Natación

Katie Ledecky, 22 medallas y dos amenazas

La estadounidense es la nadadora más laureada en la historia de los Mundiales, pero el fin de su hegemonía está cerca

Katie Ledecky ganó en el 1.500 su cuarto oro en los Mundiales de Budapest
Katie Ledecky ganó en el 1.500 su cuarto oro en los Mundiales de BudapestPetr David JosekAgencia AP

Como viene ocurriendo en el último decenio, desde su eclosión en 2013 en el Palau Sant Jordi, Katie Ledecky ha sido la gran protagonista de la natación femenina en el Mundial de Budapest. La fondista estadounidense ha sumado cuatro oros a su excepcional colección de medallas y se ha convertido en la mujer que más veces ha subido al podio en la historia de los campeonatos, ya que totaliza veintidós preseas, dos más que las ganadas por su compatriota Natalie Coughlin entre 2001 y 2011. Con sólo 25 años y decidida a prolongar su carrera hasta los Juegos de París, Ledecky amenaza con engrandecer su récord dentro de un año en Fukuoka.

Este 22, número mágico del televisivo Dúo Sacapuntas y de Rafa Nadal por sus títulos del Grand Slam, brilla mucho más que el 20 de Coughlin, ya que Katie Ledecky, psicóloga licenciada en Stanford, suma diecinueve oros y tres platas mientras que Coughlin, también psicóloga por otra prestigiosa universidad californiana, Berkeley, logró ocho títulos mundiales, siete subcampeonatos y cinco bronces. El palmarés olímpico de la fondista de Washington DC sólo es comparable en natación femenina al de Jenny Thompson, cuyo récord de doce medallas en los Juegos entre 1992 y 2004 (aunque sólo dos, una plata y un bronce, en pruebas individuales) amenaza con superar en 2024.

Katie Ledecky, con todo, no estuvo redonda en los Juegos de Tokio y llegó a Budapest con necesidad de reivindicarse. Sus cuatro medallas de oro en Río auguraban una cosecha idéntica en la capital japonesa, e incluso mayor, ya que el 1.500, prueba en la que es cuádruple campeona mundial, integraba por primera vez el programa olímpico. En su primera carrera, sin embargo, pinchó estrepitosamente: tras ganar con comodidad su serie y su semifinal de los 200 metros, quedó quinta en la final que ganó la australiana Ariarne Titmus, que también la batió en los 400 al término de un esprint inolvidable. La norteamericana se resarció conquistando el 800 y el 1.500, además de colgarse una plata en el relevo 4x200, tras China, que supo a derrota.

Titmus, de 21 años, desposeyó a finales de mayo a Ledecky del récord del mundo de los 400 libres (3:56.46) en los Campeonatos de Australia, pese a lo que decidió no competir en Budapest y reservarse para los Juegos de la Commonwealth que tendrán lugar en agosto en Birmingham. «Ya fui campeona del mundo en 2019 y me hace ilusión ganar este otro título, además de que me gusta pensar en mi carrera a largo plazo», justificó la nadadora de Tasmania su ausencia mundialista.

El fantasma de la australiana, sin embargo, pesó en la elección de pruebas de Ledecky, que renunció a participar en los 200 metros de Budapest, pese a su victoria en los Trials estadounidenses, antes de saber que Titmus se quedaría en casa. La del doble hectómetro, ganada por la china Yang Junxuan con un tiempo mediocre de 1:54.92, habría sido una de las medallas más asequibles de su carrera, pero ella prefirió focalizarse en las tres pruebas más largas. Sus compatriotas Leah Smith y Claire Weinstein ni siquiera se metieron en la final. Las victorias en 800 y 1.500 estaban cantadas, así como la del relevo 4x200 –pese a la dura resistencia de Australia–, pero nadie esperaba la batalla a la que la obligó en los 400 metros la nueva sensación de la natación mundial: la canadiense Summer McIntosh.

En el primer día de competición en el Danubio Arena, Katie Ledecky sobrevoló las series del 400, con casi cuatro segundos de ventaja sobre su inmediata perseguidora, una vieja conocida a pensar de su insultante juventud. Con sólo catorce años, McIntosh se quedó al pie del podio en los Juegos de Tokio y ahora, a sus quince primaveras, le ha discutido el oro a la estrella estadounidense hasta la última brazada, rompiendo de paso la mítica barrera de los cuatro minutos (3:59.39).

De cara a próximas citas, la nadadora de Ontario deberá ser tenida en cuenta –a ver qué tal le va contra Titmus en los Juegos de la Commonwealth–, sobre todo después de ganar el oro en los 200 mariposa, con un nuevo récord mundial júnior de propina, y de firmar en la primera posta de la final de 4x200 un 1:54.79 que le habría supuesto la victoria en la prueba individual de Budapest.