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Champions League

El Atlético respira con el oxígeno de Joao Félix (3-2)

Marcó dos goles para la remontada rojiblanca contra el Salzburgo y mandó un remate de chilena al larguero

Joao Félix celebra el tanto de la victoria rojiblanca
Joao Félix celebra el tanto de la victoria rojiblancaManu FernandezAgencia AP

Joao Félix es uno de esos jugadores capaces de cambiar el destino de un equipo. El portugués dio la vuelta al partido con sus goles, pero hay mucho más detrás de las estadísticas. Hay un futbolista que flota, que hace mejor cada pelota que toca y que permite que el Atlético a estas alturas no esté reviviendo fantasmas no tan lejanos y pensando en si será capaz de ganar de nuevo la Liga Europa. El Atlético sigue vivo en la Champions y cumple con lo que tiene que hacer. Perder en Múnich estaba permitido; ganar al Salzburgo era obligatorio.

El portugués también estuvo en el origen del desastre de Múnich. Entró con dudas a una pelota dividida contra el Bayern y por ahí comenzó a desangrarse el Atlético. Kimmich se llevó el balón y dio el primer gol a Coman. Herrera entró blando a otra pelota dividida y empató el Salzburgo en un sensacional remate de Szoboszlai. En un momento, al Atlético se le vino abajo todo lo que había construido.

La ventaja en el marcador se la daba el gol de Llorente, pero la superioridad en el campo la aportaba Joao Félix. El portugués añadió el espectáculo con su visión de juego y con remates como una chilena espectacular, en carrera y acompañando el movimiento de la pelota.

Pero tuvo que aparecer Llorente para que el Atlético se pusiera por delante. La pandemia le ha cambiado el metabolismo y el mediocentro defensivo que fue a buscar Simeone se ha convertido en un seguro de gol. Marcó con un disparo con la izquierda desde fuera del área, algo que no se hubiera atrevido a hacer un año atrás, pero ahora le sale con toda la naturalidad del mundo.

Pudo haber marcado el segundo en un mano a mano con el portero del Salzburgo, pero eligió mal en el momento de disparar. Había aprovechado su zancada para plantarse solo delante de Stankovic, quiso ponerla a un lado, pero se le escapó el disparo.

El Salzburgo, poco a poco, encontró argumentos para seguir creyendo. Y el fallo de Herrera le dio la oportunidad de meterse en el partido del que el Atlético estaba a punto de echarlo. Marcó Szoboszlai, con un sensacional remate con el exterior que despistó a Oblak. Y su equipo se dio cuenta de que la portería del Atlético estaba más cerca de lo que parecía. El equipo austriaco había perdido a su estrella, el delantero Patson Daka, que salió del campo a la media hora, pero no lo echaba de menos. Sin él, llegaba con facilidad a la portería de Oblak y fue capaz incluso de ponerse por delante con un gol de Berisha.

El Atlético mostraba debilidad en lo que más orgulloso le ha hecho sentirse desde que Simeone se sienta en el banquillo rojiblanco, en la defensa. Era incapaz de contener los ataques del Salzburgo, que llegaba con más facilidad de la que se podían permitir los rojiblancos.

En los malos momentos se reconoce a los grandes jugadores y ahí fue cuando apareció de nuevo Joao Félix. Correa fue esquivando jugadores del Salzburgo hasta que encontró al «7» rojiblanco para que todo en el Metropolitano volviera a cambiar.

El Atlético retomó el control del partido, pero no podía evitar que la presión del Salzburgo le hiciera sufrir. Pero los austriacos no tienen a Joao Félix. El «7» controló un balón en el área y remató sin dejarla caer para poner a su equipo por delante. Luis Suárez no estaba, pero Joao Félix era suficiente.

Había marcado el gol de la victoria de su equipo, pero lo más importante es que había hecho todo el trabajo para llevarlo hasta ahí. Sólo le faltó que entrara esa chilena que hubiera hecho derrumbarse el estadio si hubiera habido público.

Pero habrá mucho más. El fútbol de Joao Félix no se acaba en una noche.