
Polémica
Otegi, dirigente de EH Bildu, no pierde la ocasión y mezcla el independentismo vasco con lo sucedido en la Vuelta: "Viva Palestina y..."
El dirigente independentista ha vuelto a poner sus intereses políticos por encima de todo y los ha mezclado en la protesta por Gaza

La etapa de la Vuelta Ciclista a España no pudo completarse en Bilbao tal y como estaba previsto. La causa no fue un accidente de carrera, ni un problema meteorológico, sino una protesta política. Cientos de personas se manifestaron en la capital vizcaína contra la presencia del equipo Israel-Premier Tech en la prueba, en el marco de la guerra en Gaza. La situación obligó a la organización de la Vuelta a tomar una decisión drástica: detener la jornada a tres kilómetros de la línea de meta y dar por concluida la etapa antes de lo planeado.
La Vuelta no puede "tolerar" estos actos
La organización emitió un comunicado en el que justificaba su decisión con palabras contundentes. “No puede tolerar actos que pongan en riesgo la integridad física de los participantes, ni tampoco de cualquier miembro de su caravana”, señaló el texto difundido este miércoles. La prioridad, según subrayó, era “la seguridad y la integridad física de los ciclistas”. Ante los incidentes ocurridos durante el recorrido por Bilbao, la dirección del evento explicó que la medida adoptada se debía a la necesidad de “proteger a todos los corredores”.
El comunicado añadía un matiz importante: la Vuelta mostró respeto por el derecho a la manifestación pacífica, incluso en el marco de la celebración de un acontecimiento deportivo de tal magnitud. “Respeta y defiende el derecho a la manifestación pacífica en el marco de la celebración del evento, pero no puede tolerar actos que pongan en riesgo la integridad física de los participantes o de cualquier miembro de la caravana”, explicaba el texto. La organización insistió también en que trabajará junto a las autoridades y los cuerpos y fuerzas de seguridad “para garantizar la seguridad y el correcto desarrollo de la carrera” en las siguientes etapas.
Otegi lo celebra
El tono final del comunicado buscó poner en valor el comportamiento de los aficionados. “Por último, la organización quiere agradecer el apoyo de los aficionados que han animado a los ciclistas incesantemente en un territorio eminentemente ciclista, pese a no haber podido disfrutar en plenitud de la competición al completo”, concluía la nota de prensa.
Quien ha celebrado lo sucedido ha sido Arnaldo Otegi, dirigente de EH Bildu, aunque ha mezclado cosas: "El País Vasco ha demostrado hoy una vez más que es un referente a escala mundial en la lucha por los derechos, la solidaridad y la libertad de los pueblos. ¡Viva Palestina y viva el País Vasco liberado!"
El equipo Israel
El Israel-Premier Tech, directamente afectado por las protestas, también reaccionó con firmeza a lo sucedido. El equipo lamentó la interrupción de la etapa y calificó la actuación de los manifestantes como “peligrosa” y, además, “contraproducente para su causa”. Según destacó en su comunicado, la protesta “ha privado a los aficionados vascos del final de la etapa 11 que se merecían”.
El equipo israelí se definió en su respuesta como un conjunto estrictamente deportivo, comprometido con la competición y sin intenciones de abandonar la Vuelta pese a la polémica. “El Israel-Premier Tech es un equipo ciclista profesional. Como tal, el equipo mantiene su compromiso de competir en la Vuelta a España. Cualquier otro curso de acción sienta un peligroso precedente en el deporte del ciclismo, no solo para el Israel-Premier Tech, sino para todos los equipos”, afirmaron en sus redes sociales.
El comunicado de la formación también incluyó un mensaje de reconocimiento hacia la organización de la carrera y hacia la labor policial desplegada en Bilbao. “El Israel-Premier Tech ha expresado repetidamente su respeto por el derecho de todos a protestar, siempre que dichas protestas sean pacíficas y no comprometan la seguridad del pelotón. La organización de la Vuelta a España y la policía están haciendo todo lo que está en su mano para crear un entorno seguro y, por ello, el equipo está especialmente agradecido”, añadía la nota.
Pese a este reconocimiento, la protesta dejó un regusto amargo en el seno del equipo. Reiteraron que “el comportamiento de los manifestantes de hoy en Bilbao no solo ha sido peligroso, sino contraproducente para su causa y ha privado a los aficionados vascos, algunos de los mejores aficionados al ciclismo del mundo, del final de etapa que se merecían”. La formación ciclista apeló a la dimensión popular del evento, recordando que quienes más sufrieron la suspensión fueron precisamente los seguidores de la carrera.
El Israel-Premier Tech cerró su comunicado con un agradecimiento amplio. “Por último, el equipo quiere agradecer a los organizadores de la carrera y a la UCI su continuo apoyo y cooperación, así como a los equipos y corredores que han expresado su apoyo tanto privada como públicamente y, por supuesto, a nuestros aficionados”.
El cruce entre deporte y conflicto internacional volvió a quedar de manifiesto en Bilbao. La Vuelta, uno de los grandes eventos ciclistas del calendario mundial, se vio envuelta en una circunstancia ajena a la competición. La organización y el equipo israelí coincidieron en señalar que la seguridad debía ser la prioridad absoluta, y que cualquier forma de protesta que derivase en un riesgo físico para los participantes suponía una amenaza directa al desarrollo de la prueba.
El desenlace de la etapa 11 evidenció la complejidad de organizar un evento de estas dimensiones en un contexto internacional marcado por la tensión. Los organizadores insistieron en que seguirán colaborando con las autoridades para garantizar que la carrera continúe adelante sin sobresaltos. Mientras tanto, el Israel-Premier Tech reafirmó su voluntad de seguir en la Vuelta, consciente de que abandonar por la presión de una protesta política podría sentar un precedente delicado para el conjunto del ciclismo profesional.
En definitiva, Bilbao vivió una jornada atípica en la Vuelta a España. Lo que debía haber sido una fiesta ciclista se transformó en un episodio marcado por la protesta política, la decisión de acortar la etapa y las posteriores reacciones de la organización y del equipo afectado. El incidente dejó un mensaje claro: el deporte se enfrenta en ocasiones a realidades que lo desbordan, y en esos momentos la seguridad de quienes compiten se convierte en un límite infranqueable.
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