Selección Española

Los nueves de España rompen a Islas Feroe (4-0)

España domina y gana a Islas Feroe en el camino hacia la Eurocopa 2020

Sergio Ramos, durante el partido
Sergio Ramos, durante el partidolarazon

El día de un sentido homenaje a Quini de El Molinón y de la Selección española, Rodrigo y Alcácer pidieron su sitio en la delantera del equipo de Robert Moreno. El nueve que, por los pelos, se quedó en el Valencia fue, con Sergio Ramos, el único que repitió en el once titular y dio razones al seleccionador para que siga confiando en él. Pero después, Alcácer le hizo competencia porque en media hora marcó otros dos tantos.

Diego Costa siempre está por ahí y Morata también puede tener su oportunidad. Por eso, cada partido es una oportunidad y un examen y Rodrigo y Alcácer salieron con más números que nadie para disputarse ser los delantero fijos de Robert Moreno tras romper dos veces ambos la muralla de Islas Feroe.

Fueron los goles de Rodrigo los que evitaron los nervios en un partido que invitaba a eso. Los once rivales detrás de la línea del centro del campo, sin más ambición que arañar un empate. El primer disparo de Islas Feroe llegó a la media hora del partido. Al final de la primera mitad sacó un córner. Sin opciones y sin ambición, su papel consistió en llenar de minas el camino de España hacia la portería. Era imposible hacer un remate limpio, sin que rebotase en alguna pierna o buscar espacios entre las dos líneas defensivas y pegadas al área. Era un partido para la paciencia y esperar. España lo fue, sin brillantez.

Robert Moreno cambió casi todo el equipo, como había anunciado, incluso la portería, donde estuvo De Gea, que parece, pese a lo que dice el seleccionador, el suplente. Hizo una parada en un remate en la segunda parte, la mejor de Islas Feroe, pero se pasó gran parte del partido viendo la pelota en el campo rival, probablemente aburrido, esperando que acabase el partido para hacer cosas mejores. Viendo cómo fue el encuentro, la oportunidad de Islas Feroe casi fue una especie del milagro.

Durante casi todo el encuentro, España defendió con dos defensas: Ramos y Hermoso porque Gayá y Carvajal casi eran delanteros, jugando cerca del área rival, para hacer el campo lo más ancho posible. Carvajal no dejó de llevarse golpes cada vez que intentaba profundizar mientras que Gayá se cansó de poner balones sin mucho éxito. El desafío para España era no caer en el aburrimiento, en dejarse llevar o perder el orden. Los partidos así invitan a perder la compostura e irse al ataque a lo loco, cuando lo mejor es insistir, pese a que no se abra la puerta. Es complicado, porque el rival nunca cambia de cara, incluso con un gol en contra, y porque cuando los planes no hacen más que chocarse contra el muro, lo que apetece es embestir y que sea lo que sea.

España siguió a lo suyo, intentando abrir el campo, buscando el pase de lateral más propicio e intentando, por dentro, crear algo de peligro. Fue Thiago quien más intención le puso. Y fue, además, quien protagonizó el mejor remate del choque, el más estético: un saque de esquina que remató de volea desde muy lejos. Lo sacó el portero.

Para entonces, Rodrigo había marcado el primero gracias a un error defensivo. El segundo de un rebote. Parecía imposible hacer más tantos. Entonces llegó Alcácer. La guerra del nueve.