LaLiga Santander

El Barcelona de Ansu Fati gana al Levante 2-1

Ansu Fati ha hecho los dos goles, ambos a pase de Messi. El Levante ha marcado al final

Messi se olvidó del gol en esta ocasión encontró en Ansu Fati a su mejor socio y entre los dos liquidaron el partido en apenas dos minutos. Leo le alimentó con sus pases y el canterano lo aprovechó para convertirse en el jugador más joven en marcar un doblete en la Liga.

Fueron dos minutos de inspiración en los que el Barcelona se olvidó de contar pases y se decidió a aprovechar la virtud. Sin abandonar su esencia, pero abierto a explotar esas vías se hace menos previsible y más peligroso para los rivales.

Aunque lo más previsible del Barcelona es la influencia de Messi en el juego. Lo hace todo y7 en cada momento decide lo que es mejor para su equipo. Si toca pasar, pasa. Si toca disparar, también lo hace, aunque Aitor Fernández, el portero del Levante, estuvo más acertado en sus disparos que en los de Ansu.

Messi se hace imprescindible incluso cuando no participa. En uno de sus paseos de regreso hacia su campo, cuando el juego está a decenas de metros, despistó lo suficiente a la defensa del Levante, que se coinfió por haberlo dejado en fuera de juego sin tener en cuenta que Griezmann entraba desde atrás en posición correcta. Pero no era el día del francés.

El Barcelona liquidó el partido a contraestilo, pero eso no le sirvió para vivir tranquilo. Ter Stegen tuvo que trabajar más de lo esperado, porque el Levante no se conformó con mirar y Setién no ha conseguido solucionar los problemas defensivos del Barcelona.

Los azulgrana sufren cuando toca volver atrás y Rochina marcó para en el tiempo de prolongación. Un disparo desde fuera del área que despistó a Ter Stegen.

Pudo haber más. El mismo Rochina había desperdiciado una jugada poco antes en el área pequeña cuando sólo tenía que empujarla. Pero la pelota le llegó a la pierna derecha y demasiado forzado.

Ya con el 2-1 en el marcador le llegó un balón para volear que se le marchó por encima de la portería. Se llevaba las manos a la cabeza, desesperado, porque el Levante lo había visto cerca.