulo de una figura que, sin haber nacido dentro del circuito taurino tradicional, logró ganarse un sitio a fuerza de carácter, entrega y pasión.
Nacido el 6 de abril de 1946, Serrano descubrió el toreo a caballo después de haberse iniciado en la charrería, y desde entonces su vida giró en torno a los corceles y el ruedo. Aunque comenzó tarde, con cerca de 30 años, rápidamente se hizo notar por su estilo provocador y una cuadra de caballos que deslumbró a la afición. "Amoroso", su mítico caballo blanco, quedó grabado en la memoria colectiva del toreo por sus quiebros arriesgados y su elegancia en la arena.
Tomó la alternativa en 1979 de manos de Gastón Santos en San Luis Potosí, y desde entonces consolidó un nombre que sonaba en plazas de todo el país. Toreó en los cosos más importantes, incluyendo la Plaza México, donde debutó en 1990 tras haber acumulado más de 200 actuaciones en provincia. Aquella tarde encabezó un cartel con Mariano Ramos, Rafi Camino y Enrique Garza, con un toro de su propia ganadería.
Más allá del ruedo, el jinete era conocido por su temperamento explosivo y su generosidad desbordante. Regaló caballos, donó un quirófano móvil para toreros y se enfrentó a gigantes del toreo sin titubear, como aquella vez que retó públicamente a Manolo Martínez a matar un toro sin arreglo de pitones. Ese gesto, y muchos otros, cimentaron su fama de hombre valiente, directo y sin dobleces.
Su cuadra fue una de las más completas del rejoneo mexicano, con nombres como "Capricho", "Gaudí", "Rumbero" o "Cordobés", este último tristemente muerto tras ser herido por un toro en Zacatecas. También dejó huella fuera del país, con una temporada en Portugal donde actuó en Campo Pequeño junto a figuras como el Mestre Batista y David Ribeiro Telles.
En los últimos años, acompañó con orgullo los inicios de su hija Mónica en el mundo ecuestre, a quien apoyó desde el rancho familiar en Tepeji del Río, donde también desarrolló su ganadería Pie de Casas. Ramón Serrano fue, hasta el final, un apasionado del caballo, del toreo y de la vida. Con él se va un caballero de los de antes, de esos que dejan más que una carrera: dejan leyenda.
✕
Accede a tu cuenta para comentar