Natación
Fred Vergnoux: “Con Mireia estamos en una carrera contra el tiempo”
A tres meses de los Juegos, el técnico analiza la situación de la campeona olímpica, cuyo entrenamiento se está viendo muy alterada por las lesiones, y explica cómo ha sido la preparación en una año marcado por la pandemia
Fred Vergnoux recuerda: “En 2016, a un poquito más de un mes de los Juegos de Río, en el Campeonato de España, Mireia hizo unas marcas... 2:05 en 200 mariposa, luego en los Juegos, 2:04 para ganar el oro; 16 y pico en el 1.500; 8:25 en el 800, luego hizo 8:24 para entrar en la final en Río; 2:11 en 200 estilos; 4:35 en el 400 estilos, después 4:32 para la medalla de bronce...”. Pero nada de eso se está produciendo ahora, cuando apenas quedan 90 días para los Juegos de Tokio. Después de Río, en 2017, fue campeona del mundo y cerró el círculo: ya tenía el oro en todas las grandes competiciones. Desde ahí, la vida ha llenado de obstáculos el camino de la nadadora española en el resto del ciclo olímpico, especialmente en los últimos tiempos, aunque ya en 2018 no pudo acudir al Europeo por unos problemas de vértigos. Lo peor estaba por llegar.
Para empezar, aunque eso fue para todos, el confinamiento obligado por la pandemia, nueve semanas lejos del agua, cuando son deportistas que en condiciones normales apenas están unos días al año sin “mojarse”. En la vuelta a los entrenamientos después de verano tuvo una infiltración y empezó tarde, aunque después logró la clasificación para los Juegos en el 800 y el 1.500. Hasta mitad de enero, la preparación iba por buen camino pero entonces aparecieron los problemas de hombros que le impidieron estar en el Open de España hace un mes, la penúltima posibilidad de lograr las marcas mínimas en el resto de pruebas que suele tener su exigente calendario, hasta seis. La última opción llega en tres semanas en el Europeo de Budapest, donde no está claro cómo podrá competir. “Lo primero es recuperarme poco a poco de la lesión. No sé si podré llegar al cien por cien a Budapest, pero lo importante son los Juegos Olímpicos y hay que recuperar bien el hombro”, explicó Mireia el pasado jueves en un acto del Banco Santander en el COE. “Está en una situación difícil porque ha sumado más días sin entrenar que entrenando, no hay mucho tiempo, pero Mireia es una chica que pelea hasta la muerte y lo intenta y lo intenta... Si alguien puede dar la vuelta a esta situación es ella. Está ante su mayor reto de siempre y ahora estamos en una carrera contra el tiempo”, opina su entrenador. Se trata de un momento importantísimo de la preparación para crear una base y después poder aumentar la intensidad. En función de si logra la mínima para alguna prueba más o no (no la tiene, por ejemplo, en 200 mariposa, en la que fue oro Río), la batalla contra reloj será de una manera u otra en estos 90 días que quedan. Si sólo nada el 800 y el 1.500 Wenfocaría la preparación en el fondo con volúmenes altos de entrenamiento”. “Pero como sabemos eso pasa por seguir entrenando también los 4 estilos y el trabajo fuera del agua, que va a ser clave”, explica el técnico.
Lo que está claro es que este año ha sido diferente en todo. “Desde que salimos del confinamiento, hemos entrenado casi normal”, explica Vergnoux. “Casi”. La palabra “adaptarse” es más exacta, aunque es algo a lo que en realidad los deportistas están acostumbrados. Así, por ejemplo, después del Open de España, su grupo tenía planeado subir a una nueva concentración a Font Romeu, pero el día anterior les dijeron que era imposible, que las medidas en Francia por la pandemia habían cambiado y que no podían entrar deportistas que no fueran locales. Hubo que buscar soluciones y algunos de sus nadadores, como Alberto Martínez, que también tiene billete para Tokio en 10 kilómetros, o Jimena Pérez, que nadará en la capital de Japón en los 800 y 1500, están durmiendo en una cámara hipobárica para simular la altitud, y han montando una especie de sala de hipoxia en un bungaló para poder hacer sesiones de spinning a 2.500 metros de altura. También han tenido que cambiar el orden habitual del entrenamiento: si antes era piscina y pesas, ahora es al revés para estar con menos gente en el agua y poder hacer grupos burbuja. El CAR lo ha organizado todo de forma excepcional, pero... “Tienes una planificación y la cambias constantemente. Voy escribiendo el plan, versión uno, versión dos... Creo que la próxima va a ser la versión nueve. Entre estos cambios y los momentos de crisis cuando uno pilla el covid, constantemente hay que reinventarse. Mirando al lado positivo eso nos obliga a no relajarnos. A los entrenadores no nos gusta esto, pero nos vamos acostumbrando”, cuenta Fred, que también describe cierta sensación de “hermetismo”: apenas coincide con nadie en el CAR, no se para a tomar un café con otros entrenadores o da una vuelta, y son los nutricionistas, los psicólogos, los fisios los que van a la piscina, ellos no se acercan a los despachos. La antigua normalidad todavía no ha llegado.
Está acostumbrado Fred Vergnoux a buscar un giro en sus entrenamientos, de ahí que sea habitual en su grupo, ahora de nueve nadadores, hacer otras actividades. Cuando están concentrados en altura practican esquí. En Font Romeu, en enero, hicieron casi cada día esquí de fondo, que en parte es similar a la natación porque se utiliza todo el cuerpo. En Sierra Nevada, en febrero, esquí en pista. “Un día fue en la tarde libre del miércoles. Yo decía: ‘Es tarde libre, que cada uno haga lo que quiera, pero si vas a esquiar de las doce y pico a las cinco al día siguiente no lloréis y digáis que estáis cansados’. El nadador es un atleta antes de un nadador, si nos quedamos en la piscina nos vamos a auto limitar. Y luego otro día lo hacíamos entero: desayuno, natación, pesas, íbamos a esquiar al mediodía y cuando volvíamos, a la piscina. Sin parar. Fue interesante para que los chicos se den cuenta de que no pasa nada, se puede hacer”, desvela Vergnoux, que tiene una batalla que muchas veces le pone en el centro de la polémica. “Los nadadores tienen que aprovechar lo que tienen en España: en nuestro caso en el CAR te hacen la cama, la comida, puedes ir al fisio para prevenir lesiones... Es una crítica constructiva, si tienes esto, aprovéchalo. Yo he conocido a gente que ha ganado medalla sin fisio, sin nutricionista, sin siesta, sin nada. Mi responsabilidad es decirlo”.
Vergnoux incita, además, a sus nadadores a que tengan inquietudes casi científicas porque en la élite la diferencia entre ganar medalla o no está en un suspiro. “Siempre se puede mejorar. Cuando eres campeón olímpico, seguro que puedes ser campeón olímpico nadando un poco más rápido. Tengo que convencer a los nadadores de tener una mente inquieta por la biomecánica o por cómo puedo mejorar si mi mano entre en el agua de una manera u otra. Hay profesionales que te pueden ayudar, yo hago vídeos cada día, se ven, lo compartimos con el biomecánico. El concepto de lo que tú pones en marcha es lo mismo que para un niño, pero el margen de progresión de un niño es mucho más grande y tú buscas un milímetro”. Y pone un ejemplo: “Mireia quedó segunda en 200 mariposa en el Mundial de 2013. La china le gana por 0,19 y vimos que en el tiempo de reacción Mireia tenía 0,80 y pico, hemos trabajado esto, hemos hecho 0,7 ó 0,6 o alguna vez 0,58... Si tienes esa reacción, pues ganas el oro, no es nadar o el viraje. Te frustra, pero lo pones en marcha para mejorarlo. Otro: Mireia no era muy buena en el subacuático y lo entrenamos, entendió el concepto y en un momento de su carrera era la mejor en el subacuático en el mundo y ganó el Europeo, el Mundial y los Juegos gracias a eso”.
Pero para avanzar una centésima hace falta tiempo y, según el entrenador jefe de la Federación Española, reivindicar la palabra “más”. “Si tú quieres mejorar tu descanso tienes que dormir un poquito más. Si quieres que tu subacuático sea mejor, probablemente tendrás que hacer un poquito más, pero no menos... Si quieres mejorar tu velocidad, tienes que hacer menos volumen, pero un poquito más intenso. Si quitamos la palabra más, que para mí es fundamental y explica el sentido clave del concepto de progresión, estamos muertos”, describe. “La natación es un proceso de mejoras que necesita tiempo, algunas adaptaciones no ocurren hasta que pasan unos 18 meses, en el mundo actual donde todo se arregla en segundos con su móvil, es cada vez mas difícil conseguir que los chicos lo entiendan, pero algunos, como Mireia, han tenido esta visión a largo plazo e invertido su tiempo para transformarse”, finaliza.
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