Formula 1

La bestia que se calmó para ganar títulos

El holandés consiguió hoy su segundo campeonato. Llegó a la F1 en 2015 lleno de agresividad. Todavía la mantiene, pero sólo cuando es necesario

La bestia que se calmó para ganar títulos
La bestia que se calmó para ganar títulosEugene HoshikoAgencia AP

Desde que empezó a correr en karting, Max Verstappen se mostró siempre como un piloto “terrible”. Con mala leche. Siempre agresivo, pero todo un prodigio al volante. Cualquier categoría en la que debutaba enseguida era contestada con victorias. Coincidió con pilotos como Leclerc, con el que ya tuvo sus más y sus menos y además, heredó la genética “guerrera” de su padre, el ex piloto de Fórmula 1 Jos Verstappen. Con apenas 18 años debutó en la F1 en el equipo Toro Rosso, y la temporada siguiente, sólo cuatro carreras después, ascendía directamente a Red Bull. Debutó en Barcelona y ganó. Sólo unos meses antes había rechazado una oferta de Mercedes. Aquella decisión parece que fue acertada. Desde entonces se convirtió en la pesadilla de cualquier piloto que pretendiera adelantarle porque siempre fue y es muy agresivo. Fue una jugada de Helmut Marko, el ex piloto que dirige los destinos de Red Bull en el Motor designado por el multimillonario dueño de la compañía energética recientemente fallecido. Red Bull pasó varios años malos siempre culpando al motor Renault hasta que un día de 2017 se encontraron con la maniobra de Fernando Alonso y Zak Brown (jefe de McLaren) para echar a Honda de McLaren. El acuerdo lo consiguieron gracias a este empuje y porque Red Bull aceptó que el fabricante japonés suministrara motores a su equipo B, Toro Rosso. Un año después, Honda ya montaba sus unidades de potencia en Red Bull y poco a poco, con la inestimable colaboración de su director técnico, Adrian Newey, consiguieron encajar el motor en el chasis. Fue entonces cuando en 2021 Verstappen tuvo un coche para ganar. Fuera de la pista Verstappen es todo un ídolo en Holanda. El país atraviesa un fenómeno parecido al que tuvo España con la “Alonsomanía”. Vive en Mónaco y sale con Kelly Piquet, hija del tricampeón del mundo Nelson Piquet, un piloto que bien podría ser el Verstappen de aquella época (los 80 y 90) por su agresividad. Le apodan “Mad Max” y, como todos los pilotos que salen de Red Bull, sus ganancias no tenían nada que ver con las de otros pilotos hasta que en la escudería energética se dieron cuenta de que dejarle marchar sería un error y en su academia no había nadie que le sustituyera. Firmó un nuevo y multimillonario contrato y hoy volvió a conseguir su segunda corona. La era Verstappen va para largo. Mantiene su agresividad, pero ya piensa a lo campeón. Arriesga cuando hay que hacerlo.