Opinión
Mbappé ya no mea colonia
El francés ha dejado de ser el que era... al menos hasta 2025
El PSG lidera la Liga francesa. Vaya novedad pensarán y con toda la razón del mundo. Aunque alguno informando de esto presumiría de exclusiva no crean. El PSG resuelve sus partidos por goleadas, le aguantan el tipo Marsella y Lens, pero será por poco tiempo y ha quedado encuadrado en un grupo sencillo en la fase de grupos de la Champions sólo amenazado por la decadente Juve. Y todo con Kylian Mbappé al lado de Messi y Neymar para mayor gloria del jeque Al-Khelaifi. Pero el francés ha dejado de ser el que era. Al menos a este lado de los Pirineos. La bronca con un compañero por no pasarle el balón, la discusión con Neymar para ver quién lanzaba un penalti o una nueva novia, que resulta que es modelo transgénero, han servido para constatar que para algunos Mbappé ya no mea colonia.
Lo que era la octava maravilla del mundo se ha convertido en apenas cuatro meses, una eternidad para los tiempos que corren, en un personaje marginal cuando no en un demonio que se dedica a jugar al fútbol. Ahora es un mal compañero, un tipo que no sabe asimilar los roles en el vestuario y que no sabe liderar. Mbappé es el del tartazo a la Gioconda; el culpable del incendio de Notre Dame; poco menos que un pandillero de los que delinquía en los alrededores de Saint Dennis y el responsable del día que Rafa deje de ganar Roland Garros... y si no al tiempo.
Aunque lo mismo dentro de tres años, en 2025 cuando acabe su actual contrato, los mismos que ahora le desean la guillotina le vuelven a encumbrar. Entonces escribirá mejor que Víctor Hugo, su presencia impondrá más respeto que el primer Napoleón y si no ha encendido la antorcha olímpica un año antes será un fracaso de la República. Y claro su madre volverá a ser alguien respetable. Son los criterios volátiles. El pan nuestro de cada día. Que se lo digan a la selección española de baloncesto. Alguno después de las dos primeras victorias ya vendía una candidatura al oro y la derrota ante Bélgica, el «bofetón» que dice Scariolo, lo mismo sirve de escarmiento y para poner las cosas en su sitio. El problema de vivir en la inmediatez o en la idiotez vaya usted a saber.
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