Opinión

Nadal, Djokovic, Roglic... la vida más allá del fútbol

El arranque del verano tiene al hincha hibernando. Wimbledon y el Tour serán capaces de saciar los estómagos más exigentes

Nadal golpea de drive durante un entrenamiento en Wimbledon
Nadal golpea de drive durante un entrenamiento en WimbledonDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

Uno lee el Amarcord de Lucas Haurie de mañana –despídanse de esa joya por unas semanas– y además de acordarse del 12-1, del cabezazo de Maceda, de Batts, Battiston, Giresse, Tigana y el resto de la cuadrilla que acompañaba a Platini, en lo primero que piensa es que tendríamos que estar volcados en el Mundial de 2022 y soñando con los chicos de Luis Enrique. Pero como el petróleo y el gas mandan pues toca esperar al 21 de noviembre y a que entre cenas de empresa, quedadas de amigos y celebraciones prenavideñas varias el fútbol vuelva a ser lo más importante de lo menos importante.

El Mundial de Catar nos va dejar una temporada que no la reconocerá ni la madre que la parió. Con la publicación del calendario liguero más de uno se frotaba los ojos. ¿Mes y medio tiesos? A mediados de noviembre, hasta luego. Y el regreso para el fin de semana de Nochevieja. Que no nos falte de nada para que a alguno se le atraganten las uvas. ¿Y la Champions? Vamos a estar a mitad de otoño y la fase de grupos va a estar liquidada. Lo mismo alguno de los grandes está fuera de Europa días después de la noche de Halloween, lo cual no deja de tener su gracia. La final en Estambul, la amenaza de la Decimoquinta ya saben, coincidirá con la primera convocatoria de la EvAU, al tiempo.

Este arranque de verano tiene al hincha hibernando. Lo del mercado veraniego no da ni para media página par en un diario deportivo. Igual que algunos aseguran que el «Blue Monday», este año el 17 de enero, es el día más triste del año, la semana pasada ha sido la «Blue Week» para el aficionado común. Que luego siempre hay alguno que nos entusiasmamos con las elecciones en el Athletic Club, la exhibición de Hurlingham o los Mundiales de natación. Terreno para frikis, porque el deporte mundial era un solar. Eso sí, que nadie se soliviante porque la actividad vuelve a lo grande: Wimbledon y el Tour son capaces de saciar los estómagos más exigentes. Djokovic, Nadal, Alcaraz, Roglic, Pogacar, a ver si Enric Mas... a la espera de los míticos torneos de pretemporada, que ya no sé si existen, las raquetas en la hierba y las bicis servirán a algunos para descubrir que sí, que existe vida más allá del fútbol.