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El fútbol eres tú

La Razón
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Lo que me tuve que pelear con mis padres, Johan, para que me dejaran colgar en la habitación el póster de pinturas Bruguer que protagonizabas y que me regaló el chico del supermercado, que me gustaba casi tanto como tú, dicho sea de paso. Se me caen las lágrimas mientras tomo un aperitivo en Terramar, en Sitges, allí donde el golf y tantas tertulias compartiste con los que más quieres. Lo que hemos discutido tú y yo en esta vida, ¡madre mía! Desde nuestras trifulcas por el ser o no ser de las mujeres en el periodismo deportivo hasta, una vez superado el escollo, tu opinión sobre si acertaba cambiando mi rumbo profesional cuando decidí dejarlo todo para seguir a un amor en Andorra. No quiero escribir un artículo umbilical, pero me viene a la mente ese partido de Liga en Valladolid, previo a tu infarto, en el que ante un café y con Charly Rexach y la fotógrafa Gemma Gómez de testigo, me confesabas que no acababas de encontrarte bien y que se te hacía cuesta arriba el viaje de vuelta a Barcelona.

Nosotras nos quedábamos allí porque nos esperaba un reportaje con José María Ruiz Mateos, y cuando te lo conté me soltaste: «Es el tipo al que peor le queda un traje cruzado». Estilo dentro y fuera del campo. Genio y figura.

Y está ese «después» en el que cometiste algunos errores que, afortunadamente, no empañarán tu «antes». Tuve la suerte de verte jugar en el 74. Era una niña, pero allí estaba, con el carnet del tío postizo y al lado de mi madre, la futbolera de la familia y a la que abrazaste fuerte cuando conociste a su nieto. Ese niño que llegó en la fecha exacta que tú dijiste. «Con esta barriga, se adelanta un mes. Que tengo tres niños, ¡qué me vas a contar!». Y así fue. Eras el puto amo, Johan. Me perdonarán ustedes la expresión, y Guardiola, el plagio. Creo que me enganché al fútbol por ti. Hasta las trancas. Y aunque seguimos discutiendo hasta que puedo recordarlo, sé que contigo empezó todo, y aún sigue.

Si tuviera que ponerte música, sería la banda sonora de «La vida es bella». Porque hiciste que no me importara pasar frío en el Camp Nou ni dejar a un novio por este deporte. Estoy en Sitges y levanto nuestra copa por ti. Ya tú sabes. Vivirás en el tiempo porque el fútbol eres tú.