San Fermín

Perera y Luque, por encima de los aparatosos y descastados "fuenteymbros" en Pamplona

La técnica del sevillano y la firmeza del extremeño salvan una deslucida corrida inaugural marcada por el pobre juego de los toros de Fuente Ymbro

GRAFCAV9920. PAMPLONA, 07/07/2025.- El torero Daniel Luque durante la lidia a su segundo y último toro de la tarde en la tercera de abono de la Feria de Toro de los Sanfermines 2025 con toros de la ganadería gaditana de Fuente Ymbro y en la que comparte cartel con los diestros Miguel Angel Perera y Alejandro Talavante. EFE/Jesús Diges
Tercera de abono Feria del Toro PamplonaJesús DigesAgencia EFE

El buen oficio y el tesón de Miguel Ángel Perera y de Daniel Luque contribuyeron hoy, aun sin premios tangibles, a aportar contenido a la primera corrida de toros de los Sanfermines, la del día del patrón de Navarra, en la que se lidió un encierro de Fuente Ymbro tan aparatoso de pitones como vacío de raza.
Además de sus ofensivas y veletas cornamentas, los astados gaditanos tuvieron mucho cuajo en los cuartos delanteros, pero no tanto en los traseros, donde se basa el verdadero empuje de las embestidas, que fue exactamente lo que no tuvieron, como un defecto agravado además por esa falta de raza generalizada que llevó a la mayoría a defenderse o a salirse desentendidos de las suertes.
Ante ese panorama, la única solución para encontrar con ellos un mínimo lucimiento venía derivada de una buena técnica y una acertada estrategia —el oficio, se dice en el toreo—, como la que puso Daniel Luque, o de un tesón y una firmeza como la que mantuvo en todo momento Miguel Ángel Perera. Solo que a ambos les faltó mayor acierto con los aceros para haber cortado la que hubiera sido alguna merecida oreja.
Perera ya aplicó ese concepto que de siempre le caracteriza con un primero de pitones escalofriantemente astifinos, pero que pronto comenzó a afligirse y a amagar con la huida hacia la puerta de corrales, por donde entró del encierro, lo que no le permitió al extremeño cuando cogió la muleta.
Dejándole el engaño siempre ante los ojos y muy asentado sobre la arena, Perera hizo que el de Fuente Ymbro, aun sin clase, todavía se moviera noblón en una faena larga y con autoridad que no tuvo un refrendo contundente con la espada, lo mismo que la que le hizo al cuarto, un aparatoso toro cornipaso que pronto comenzó a sacar complicaciones de manso, quedándose corto con genio defensivo.
En este caso, el torero de Badajoz, sin ceder terreno, intentó someterlo con paciencia y sin encogerse, hasta encontrar una mayor colaboración del animal por el lado izquierdo, por donde logró los momentos más estimables, aunque sin eco alguno en el tendido, que no solo estaba metido en la merienda sino también intentando refugiarse del chaparrón que comenzó a caer desde que salió el tercero.
Ese precisamente fue el primero del manso lote que sorteó Daniel Luque, que hizo también el día de San Fermín en Pamplona un notable y acertado esfuerzo que no se vio recompensado más que con dos fuertes ovaciones de reconocimiento por no lograr con la espada la misma contundencia.
Justo cuando más arreciaba la tormenta, el sevillano le encontró pronto las vueltas a ese castaño tercero, que se salía de los embroques con la cara por las nubes, defecto que, por la habilidad del matador, no fue óbice para que terminara tomando el engaño en pases cortos y con la muleta retrasada, para apurar así esa vulgar y desrazada movilidad, sin permitirle nunca salirse hacia su querencia de tablas.
Igual de sobrado se vio a Luque con el sexto, otro aparatoso veleto que se fue rajado a la señalada puerta de corrales en cuanto le banderillearon. Y fue allí de donde lo sacó hacia el tercio el torero de Gerena para prenderlo de nuevo en el engaño y, sin exigirle demasiado y redondeando el desclasado trazo de sus arrancadas desde la pala del pitón, sacarle un trasteo de fibra y suficiencia que se difuminó con sendos pinchazos, de los que salió con la taleguilla rota.
Por su parte, Alejandro Talavante no perdió demasiado el tiempo ante el segundo, que, rajadito y flojo, solo soltó cabezazos defensivos que casi siempre tropezaron la tela del extremeño. Solo que, para compensarle, en quinto lugar le cupo un cinqueño que, este sí, quiso tomar los engaños con mayor entrega y recorrido, sin excesivo celo pero tampoco sin aportar ninguna complicación.
La respuesta de Talavante al mejor —y único— toro de la corrida no estuvo a la altura, pues, aunque aparentemente vistosos, sus muletazos por ambas manos fueron excesivamente despegados y ligeros, casi todos faltos de apuesta y de asiento, por mucho que, de haber matado bien, tal vez hubiera sido premiado por las ya hoy presentes y ruidosas peñas sanfermineras.

FICHA DEL FESTEJO:


Lunes 14 de julio de 2025. Plaza de toros de Pamplona. Tercer festejo del abono de San Fermín, con lleno total en los tendidos (19.000 espectadores) en tarde de clima variable, con lluvia fuerte durante la lidia del tercero. Presidió, como es tradicional en el día del patrón, el alcalde de Pamplona, Joseba Asiron, que fue recibido con una gran pitada.

Seis toros de Fuente Ymbro, de honda y seria presencia, con cabezas muy aparatosas y ofensivas, pero de un juego muy desrazado, sin celo ante los engaños casi todos, cuando no manseando y buscando la querencia de corrales. El primero, con algo más de celo, y el quinto, que se movió mucho sin gran calidad pero con nobleza, fueron los de más opciones.

Miguel Ángel Perera, de gris perla y azabache: estocada corta desprendida y descabello (ovación tras aviso); dos pinchazos y estocada caída trasera (silencio).
Alejandro Talavante, de nazareno y oro: dos pinchazos, media atravesada muy baja y descabello (silencio); pinchazo y estocada baja (silencio).
Daniel Luque, de corinto y oro: estocada trasera tendida (ovación); dos pinchazos y estocada delantera (ovación).

Entre las cuadrillas, El Lili destacó en la brega del segundo.