Entrevista

Sebastián Castella: “La plenitud en el toreo tiene que ser efímera, hay que tener inquietud”

El torero francés ha arrasado con todos los trofeos al triunfador de San Isidro y protagonizará, este sábado 17, la Corrida de Beneficencia, junto a Emilio de Justo y Fernando Adrián

Sebastián Castella, triunfador en Madrid
Sebastián Castella, triunfador en MadridSara de la FuenteSara de la Fuente

Desde que Sebastián Castella regresó a los ruedos, en enero de este año en Manizales (Colombia), su paso por las grandes ferias no estaba teniendo el éxito que se esperaba. Sin embargo, el francés tiene una relación especial con Madrid. Es el diestro con mejores resultados en esta plaza en lo que va de siglo. Nada menos que 27 orejas cortadas y seis puertas grandes, cinco de ellas con faenas de dos orejas. Apabullante. Por eso, cuando regresó a Las Ventas en San Isidro, a nadie tomó por sorpresa que ni el vendaval, ni un ambiente a la contra ni, por supuesto, los toros fueran un obstáculo insalvable para el torero de Béziers, que descerrajó la puerta grande con una contundencia absoluta. Y regresó, en su segunda tarde, para cortar una oreja más y llevarse una cornada en el muslo izquierdo, que alcanzó el fémur, de la que ahora se recupera en casa. De allí saldrá para reaparecer este sábado 17 de junio en su Madrid, en la corrida más importante de la temporada: la Beneficencia.

Torero, ¿cómo avanza la recuperación?

Cada día mejor. Llevar una buena preparación te ayuda a estar fuerte y a que la recuperación siempre sea más rápida. También el ánimo ayuda mucho y hoy, con todos los avances de la ciencia, todo va rápido y bien. Los primeros días no podía ni apoyar la pierna, sangraba mucho, y me lo tomé con calma. Después comencé a entrenar de salón y, en cuanto a movilidad, me sentí bien. La ilusión nos empuja a ponernos en pie pronto. Tengo todavía los puntos y me ha dicho don Máximo (García Padrós) que me los deje para torear y ya me los quitará el lunes 19.

Al final, después de todo, podrá estar en la Beneficencia.

Sí, es una corrida emblemática, la que todos queremos torear una vez en la vida y volver a estar ahí es un premio por el que me siento afortunado. Quiero agradecer a los que han hecho un esfuerzo para mover la fecha y que yo pudiera estar presente y, al mismo tiempo, ofrecer disculpas a todos aquellos para los que el cambio ha significado un incordio. Quiero que sepan que intentamos mover la fecha de mi contrato en Istres, para poder torear el día 18 en Madrid, pero no fue posible. Creo que todo el mundo entiende que, cuando uno empeña su palabra, debe respetarse. Como profesional debo respeto a todos los aficionados por igual. Afortunadamente surgió la posibilidad de mover la fecha de la Beneficencia y estoy muy agradecido de que haya podido ser así. No quería reaparecer en otro lado que no fuera en Las Ventas.

¿Sentía que necesitaba el triunfo de Madrid?

Así es, la temporada no había empezado como me habría gustado, por una u otra circunstancia, las cosas no salían. Además, fueron tardes en las que pude haber triunfado de otra manera, pero preferí seguir fiel a mi concepto, y otras veces pude haber cortado las orejas, pero las perdí por la espada. Seguí apretando, buscando mis mejores sensaciones, pero llegué a Madrid y ¡mira! Aposté fuerte y la plaza respondió. Madrid me ha dado todo.

Se le da bien este ruedo.

Torear nunca es fácil y en Madrid mucho menos, por la exigencia, la responsabilidad que conlleva y que uno mismo se pone, por la vuelta… pero es una de esas plazas en las que uno se tiene que mentalizar para hacer la diferencia. Es fácil de decir, pero difícil de hacer.

Sus números en esta plaza dicen otra cosa.

Los números no son lo que busco, es bonito ver el resultado, pero no hay que olvidar que llevo 23 años de matador de toros, así que no parece tanto… Bueno sí, es bastante (ríe). Pero, al final, lo que me importa son las sensaciones y que cada tarde salgo a entregarme, a jugarme la vida, hay que torear y estar lúcido. Te lo pide la plaza, pero en mi concepción personal del toreo, salgo para darlo todo, igual que el toro sale a dejarse la vida.

Antes de su retiro, en 2020, se le veía un torero fresco, libre. ¿Ha vuelto a sentir eso?

Sí, he vuelto a sentirme así. Aunque creo que no me corresponde a mi valorarlo. Una cosa es lo que yo sienta, pero si no soy capaz de transmitirlo al tendido no vale de nada. Además, una tarde, un toro, un muletazo puede llenarte a ti y al público, pero una vez lo pegaste, ya está, si no eres capaz de conseguir otro, de nada te sirvió el anterior. Para perdurar en esta profesión hay que tener inquietud y la sensación de plenitud tiene que ser efímera, te llena un instante, pero inmediatamente tienes que encontrar la motivación para volver a empezar y buscar algo más. Ahora mismo te puedo decir que estoy feliz delante de la cara del toro, estoy disfrutando mucho con el vestido de torear. Lo demás, vendrá naturalmente.