El Atlético estaba para batallas mayores

Si uno ve un partido del Atlético de Madrid las últimas semanas sin haber visto la primera mitad de la temporada, la manera que tiene de imponerse, el tiempo que lleva sin perder, la cantidad de goles que marca e incluso el bonito juego que despliega en determinadas fases de los partidos, cabe preguntarse por qué razón ha subido tanto su nivel en comparación al que demostró antes del Mundial de Qatar. Es decir, después de que ya lo tuviera todo perdido.

La tensión que se percibía en el grupo, tanto en el entrenador como en los jugadores, era evidente allá por el 20 de agosto, en la segunda jornada del campeonato. Daban la sensación de estar peleando entre la vida y la muerte en casa ante el Villarreal. Esa tensión era evidente que no beneficiaba al rendimiento de la plantilla.

Los hay que apuntan a la salida de Joao Félix como punto de inflexión. Dan por hecho que el crack portugués era una bomba de relojería en el vestuario y que su salida rumbo a Inglaterra ha calmado las aguas en el seno de la plantilla. Otra opción que se maneja es interpretar que el equipo se ha soltado en el momento que ha desaparecido la presión, jugando una vez por semana y sin la necesidad imperiosa de ganar para seguir en competición europea o no descolgarse de la pelea por el título.

Cada aficionado rojiblanco es libre de sacar su propia conclusión, pero es evidente que este equipo está demostrando ahora que es capaz de ofrecer mucho más de lo que se había visto antes, cuando se dudaba de la calidad de la plantilla y la preocupación era clasificarse para una Champions donde no se ganaba ni a un equipo en puestos de descenso de la Bundesliga.

La distancia con la cabeza de la clasificación en la Liga es ya insalvable, lo que obliga al Atlético a un largo periodo de reflexión, mientras sigue sumando victorias hasta final de temporada, donde llegará con cierta sensación de trabajo bien hecho, pero con la duda por resolver de si será capaz de corregir las razones por las que no ha llegado a competir cómo debía este año. Es duro asumir que el equipo este curso no ha dado la talla como podía hacerlo cuando se trataba de competir de verdad en todos los frentes. Una pena.