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Las bodas de plata de la Octava Copa de Europa del Real Madrid de Sabonis

“Teníamos a Obradovic, el mejor entrenador europeo de todos los tiempos”, asegura Ismael Santos

Baloncesto.- La histórica actuación de Sabonis con el Real Madrid cumple 25 años
Arvydas Sabonis, la clave de la octava Copa de Europa del Real MadridlarazonACB PHOTO

“Aquel equipo tenía una gran virtud y es que se le dio tiempo a que cogiera su poso, crecimos juntos. Cada uno era líder en una situación y los roles estaban muy definidos. Era un grupo muy profesional, no teníamos una relación extraordinaria fuera de la pista, no éramos una familia, pero sabíamos qué había que hacer en cada momento. Teníamos al mejor jugador de Europa, Sabonis, y dos excelentes acompañantes como Arlauckas y Antonio Martín. Además, había un maestro con una batuta mágica como Obradovic, el mejor entrenador europeo de todos los tiempos. Se juntó todo, pero hay algo de amargura porque las siguientes 2-3 Copas de Europa tenían que haber sido nuestras”, es la reflexión de Ismael Santos. El escolta gallego era uno de los secundarios clave en un equipo que el 13 de abril de 1995 tumbaba al multimillonario Olympiakos en la final de la Copa de Europa por 73-61.

La dimensión de aquel título lo refleja un hecho muy cercano. Aquel partido disputado en Zaragoza ha sido una de las primeras emisiones estrella de Teledeporte en “prime time” durante la pandemia de coronavirus. Sabonis fue trending topic la noche de la retransmisión. La vida de aquel equipo giraba en torno al pívot lituano. Dos semanas antes de ganar la Octava en el Príncipe Felipe, el Madrid jugó en Orense. El Pazo dos Deportes Paco Paz, acogió la mayor exhibición individual de la historia de la ACB. Sabonis fue la pieza decisiva en la victoria del Real Madrid ante los gallegos (80-93) con 32 puntos, 27 rebotes, 5 robos, 3 asistencias y 6 faltas recibidas. Total: 66 de valoración. Nadie nunca ha logrado una cifra similar.

Aquel Madrid llegaba a Zaragoza renqueante. La temporada no estaba siendo buena. El Madrid alcanzó los cuartos de final de la Copa de Europa con cinco derrotas -una más le hubiera dejado fuera de los cruces-. Enfrente estaba una Cibona venida a menos que cayó en dos partidos. La Final Four era en casa, en Zaragoza. La última vez que un equipo español se encontró en la misma situación en esa pista -el Barça ante la Jugoplastika- perdió la final de la Copa de Europa. Además enfrente en semifinales estaba el verdugo de dos años antes. En 1993 en Atenas, el Madrid, ya con Sabonis, sufrió una de las derrotas más dolorosas de su historia. Cayó ante el Limoges de Boza Maljkovic (62-52) en un partido que ningún madridista ha olvidado. Pues en Zaragoza y otra vez ante el Limoges, Sabonis y compañía enterraron aquel tropiezo con una victoria concluyente (62-49).

En la final enfrente estaba el Olympiakos. Fassoulas, Sigalas, Eddie Johnson, Alexander Volkov, Bakatsias... todos al mando del histriónico Iannis Ionnadis. La final fue un mónologo del Madrid con un quinteto para el recuerdo: Antúnez, García Coll, Santos, Arlauckas y Sabonis. Isma Santos maniató a Eddie Johnson, el mejor Sexto Hombre de la NBA seis años antes. Y desde el banquillo sumaron José Lasa, Pep Cargol y Antonio Martín. El Madrid, que presidía Ramón Mendoza, se llevó la Octava sin apuros. El equipo construido por Mariano Jaquotot, fallecido en agosto de 1994, levantaba un trofeo que tardó quince años en volver a las vitrinas del Bernabéu.

«Sabíamos que había que ganar la Copa de Europa como fuese porque la temporada estaba siendo un desastre. Mi principio de partido fue muy malo, no metía una. Menos mal que estaba el lituano para poner orden. Me costó seis meses entender cómo tenía que jugar con él en el equipo, pero cuando lo hicimos nos convertimos en la mejor pareja interior de Europa. Lo mejor de aquel Madrid es que todo el mundo tenía muy claro a qué se tenía que dedicar y eso fue culpa de Zeljko», apunta Arlauckas. Ese Zeljko es Zeljko Obradovic. El Madrid era su tercer equipo y con él cayó su tercera Copa de Europa después de haberla ganado con el Partizán y Joventut. Obradovic sólo tardó cinco años en sumar la cuarta. El Madrid tuvo que esperar veinte para que llegase la Novena.