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El espejo de Valverde

El técnico no se siente el posible verdugo de Lopetegui en el clásico. Él arrancó en el Barça perdiendo la Supercopa ante el Real Madrid.

El técnico del Barça, en el entrenamiento de ayer
El técnico del Barça, en el entrenamiento de ayerlarazon

El técnico no se siente el posible verdugo de Lopetegui en el clásico. Él arrancó en el Barça perdiendo la Supercopa ante el Real Madrid.

Su futuro no depende del próximo resultado, pero la angustia de Lopetegui en el banquillo del Real Madrid no le es del todo ajena a Valverde. «Ser entrenador del Barça tiene un poco de dificultad también», decía ayer con una media sonrisa cuando le preguntaban por las apreturas de su colega. Si a Julen le buscan las cosquillas con los minutos de Vinicius, al azulgrana le cuestionan por la situación de Dembélé, que no acaba de ser tan importante como la cifra que se pagó por él. «Si llega algún día un poco más tarde no tiene ninguna importancia. En la charla estaba en el sitio justo y en el momento oportuno. Me fijo en lo deportivo y en lo que nos da en el campo», respondía respecto a si el francés llegó tarde a la reunión previa al partido frente al Inter.

Si Lopetegui tiene que afrontar su sueño en el Real Madrid sin los goles de Cristiano, Valverde anda ahora trabajando para que la ausencia de Messi durante tres semanas no se convierta en un problema. El primer día sin el argentino se saldó con buenas sensaciones, pero ahora le llega el clásico sin el escudo de las genialidades de Leo. Despeja balones el técnico vasco en cada conferencia de prensa, aunque no son tan calientes como los que estos últimos días le lanzan a Lopetegui. El «txingurri» no se siente como el posible verdugo de su compañero de profesión. Más que eso, se pone en su lugar y sabe de lo que habla. «No tengo ese sentimiento y espero que él tampoco. En las crisis de los equipos grandes siempre hay una parte externa que lo hincha todo. Las situaciones extremas las tenemos cada semana. Hay tres partidos y siempre tienes una dificultad», insistía, acostumbrado a que una derrota se convierta en el fin del mundo.

En el arranque de la temporada pasada, su primera al frente del Barça, perdió contra el Madrid de Zidane la Supercopa de España, derrotado además tanto en la ida como en la vuelta. Un tsunami en el que se llegó a hablar del final de su mandato casi sin haberlo comenzado y que se convirtió en un curso más bien exitoso con el título de Liga y también el de Copa del Rey. «Parecía que se acababa el mundo y no era así», bromeaba con la perspectiva del tiempo y los triunfos. De lo que no se ha escapado es de las canas que produce el estrés de estar en ese tipo de banquillos y se mira en el espejo de Lopetegui, que llega hoy al Camp Nou con la guillotina muy cerca. «Cuanto más herido está el Real Madrid, más peligroso es. Para llevarnos la victoria la clave está en el juego y es en lo que nos tenemos que centrar, más allá de pensar en dinámicas positivas o negativas del rival. No tenemos que darle muchas vueltas, porque al final sabemos cómo es el Madrid», insiste para que nadie se pueda creer que el partido de hoy vaya a ser fácil. Los suyos se quedaron tocados tras la debacle de Butarque y recuperaron el liderato y las sensaciones.

Es verdad que sin llegar a las buenas sensaciones de otras épocas. Su Barça tiene algo de transición, en busca de un futbolista que haga el papel de Iniesta y tratando de que los nuevos aporten más cosas. Le ha pasado un poco lo que a Lopetegui en el Real Madrid, que los fichajes no son fáciles de acoplar y cuando se juegan cosas importantes el once lo ocupan los que ya estaban antes. Arthur se ha ganado un puesto en el centro del campo con sus últimas actuaciones y la principal duda, que no quiso por supuesto desvelar, es el hombre que entrará por Messi. Frente al Inter apareció Rafinha, que podría repetir, aunque Valverde avisa de que cada choque es diferente. La opción atrevida sería Dembélé, el problema es saber si lo ve suficientemente maduro. En un clásico la primera reacción de los entrenadores es taparse y eso llevará a Lopetegui a apostar por Nacho en el lateral derecho en lugar de Odriozola. No es un día para arriesgar... o sí, porque todo dependerá del resultado. La paz si se gana y el infierno si la cosa sale mal, Lopetegui y Valverde lo saben.