Primer golpe para Contador

Pierde 52 segundos con Froome, Valverde y Quintana en la contrarreloj por equipos. Kennaugh, primer líder por centésimas

Alejandro Valverde sacaba la lengua en los últimos metros de la carrera. Apuraba el esfuerzo para conseguir el mejor tiempo en meta. Era el primero de Movistar en la llegada, el que encabezaba la manada a la espera de conseguir el premio a una temporada agotadora. Quería su equipo que el dorsal número «1» fuera también el primer líder de la carrera. Pero apareció por detrás el Sky de Froome para demostrar que la felicidad es fugaz. Tanto como las diecinueve centésimas que separaron al equipo británico del español, las que van de la alegría a la decepción.

«Por centésimas, esto no es nada. Hemos hecho una gran crono y ya está», asumía Valverde tras la entrada del Sky en la meta de Castrelo de Miño. Valverde quería el primer maillot rojo para vivir más relajado el resto de la carrera. Después de haber disputado Giro y Tour no se ve con fuerzas para considerarse favorito. «Hay que ser consciente de que llevo dos grandes vueltas y peleando arriba. Si aquí estuviera delante sería Supermán», dice. «No estoy enfadado, pero sí un poco triste porque no hemos ganado. Hemos hecho el mismo tiempo que los ganadores, me he sentido bien y esperamos que el resto de la Vuelta siga de esta manera», aseguraba su compañero Nairo Quintana.

Movistar igualó el tiempo del Sky, sólo les separa una foto en el podio, nada que vaya a marcar el resto de la carrera. Pero Alberto Contador, al que todos sus rivales señalan como el gran favorito, empieza dejándose casi un minuto con sus principales rivales. 52 segundos perdió el Tinkoff respecto a Sky y Movistar. Demasiado tiempo perdido en una contrarreloj que no alcanzaba los 28 kilómetros. Casi dos segundos por kilómetro es un déficit excesivo para un ciclista que aspira a ganar la Vuelta. «Las diferencias han sido muchísimo más grandes de lo que esperaba. Empezar ya con un minuto es muchísimo tiempo, pero quedan veinte etapas, hay que ir día a día y aprovechar nuestras oportunidades», asume. Pero no se le escapó ni un reproche hacia el equipo. «Íbamos bien organizados y hemos dado el cien por cien», aseguraba.

Mientras, Kennaugh disfruta de su momento de gloria, consciente de que a partir de hoy tendrá que seguir trabajando para Froome. «Ayer era un corredor más de la Vuelta y hoy soy el maillot rojo», reconocía. Un hombre feliz que sabe que la clave fue «salir sin miedo».