Válido silogismo político
Pregunto -sin aún formar parte del silogismo- sobre los beneficios o no, que traería consigo la fusión de municipios en Avilés y aledaños
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Hoy pretendo hacer de mi colaboración en este diario, algo parecido a un silogismo. Definamos, si les parece, el término según la RAE. Dice la Academia, que es un “argumento que consta de tres proposiciones, la última de la cuales se deduce necesariamente de las otras dos”. Es decir, y ahora digo yo, que las dos primeras proposiciones actuaran como premisas, y la tercera será la conclusión.
Puestos entonces en el marco adecuado, pregunto en primer lugar -sin aún formar parte del silogismo- sobre los beneficios o no, que traería consigo la fusión de municipios en Avilés y aledaños.
Vamos ahora, en tal caso, con algo parecido a un silogismo.
Primera proposición. Ante una situación sin resolver después de muchos años de divagaciones -políticamente hablando- como es o no la conveniencia de fusionar municipios en nuestro entorno geográfico inmediato, en aras de lograr una generalizada rentabilidad en todos los órganos y estamentos que al respecto se pudieran crear, y ante la no aportación política de soluciones a la problemática existente, la sociedad civil decide -otra vez- insistir en informar a los ciudadanos con datos históricos y económicos, como así lo hizo en días pasados la Sociedad Económica de amigos del país de Avilés y comarca, cuando convocó a la ciudadanía a una charla cuyos ponentes protagonistas, el historiador local Juan Carlos de la Madrid y el catedrático de economía Javier Suárez Pandiello, disertaron sobre el asunto. El primero lo hizo desde el punto de vista histórico; ya saben aquello que alguien dijo una vez “un pueblo que no conoce su historia, está condenado a repetirla” así que si de corregir errores pasados se trata o no cometerlos, hemos de conocer de dónde venimos, para saber ciertamente donde queremos ir, y así nos ilustró, amenamente como siempre, de la Madrid. Y por otra parte, una cosa es querer y otra poder. Así lo explicaba el segundo de los ponentes, con datos económicos resultantes, de la extracción de datos oficiales, laborioso y loable trabajo, por otra parte, el realizado por Suárez Pandiello.
Segunda proposición. No es que fuera mano de santo, ni mucho menos, pero el mismo día que se celebra la charla, y los dos días siguientes a su celebración, un diario local se hace eco ampliamente del asunto en cuestión. Entre tanto algo se mueve entre los políticos. Algunos comentarios entre ellos mismos se hacen, al igual que con el resto de ciudadanos, también. El asunto parece que da de sí. Los ciudadanos queremos debate, y debate sano, debate con interés y que afecte al discurrir de nuestra vida ciudadana. A la par, desde luego, queremos soluciones. Nos llegan, por otra parte, a los organizadores de esta charla, felicitaciones de todo tipo, tanto por el tema tratado en la charla como por parte de quien lo ha tratado, o sea, los ponentes. Casi una semana después, es decir el 20 de abril, destacado titular de uno de los diarios locales en una de las mejores páginas -página 3-: “Avilés y Corvera ya han tenido contactos para “fusionar” servicios municipales”. Según parece el asunto tiene todos los visos, de seguir algún día más siendo noticia en los medios de comunicación.
Conclusión: No sirven los debates en los plenos de los ayuntamientos, no sirven en el congreso de los diputados, ni en el senado. Para sacarle los colores a un político para que reaccione y resuelva, no hay como los medios de comunicación. Por eso internamente, los partidos les tienen tanto miedo y tanto respeto; hablo desde la praxis en este caso. Así que, y como conclusión, para solucionar asuntos escabrosos y no tanto, pero que requieran de intervención política, háganse amigos de algún periodista, cuéntenle algo fundamentado y que en todo caso pudiera contrastarse, y casi les puedo garantizar el éxito de su pretensión. ¡Menudo “miedo” que tienen los políticos a los medios de comunicación!. Esto que les he contado es tan cierto como que ahora mismo lo estoy escribiendo.
Para terminar y como siempre, desde luego y por encima de todos, está mi concesionaria de ruegos, la Santina de Covadonga, a quien nuevamente me encomiendo para que vele por nuestro bienestar y buen entendimiento, y por ende nos colme de paz.
Y si aún no se celebraron las elecciones a la publicación de este escrito, reflexiónenlo bien, recuerden todo lo visto y comentado estos años atrás, y no voten por votar, ¡voten para algo; carajo! Luego, no nos quejemos.