Getafe C.F.

Bordalás, un currante en la Champions

El entrenador de moda en la Liga tiene a los madrileños en el cuarto puesto tras la victoria de ayer ante el Rayo. Un bloque sólido y los goles de Molina y Mata, las claves del éxito de un estilo criticado por algunos

Bordalás da instrucciones desde el banquillo / Efe
Bordalás da instrucciones desde el banquillo / Efelarazon

El entrenador de moda en la Liga tiene a los madrileños en el cuarto puesto tras la victoria de ayer ante el Rayo. Un bloque sólido y los goles de Molina y Mata, las claves del éxito de un estilo criticado por algunos.

Cuando en junio de 2011 José Bordalás (Alicante, 54 años) se quedó a un gol de subir a Primera División con el Elche no llevaba gafas de pasta ni la cuidada barba corta que luce ahora, pero lo que sí ha mantenido es la máxima exigencia de trabajo que le pide a cada uno de sus futbolistas para que el equipo funcione. Después de quedarse muy cerca del objetivo aquella vez, lo consiguió con el Alavés en 2016, aunque no confiaron en él para mantenerse en la élite.

Otra vez a empezar, algo que no importa para un técnico de esos que ha tenido que subir todos los escalones del fútbol modesto para llegar arriba por no haber sido antes jugador. El Getafe lo buscó para salir del pozo en el que se había metido después de ser feliz en Primera, Bordalás repitió la fórmula y entonces sí encontró una extensión de contrato por parte de Ángel Torres. Mientras el cava corría por el vestuario y ante las cámaras de televisión ambos sellaron el acuerdo con un apretón de manos y nació este Getafe que, tras 25 jornadas, está en puestos de Champions y con sus dos delanteros entre los mejores goleadores españoles.

El euro Geta podría volver a recorrer el continente si las cosas no se tuercen mucho, si no es en el máximo torneo («hay equipos con mayor potencial que van a pelear por estar entre los mejores y debemos tener los pies en el suelo», dice el técnico), quizá en esa Liga Europa que cuando se llamaba Copa de la UEFA fue muy cruel con los azulones. No hay nadie en los alrededores del Coliseum que haya olvidado aquella tarde en la que al autobús del Bayern le costó casi tanto aparcar en el estrecho parking del estadio como a los alemanes dejar al Getafe fuera de las semifinales que tuvieron al alcance de la mano.

La brillante y reciente historia azulona da para el gol cruel de Luca Toni, para dos finales consecutivas de Copa del Rey, con remontada ante el gran Messi incluida, y quién sabe si ahora para un regreso a Europa por todo lo alto. Bordalás insiste en que la salvación (39 puntos) está muy cerca con la victoria de ayer frente al Rayo, pero reconoce que el deber de la afición es soñar con lo máximo. Ya se encarga él de currarse cada entrenamiento con sus futbolistas para suplir todo aquello que le falta a un equipo modesto. El primer éxito de este Getafe es saber su realidad y a partir de ahí explotar sus virtudes. Les acusan de equipo demasiado duro y poco creativo, pero no hay casualidades cuando con la competición tan avanzada es cuarto por detrás solamente de Barça, Atlético y Real Madrid. Este Geta es un bloque granítico con una relación con el gol muy fluida.

Ayer, Molina y Mata, cómo no, marcaron los tantos para llegar a los diez cada uno en la Liga. Jorge vive su décima juventud por lo menos y si le falta físico le sobra olfato y experiencia. Jaime viene de ser el pichichi en Segunda y ha cambiado de categoría pero no la puntería.

Ellos son el último ejemplo del famoso instinto de Ángel Torres para acertar con los fichajes, que viene de los tiempos de Soldado, Granero, De la Red, Contra... Bordalás reconoció al mediodía que vería por la tele tranquilamente el partido del Pizjuán que al final le dejó, esta jornada al menos, en el cuarto lugar. Ahí se queda por ahora el Getafe, que estuvo a un palmo de meterse en las semis de Copa.