Despedida
La retirada de Gasol da paso al nuevo Pau
El adiós del mejor jugador español de baloncesto de la historia abre paso a una etapa en la que será miembro del COI y puede entrar como ejecutivo en una franquicia de la NBA
En otoño de 2001, Pau Gasol atendía a este periódico recién llegado a Estados Unidos. Acababa de aterrizar en Memphis, estaba en un hotel de la ciudad de Elvis y cogía el teléfono de su habitación mientras apagaba el altavoz donde sonaban los Estopa. Era un novato dispuesto a hacer historia en la NBA y vaya si la ha hecho. En Estados Unidos, en España, con los Lakers, con los Grizzlies, con el Barça, con la selección... Veinte años después, el mejor jugador español de baloncesto de todos los tiempos, un mito de este deporte, anunciaba su retirada en el Liceu de Barcelona. «Sopesándolo todo he decidido dejar el baloncesto profesional, es una decisión difícil después de tantos años, pero también es una decisión meditada», aseguró en un acto rodeado de su familia y amigos.
Lo dijo Saras Jasikevicius. Su último entrenador en el Barça comentó medio en serio medio en broma: «Cuando se canse del golf igual nos llama. Está jugando mucho ahora mismo y él tiene que mejorar». La llamada al Barça para continuar un año más como azulgrana nunca llegó porque Pau tenía en mente desde hace tiempo que todo se acabaría en los Juegos. Su último partido fue el 3 de agosto en los cuartos de final de los Juegos de Tokio ante Estados Unidos. El mayor de los Gasol cumplió su sueño de disputar su quinto torneo olímpico, aunque su némesis, la selección yanqui, acabara con una trayectoria gloriosa. Pau se dio una tregua para estudiar con su familia una posible continuidad. Junto a su esposa, Catherine McDonald, y su hija, Elisabet Gianna, que ya ha cumplido un año, analizó una hipotética prolongación de su carrera. La conclusión es que su familia, el COI, la Fundación, sus negocios, una posible incursión como ejecutivo en una franquicia de la NBA... estaban ya por delante del baloncesto. «Una vez acabados los Juegos, sopesé todo. Tenía esa idea antes incluso, estaba estirando el chicle, estaba tomando un riesgo grande. Los doctores me dijeron que otra lesión podría condicionar el resto de mi vida y yo lo que quiero es ser activo con mis hijos, quería estar más tiempo en casa, haciendo otras cosas, tener flexibilidad... sé que va a haber muchas cosas que me apetecerá hacer».
Pau no pudo evitar emocionarse. «Quería dejarlo jugando y divirtiéndome, no con muletas y una operación». Con el adiós de Pau se cierra la Edad de Oro del baloncesto español. Era el último miembro que quedaba en activo de la gloriosa generación del 80. Campeón de la NBA, campeón del mundo, triple medallista olímpico, tres veces campeón de Europa, titular en el Partido de las Estrellas... Sólo se le resistieron el oro olímpico y la Euroliga, aunque su filosofía le lleve a «no pensar en lo no logrado». Pau convirtió los éxitos en una rutina extraordinaria basándose en el trabajo, la sensatez, la ambición y el talento. Su triunfo final no fue una medalla o un título, aunque lo hubo en la pasada final de la Liga Endesa. Lo más grande fue su regreso a las canchas después de superar una lesión que hubiera retirado a cualquiera con su edad. «En el Barça fueron unos meses muy especiales, una de las etapas más bonitas junto a jugar una vez más con la familia, con la selección. Jugar ya fue un gran éxito», afirmó.
Y volvió a emocionarse al recordar al que fuera su compañero Kobe Bryant: «Él me hizo mejor líder». Se dirigió a su esposa en inglés; a sus padres, en catalán... se refirió a su hermano Marc, a su amigo Juan Carlos Navarro, a los preparadores físicos, a sus entrenadores, a sus ex compañeros, a los aficionados del baloncesto español, a la ovación que recibió en su último partido en la ACB en la cancha del Madrid. El Pau jugador dijo adiós, pero como él mismo afirmó: «Ahora busco la versatilidad, la flexibilidad, hay un abanico grande de cosas e inquietudes que explorar».
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