Golf

El US Open o la “prueba definitiva” para los golfistas

La primera edición del torneo estadounidese se disputó en 1895 sobre cuatro vueltas a un campo de nueve hoyos en un solo día. Seve era el gran favorito en 1980, pero fue descalificado por llegar tarde al tee del hoyo 1 el viernes

La primera edición del US Open se celebró el 4 de octubre de 1895
La primera edición del US Open se celebró el 4 de octubre de 1895La RazonLa Razón

En un mundo tan dado a los debates como el del golf, existe un torneo que levanta rara unanimidad entre entendidos y profanos. El Abierto de Estados Unidos –en adelante, US Open– es el torneo más complicado del circuito por los intrincados recorridos con los que la organización, la federación estadounidense (la todopoderosa USGA), castiga a los jugadores. Desde los años cincuenta, el US Open fue bautizado como«la prueba definitiva» y la receta para hacer honor a tal apelativo es infalible: roughs duros como el diamante, greens veloces como guepardos y algunas trampas añadidas: retorcidas situaciones de banderas e incremento de distancia o modificaciones del par en algunos hoyos. Cualquier cosa con tal de complicarle la vida a los virtuosos de los palos.

Todo empezó a finales del siglo XIX, cuando el Abierto Británico (The Open por antonomasia) llevaba más de tres decenios celebrándose. La recién constituida USGA quiso emular a su hermana del otro lado del Atlántico y convocó a once profesionales en el Country Club de Newport (Rhode Island) para un torneo de cuatro vueltas durante el mismo día, el 4 de octubre de 1895, a un recorrido de nueve hoyos. Horace Rawlins, un desconocido inglés de 21 años, sorprendió al llevarse los 500 dólares en metálico y una medalla de oro valorada en 50 con dos golpes de ventaja sobre un compatriota suyo, el consagrado Willie Dunn. Las quince siguientes ediciones las ganaron golfistas británicos, principalmente escoceses, hasta que John McDermott, que aún no había cumplido los veinte y sigue siendo el campeón más joven de la historia, abrió el palmarés estadounidense en 1911.

En 1930, cuando el US Open llevaba ya tres años disputándose en junio –fecha que sólo abandonó en la edición pandémica de 2020–, se introdujo en el golf el sistema de computación basado en el par del campo y quedó instaurada la tradición de recorridos endemoniados: Bobby Jones logró su cuarta victoria –récord ex aequo con otros tres golfistas– con un raquítico -1. Hay un ganador con +13 (Olin Dutra, 1934) y otras muchas ediciones de campeones que no lograron batir al campo, aunque en los últimos años se rompió la tendencia con el -12 de Tiger Woods en 2000 y sendos -16 de Rory McIlroy y Brooks Koekpa en la pasada década. Los grandes pegadores modernos podían con los diseñadores del siglo pasado.

La USGA quiso ponerle freno a esta tendencia el pasado mes de junio con la preparación de un recorrido diabólico en el Torrey Pines Golf Course de La Jolla, una localidad próxima a San Diego en la que sólo doce jugadores lograron mantenerse por debajo del par y ninguno pudo ganarle los cuatro días al campo, un par 71 a orillas del Pacífico en el que la escasa vegetación es zarandeada por el ventarrón que sopla desde el océano. Jon Rahm ganó con -6 tras una monumental batalla contra el sudafricano Louis Oosthuizen (-5) y se convirtió en el segundo europeo continental –tras el alemán Martin Kaymer en 2014– en coronarse en el US Open. El aplastante dominio estadounidense en el palmarés, con sólo cinco victorias foráneas entre el final de la II Guerra Mundial y el año 2000, se ha mitigado desde el cambio de siglo, puesto que se han registrado diez victorias extranjeras en los últimos veinte años.

La victoria de Jon Rahm saldó una vieja deuda del US Open con el golf español. Su gran pope, Severiano Ballesteros, nunca se sintió a gusto en el torneo. Quedó tercero en 1987, cuando malogró sus opciones en una última media vuelta catastrófica (tres bogeys en siete hoyos) que dejaron los primeros puestos a Scott Simpson y Tom Watson. Peor fue la historia en 1980. En la cima de su arte, Seve llegó a Baltusrol (Nueva Jersey) como vigente campeón del Masters y el Open Británico. Era el favorito, pero no pudo defender su estatus por un tremendo despiste: se equivocó al mirar los horarios del viernes y fue descalificado por llegar tarde al tee del hoyo 1.