Rugby

Comienza el Seis Naciones: secular esplendor en tiempos modernos

El Torneo por excelencia del rugby arranca este sábado sin perder interés pese a la competencia del Mundial, que en 2023 celebra su X edición

Antoine Dupont levanta el trofeo que Francia ganó el año pasado
Antoine Dupont levanta el trofeo que Francia ganó el año pasadoThibault CamusAgencia AP

La décima edición de la Copa del Mundo, que se desarrollará en Francia entre el 8 de septiembre y el 28 de octubre, es «uno de los objetivos del año, por supuesto –dice Fabien Galthié, el seleccionador que ha devuelto el esplendor al XV del Gallo–, pero el Torneo siempre será el Torneo». Esta tautología describe a la perfección el espíritu de todos los habitantes del planeta ovalado. Aunque el Mundial, instaurado en 1987, es el gran catalizador de la era profesional del rugby, los partidos invernales entre las grandes naciones europeas (cuatro, cinco y, desde 2000, seis) jamás encontrarán sustituto en el corazón del aficionado. Hoy empieza «El Torneo» por antonomasia, y no hace falta añadir ni una palabra más.

La Francia de Galthié, que defiende el título –con pleno de victorias incluido– levantado el año pasado tras un decenio de frustración, es la principal favorita para conquistar en casa la corona universal que se le ha negado en tres finales perdidas, pero el técnico proclama que este Seis Naciones no es una estación hacia el Mundial, sino una meta en sí mismo. De hecho, el equipo capitaneado por el medio melé Antoine Dupont, elegido mejor jugador del mundo los dos últimos años, mantiene una serie abierta de trece triunfos consecutivos que pueden llevarlo, si repite el Grand Slam de 2022, a igualar el récord histórico de 18 encuentros seguidos ganados que comparten Nueva Zelanda e Inglaterra.

Dupont, su compañero en la línea de medios de Toulouse Romain Ntamack y algunos tres cuartos supersónicos como Thomas Ramos, el novato Ethan Dumortier, Damien Peanud o Gaël Fickou mantienen enarbolada la tradicional bandera del rugby-champán francés, aunque su verdadera fuerza radica en una defensa de hormigón moldeada por el técnico inglés Shaun Edwards y una melé poderosísima sostenida por Uini Atonio, un bebé de 145 kilos capaz de convertir esta prueba de fuerza en «una sinfonía», en palabras del entrenador responsable de la delantera, William Servat.

Los años impares son incómodos para Francia, no obstante, ya que debe visitar Londres y Dublín. Al contrario, Irlanda tiene mejor calendario, pues recibe a los franceses y a Inglaterra desde su atalaya de la primera posición del ranking mundial. El XV del Trébol abre hoy el torneo en Cardiff con un peliagudo derbi celta. La selección que dirige Andy Farrell, padre del capitán de Inglaterra derrotado por su progenitor el año pasado en Londres, defiende la Triple Corona de 2022 y cuenta con ganarle a Gales para, en la segunda jornada, disputar contra los franceses la final anticipada del Torneo, revancha del ajustado 30-24 de Saint-Denis que dio en la edición pasada el título a los galos.

Irlanda, que en verano se entretuvo en ganarle una serie a los All Blacks en suelo neozelandés –algo que ninguna selección había logrado desde la gira de Francia en 1994, cuando el rugby todavía era amateur–, es un equipo rocoso, veterano e indesmayable en defensa que se sigue encomendando a la bota de Johnny Sexton, uno de los ocho jugadores en la historia del rugby internacional que ha superado el listón del millar de puntos anotados. Dos pilares de puro granito como Andrew Porter y Tadhg Furlong y los placajes devastadores del flanker de origen sudafricano Josh Van Der Flier permiten al capitán irlandés jugar confortablemente detrás de su temible delantera.

Nunca puede descartarse en el Seis Naciones a Inglaterra, único país del hemisferio norte campeón del mundo. El XV de la Rosa, cierto, vive días de crisis desde la destitución de Eddie Jones y su sustitución por el novel Steve Borthwick, entronizado en el banquillo de la selección tras solo dos años de experiencia como entrenador. No ha querido romper del todo con la etapa anterior, y mantiene en la capitanía al controvertido Owen Farrell, pero sí ha prescindido de hombres clave para su antecesor. Gales y Escocia están un escalón por debajo, pero pueden vencer a cualquiera, sobre todo como local, e Italia pretende que su generación emergente dé continuidad a la mejoría de resultados de 2022, cuando lograron ganar a los galeses en Cardiff y, en la ventana de otoño, a Australia.