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Guadalupe Porras, protagonista en el Día de la Mujer:“Me tratan como a una más”

La primera mujer juez de línea en LaLiga es un referente para las niñas: “Este logro va a abrir muchas puertas”

Guadalupe Porras. después de una sesión de entrenamiento. Foto/ Jero Morales
Guadalupe Porras. después de una sesión de entrenamiento. Foto/ Jero MoralesJero Morales

«Cuando era pequeña veía los partidos de fútbol por la televisión como una aficionada más, hasta que un día dejé de fijarme en los jugadores y empecé a poner mi foco de atención en otra parte», cuenta Guadalupe Porras (Badajoz, 31 años). «Me siento como un referente», dice quien ya es parte de la historia del fútbol español y quien por méritos propios se ha ganado el derecho a ser una de las protagonistas indiscutibles en el Día de la Mujer. «Y mira que a mí eso del arbitraje...».

Animada por un amigo de su tío, «cuando me lo cruzo por ahí todavía le sigo dando las gracias», la extremeña, que llegó a debutar en la Primera División Femenina y que participó con la selección de Extremadura, a los 16 años decidió colgar las botas para adentrarse de lleno en el mundo del arbitraje. Ni a sus padres, que preferían ver a su hija dando patadas a un balón, ni a la propia Guadalupe «¿arbitrar?, eso a mi no se me pasaba por la cabeza», se imaginaban que aquella niña, que no se perdía ningún encuentro por la televisión, se convertiría el pasado agosto en la primera mujer en arbitrar en la máxima categoría del fútbol español. «Ese día no lo voy a olvidar nunca. Fue un sueño hecho realidad y si encima ese logro mío va a suponer el abrir puertas a muchas chicas que quieren arbitrar, más orgullosa me siento todavía», confiesa la pacense. En el estadio de Son Moix, Guadalupe hizo historia convirtiéndose en la primera árbitra asistente en Primera División. Un hito que no hace más que demostrar cómo la mujer se posiciona cada vez más en el mundo del deporte y del arbitraje en particular. «Si yo he podido conseguirlo, ¿por qué no van a poder las demás?», reflexiona.

Amante de su tierra, siempre que el calendario se lo permite se da una escapada a su Badajoz natal para estar rodeada de los suyos, Guadalupe no cambia su banderín por ver relajadamente los encuentros desde el sofá de su casa. «Aunque algún que otro fin de semana es bueno desconectar», cuenta entre risas. El arbitraje, después de 17 años, es su forma de vida. «Soy una privilegiada de poder decir que estoy viviendo de lo que siempre he deseado», cuenta entre más risas quien hoy formará parte del equipo arbitral en el encuentro que disputarán las selecciones femeninas de Francia y Brasil.

Asistente en el último derbi madrileño, «fue una experiencia muy bonita», a Guadalupe nadie la mira diferente por ser mujer. «Mis compañeros me tratan como a una más. Ellos saben que he trabajado mucho para llegar hasta aquí. Igual que los jugadores. Ellos están a lo suyo y yo a lo mío», cuenta.

Estudiando al más mínimo detalle la táctica que utilizan los equipos para saber cómo van a atacar, a Guadalupe cada fin de semana no le pilla nada por sorpresa. «Hay jugadores con mucha calidad y muy rápidos, pero si te preparas bien en la semana ya sabes lo que te espera».

Después de ocho temporadas en Segunda B y otras dos en Segunda, Guadalupe por fin vio cumplido su sueño de llegar a la élite. Su camino hasta aquí no ha sido fácil, pero no se arrepiente de todas esas cosas que tuvo que dejar de hacer por centrarse en su pasión. En una Liga donde Messi, Benzema y compañía acaparan todas las portadas, Guadalupe se ha convertido en el espejo donde mirase para esos niños y niñas que sueñan con llegar a la élite del fútbol. Y es que el secreto de Guadalupe es muy sencillo. «Ir poco a poco y conseguir objetivos a corto plazo».