Opinión
El último peldaño de Max Verstappen
El título del holandés ratifica la apuesta realizada en su momento por el propietario principal de Red Bill, Dietrich Mateschitz
Nadie pone en duda la calidad como piloto de Max Verstappen, quizá sea el más rápido hoy en la parrilla de la F-1. Pero en estos momentos de gloria para él, me gustaría destacar el papel de los que han hecho posible que haya alcanzado este título. A los que han puesto la escalera para que, ascendiendo peldaño a peldaño y no sin mucho esfuerzo, haya alcanzado este objetivo. Y ese mérito hay que reconocérselo al propietario principal de Red Bull, Dietrich Mateschitz. Este austriaco, que junto al tailandés Chaleo Yoovidhya, puso en marcha la compañía de bebidas energéticas más famosa del mundo y que obtiene anualmente beneficios brutos superiores a los ochocientos millones de euros. Mateschitz, gran aficionado al automovilismo, puso su dinero de patrocinio desde las fórmulas de promoción con el objetivo de crear pilotos capaces de ganar el Mundial. Y colocó como director de esta operación al ex piloto de F-1, también austriaco, Helmut Markko, que se había tenido que retirar cuando por un accidente perdió la vista de un ojo. Red Bull fue pagando la trayectoria de los mejores pilotos jóvenes para llevarlos hasta lo más alto. Y el podio de Abu Dabi demuestra lo acertado de la idea, ya que en este proyecto también estuvo hasta el último momento Carlos Sainz Jr. Markko decidió llevarse al holandés a su escudería, aunque cualquiera de los dos tenía nivel para llegar hasta lo más alto. Haber colocado ayer un Ferrari en la tercera plaza también tiene mucho mérito.
Un dato para recordar: los padres de los dos pilotos corrieron para la empresa española Repsol. Carlos Sainz durante muchos años de su carrera en rallyes y Jos Verstappen cuando compartió asiento en Arrows en los años 1999 y 2000 con Pedro Martínez de la Rosa.
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