Tour de Francia

Ciclismo

Alaphilippe arrasa y Mas ilusiona

Julian Alaphilippe, a su llegada a la meta de Pau
Julian Alaphilippe, a su llegada a la meta de Paularazon

Aquí, en este Tour, en la crono de de Pau que era una historia casi preconcebida, con final más que esperado, sucede lo mismo que en el fútbol. Sí. Los símiles tan resabidos siempre con el deporte rey. Es como cuando se salta al terreno de juego con la certeza de que se va a perder por goleada. Y suena el pitido final en el minuto 90 y en el marcador tan solo un gol en contra. Sucede que se pierde, pero no tanto. Como que duele menos aunque la derrota, en el fondo, sea la misma.

Algo así sucedió en los 27 kilómetros de contrarreloj individual, la última tortura a la que el Tour somete a los pequeños y finitos escaladores en esta edición. Ya llegan las montañas, hoy el precioso Tourmalet, los altísimos Alpes que esperan agazapados en la última semana. Y llegan para todos con tiempo, mucho tiempo por recuperar. Desde Geraint Thomas, sí, también él, hasta Mikel Landa.

Sucede entonces eso, que el perder por un solo gol parece que hace menos pupa. Y eso que las diferencias en las que ya se mueven los dos líderes del Movistar parecen difícilmente remontables en este ciclismo moderno de tanto control y ataques en el último puerto. Nairo Quintana es ahora el mejor de los de Eusebio Unzue en la clasificación general, con 3’55’’ segundos perdidos, Landa ya está a seis. Ambos se dejaron más de minuto y medio en 27 kilómetros, mucho. Aunque claro, cuando uno se espera perder casi hasta el carnet de identidad, tampoco es para tanto.

Cada uno lo mira por el lado que quiere: «Me he encontrado bien», dice Landa en el horno en que se ha convertido la localidad de Pau. «Moverme en un minuto de diferencia con Porte no es mala señal». Pero Porte, mal que le pese a Landa no es ni de lejos la referencia, sino Julian Alaphilippe, que cada vez es menos sorpresa en este Tour y más realidad. El francés pulverizó los tiempos y reventó al mismísimo Geraint Thomas, a quien asestó 14 segundos y ya es más líder, con 1’26’’ sobre el galés, 2’12’’ con Steven Kruijswijk, 2’52’’ con Bernal, dejando así claro que el rey dentro de la dinastía del Ineos es Thomas, y 3’55’’ con Nairo Quintana.

El colombiano también ve el vaso medio lleno: «Se ha perdido algo de tiempo hoy pero la sensación fue buena». Contaba con ello. «Es que la parte final era llana y ahí los grandes rodadores toman mucha más velocidad». Como si Julian Alaphilippe lo fuera. Aquí quien no se contenta es porque no quiere. Pero si alguien puede estar satisfecho, esos son Enric Mas y Alejandro Valverde.

El murciano, a sus 39, remonta posiciones en una crono en la que ha desplegado toda su valía con unas piernas que piden a gritos más cartas de parte de su equipo para jugar con libertad y dejarle que se divierta. Aguantó el tipo, a 1’11’’ de Julian Alaphilippe aunque él mismo se sigue viendo como un gregario más del Movistar: «Lo importante y a lo que hay que mirar es que tanto Mikel Landa como Nairo Quintana han cedido tiempo pero no ha sido una barbaridad». Otro que pide a gritos ser más es Enric. Paró el reloj tan solo a 58’’ de Alaphilippe y ya es el mejor joven y escala del sexto al cuarto puesto de la general. Ilusión. Pero el problema es que Alaphilippe es su compañero. Que además es francés y que encima tiene ya la renovación firmada con el Deceuninck-Quick Step. El equipo que Mas abandonará a final de año para correr en el Movistar.

Por eso, la ilusión es a medias, pues el mallorquín estará supeditado a los límites de Julian Alaphilippe, a cuánto y cómo pueda aguantar en toda la montaña que se viene por delante. A ella se encomiendan ya todos los escaladores. Fuera las etapas llanas, las pestosas y las cronos. Llegan las cuestas. «Llega nuestro terreno. Ahora tenemos que empezar a movernos», avisa Quintana.