
Obituario
Murió Pilar González del Valle, voz respetada y constante en la defensa del toreo
Discreta y firme, mantuvo durante décadas un compromiso inquebrantable con la tauromaquia, tanto en Madrid como en su querida Asturias

El mundo del toro pierde hoy a una de sus presencias más constantes y comprometidas. Pilar González del Valle, marquesa de la Vega de Anzo, falleció esta madrugada en Madrid a los 77 años tras sufrir un aneurisma. Aficionada apasionada, fue durante años una presencia habitual en el callejón de Las Ventas, especialmente durante la Feria de San Isidro, donde seguía cada tarde con atención, respeto y un profundo conocimiento del toreo.
Abonada fiel y figura reconocida en el entorno taurino madrileño, formó parte del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid y de la peña "Las Majas de Goya", manteniéndose siempre activa en la defensa de la Fiesta. En 1992 heredó el título nobiliario de su padre y, lejos de la distancia que a veces marcan las formas, se implicó personalmente en todos los ámbitos del mundo taurino.
Su vínculo con Asturias fue también inseparable. En Gijón, especialmente en la Feria de Begoña, se convirtió en una figura clave, no solo por su presencia, sino por el apoyo que brindó en momentos difíciles para la continuidad de los festejos. En 2023, su compromiso fue reconocido al ser nombrada pregonera taurina, un gesto simbólico que ponía voz a tantos años de entrega silenciosa.
Quienes la conocieron destacan su discreción, su elegancia y su manera directa de entender la afición, sin estridencias, pero con una mirada crítica y bien formada. Pilar sabía escuchar, dialogar y compartir su visión del toreo con toreros, empresarios y aficionados, siempre desde el respeto y el afecto.
Recibió diversos homenajes a lo largo de su vida, entre ellos del Club Deportivo Mosconia y del Ayuntamiento de Grado, pero su legado no se mide en reconocimientos, sino en la huella que dejó en quienes compartieron con ella tendido, callejón o tertulia. Fue una de esas figuras que no necesitan altavoz porque su sola presencia decía mucho. La Fiesta pierde a una de sus grandes defensoras, alguien que supo estar sin hacerse notar y que vivió el toreo como una forma de lealtad.
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