Fórmula Uno
Hamilton-Verstappen: ganar de cualquier manera
La posibilidad de que un choque o un accidente decidan el Mundial de Fórmula Uno sobrevuela Abu Dabi
La historia de la Fórmula Uno está repleta de choques, accidentes y colisiones que valieron un título. Pilotos como Senna, Schumacher o Villeneuve lograron alguna de sus coronas sin cruzar la línea de meta debido a un toque con su máximo rival que les benefició. Y este fin de semana, en Abu Dabi, todo el mundo en la F-1 habla de lo mismo. La tensión que viven los dos candidatos al campeonato, Max Verstappen y Lewis Hamilton, es muy elevada y desde hoy ambos se juegan el título de 2021. Llegan a la carrera final empatados a puntos, pero con un detalle que da ventaja a Verstappen. Si ninguno de los dos acaba, el triunfo sería para el holandés por tener mayor número de victorias, que es el primer criterio para desempatar. ¿Cómo podría darse esta circunstancia? Con un choque entre ambos, algo bastante probable si atendemos a los precedentes ocurridos este año. En tres circuitos –Silverstone, Monza y Jeddah– ya han tenido encontronazos.
En el último asalto de la temporada, pugnan, en el caso de Verstappen, para ganar su primer título, y en el de Hamilton, para certificar su octava corona y convertirse así en el piloto más grande de la historia de la F-1 por delante de Michael Schumacher. La tensión que viven ambos se ha trasladado a sus respectivas escuderías y a sus compañeros de equipo, que jugarán un papel fundamental.
En 1990 se produjo una situación similar. Ayrton Senna, en uno de los episodios más oscuros de su trayectoria en la F-1, aprovechó la salida para chocar deliberadamente con Prost y que ambos terminaran en la escapatoria sin poder continuar en carrera. El abandono benefició al brasileño, que poco después reconoció su intencionalidad. Era la venganza de lo ocurrido justo un año antes, cuando un choque entre los mismos pilotos, esta vez, decantó la balanza a favor de Prost, que, además, luego contó con el beneplácito de la FIA para sancionar a Senna. Un año después pasó lo contrario.
En 1994, en Australia, un choque dio el título a Michael Schumacher. Se jugaba el campeonato con Damon Hill y en plena carrera el inglés, cuando le dio caza, se precipitó a la hora de intentar el adelantamiento aprovechando que su rival había tenido una pequeña salida de pista. Schumacher llevó al extremo el reglamento para defender su posición y ambos chocaron. El alemán tuvo que abandonar y el inglés continuó, pero la rotura de la suspensión le obligó a abandonar.
Ese mismo año, Senna había muerto sobre un Williams y la escudería no dejó que su piloto continuara en pista en un monoplaza que no consideraban seguro. «Schumi» se enteró de que era campeón cuando todavía estaba en la curva en la que se produjo el choque.
Williams se tomó la revancha en 1997 cuando su piloto, Jacques Villeneuve, y Michael Schumacher se jugaron el título en el circuito de Jerez. El Williams era superior al Ferrari y el alemán hizo todo lo que pudo. Pero en una de las zonas más lentas del trazado andaluz, la curva de Dry-Shack, Villeneuve sorprendió a Schumacher, que intentó cerrarle y el más perjudicado fue él mismo, que se salió y quedó atrapado en la zona de piedras de la escapatoria. El monoplaza no pudo salir de ahí. Aquel abandono dio el título a Villeneuve.
Abu Dabi acoge la última carrera del año, el último asalto de la temporada, el lugar en el que Fernando Alonso perdió el título de 2010 por un garrafal error estratégico de Ferrari, que cayó en la trampa que le tendió Red Bull para conquistar su primer título de pilotos con Sebastian Vettel. El equipo energético vuelve a ser candidato, pero enfrente tiene a los dominadores de los últimos años, a Mercedes y Lewis Hamilton, que han sacado lo mejor de ellos mismos para hacer frente a su rival, que se ha empleado a fondo. Red Bull no es precisamente un grupo de novatos en lo de jugar limpio en la F-1. Siempre va al límite del reglamento. «Que haya tensiones no quita para que me divierta, claro que me divierto», confesó Verstappen. Hamilton fue más directo todavía: «No gastó energías en polémicas. El año ha sido una montaña rusa emocional».
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