Pinchazos

La desgarradora historia de una tricampeona del mundo víctima de una violación bajo sumisión química: “Intenté correr...”

Elise Christie sufrió una brutal agresión sexual tras introducirle droga en su bebida. Fue víctima dos veces. Primero de su agresor, después de su miedo.

Elise Christie, tricampeona mundial de patinaje de velocidad en pista corta
Elise Christie, tricampeona mundial de patinaje de velocidad en pista cortaArchivo/Instagramlarazon

Las denuncias de pinchazos a mujeres en zonas de ocio no paran de aumentar en todo el país, lo que ha despertado alarma social ante una posible ola de casos de sumisión química. La preocupación es tal que los médicos de urgencias han publicado un protocolo de actuación ante la sumisión química, una práctica que consiste en administrar fármacos o drogas a una persona para realizar actos delictivos (robos, acosos, abusos y agresiones sexuales) o aprovecharse de su consumo voluntario para estos actos. Pero la realidad es que los pinchazos o las drogas en las bebidas no son algo nuevo. Muchas mujeres han sido víctimas en los últimos años de una lacra a la que tampoco es ajena el deporte.

La vida de la británica Elise Christie, triple campeona del mundo de patinaje de velocidad, ha estado marcada por una violación que sufrió cuando tenía 19 años. Le introdujeron droga en su bebida y abusaron brutalmente de ella. Fue víctima dos veces. Primero de su agresor, después de su propio miedo que le obligó a silenciar al mundo lo ocurrido durante más de una década.

Christie, que el próximo 13 de agosto cumple 32 años, relata este suceso en su autobiografía Resiliencia, que salió a la venta el 30 de septiembre de 2021. “Salí, me drogó y luego me violó un tipo cualquiera. Pasó un año antes de que le contara a alguien lo que ocurrió esa noche”, asegura en el libro.

“Intente correr pero me caía a cada paso”

Elise Christie cree que le echaron droga en su bebida antes de ser violada y que intentó huir del hombre, pero que era incapaz de dar un paso sin caerse. “Estaba extrañamente afectada y mi cuerpo no funcionaba bien. Intenté huir de él, pero simplemente no podía correr. Me caía al suelo después de cada paso... Incluso en situaciones en las que he estado absolutamente perdida desde entonces, nunca me he sentido como aquella noche. Por mucho que lo intentara, no podía alejarme de ese tipo”, relata la deportista.

“Cada vez que me caía al suelo, él corría detrás de mí, me levantaba y me arrastraba, hasta llegar a un taxi. Recuerdo haberle dicho al taxista: ‘Por favor, no me lleve a la casa de este tipo. Tiene que llevarme a casa’. Pero el violador le decía al taxista: ‘Es mi novia. Está borracha’ Al final del trayecto en taxi, este tipo me llevó a su casa. Estaba claro que iba a agredirme sexualmente y yo le decía repetidamente: ‘No. No’”, recuerda Elise Christie en el libro.

Christie reconoce que en un principio pensó que no podía contar a nadie que había sido violada, porque no le habían “agarrado en un parque, golpeado... dado por muerta”. “Me sentí avergonzada, lo que ahora sé que es una forma completamente equivocada de sentir esto”, añade.

La patinadora asegura que el violador, al que conoció en un bar del centro de Nottingham, se puso en contacto con ella a través de Facebook para disculparse y que ella nunca lo denunció ante la Policía: “Supongo que es demasiado tarde. Debería haber sido más valiente”.

Amenazas, autolesiones e intentos de suicidios

Este hecho le dejaría marcada para siempre y lo que vino después no fue mejor. Ha sufrido amenazas de muerte por su participación en unos Juegos Olímpicos, protagonizó varios intentos de suicidio, dificultades económicas para seguir practicando su (minoritario) deporte y, como podemos deducir fácilmente, su salud mental saltó por los aires.

En una entrevista reciente en The Guardian y en su autobiografía, la poderosa y acertadamente llamada Resilience, describía 2018 como el año más duro de su vida. Ingresó a los Juegos Olímpicos de Invierno ese año como campeona mundial múltiple, pero Christie había sido persuadida de patinar cuando se lesionó en un esfuerzo por ganar más lugares para su equipo. La catástrofe golpeó en los Juegos de Corea del Sur cuando fue descalificada de manera controvertida, dos veces, y sacada al hielo y penalizada en su último intento de ganar una medalla. Las lágrimas de Christie se volvieron virales pero, meses después, la devastación fue mucho más profunda.

Fue masacrada en redes sociales. Su antiguo entrenador, Nick Gooch, fue despedido, su novio ganador de la medalla de oro olímpica, el patinador húngaro Shaolin Sandor Liu, la dejó por mensaje de texto y las autolesiones de Christie aumentaron. A los pocos días de la Navidad de 2018 estaba tan angustiada que, en medio de autolesionarse, se lesionó tan gravemente que temió que su vida peligrara. En estado de shock, Christie descubrió que no quería morir. Un amigo la llevó de urgencia al hospital donde le dijeron lo afortunada que había sido.

Pero su dolor no cesó. En abril del pasado año, después de varapalo en su vida personal, “entré en una espiral bastante mala y tuve un intento [de quitarse la vida]. Fue muy difícil… Nunca me catalogaría como suicida porque no creo haber sentido nunca que quisiera morir. Pero no soportaba el dolor. Un amigo me envió un mensaje esa noche. Él dijo: ‘¿Estás bien?’ Yo estaba como: ‘No realmente’. No sé cómo lo supo, porque no le dije nada [ella acababa de intentar quitarse la vida], pero tenía un presentimiento. Me curó y me ayudó”.

¿Qué hubiera pasado si él no la hubiera rescatado esa noche? “fue mucho peor que en 2018. Pero pensé que no sería bueno para todas las personas que me siguen por salud mental si me rendía así”.

Retirada y supervivencia

Finalmente, en diciembre de 2021, anunciaba su retirada. Había ganado más de 70 medallas de patinaje de velocidad pero había llegado el momento de decir adiós. “He estado postergando esto. Tendré mucho que decir y sé que mucha gente tiene muchas preguntas… pero por ahora es el momento de anunciar mi retiro del patinaje de velocidad en pista”, anunciaba a través de sus redes sociales.

Hoy, Christie mantiene la mirada alta. “Desde entonces, no me he autolesionado. Ha sido un progreso constante. Es por eso que difundir la conciencia sobre la salud mental y los abusos sexuales se ha convertido en un propósito tan grande para mí. Estoy trabajando para ayudar a mucha gente”.

Según sus propias palabras, ya no es una atleta es una “superviviente”.