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Descontrol

Los días más locos de Maradona antes de su despedida: “Tenía una máscara de Bin Laden y una ballesta”

Jugaba al paintball en los pasillos del hotel Hilton, “todo era un descontrol total”, relata un testigo

Diego Maradona, en unentrenamiento de Gimnasia, con mascarilla y gafas protectoras.
Diego Maradona, en unentrenamiento de Gimnasia, con mascarilla y gafas protectoras.@Gimnasiaoficial

Diego Armando Maradona se despidió como futbolista el 10 de noviembre de 2001, en un partido homenaje celebrado en La Bombonera, el estadio de Boca Juniors. Aquel día pronunció la famosa frase de “la pelota no se mancha”, pero hasta llegar a ese momento, Maradona y todos los que le rodeaban vivieron unos días de locura en Buenos Aires y en el hotel Hilton de la capital argentina. Armado con una ballesta y jugando al paintball por los pasillos, Diego destrozó su habitación y parte de las zonas comunes del hotel.

En aquella época Maradona residía en Cuba, donde se estaba tratando de su adicción a las drogas, y viajó a Buenos Aires acompañado de Mavys Álvarez, la niña cubana de 16 años con la que mantenía una relación.

Eduardo Gallego, productor de televisión y analista político, recordó en una conversación con Mario Penton, periodista cubano residente en Miami, aquellos días de locura: “La primera noche, él y su entorno pretendían que les abrieran el gimnasio a las 3 de la mañana, cosa que el Hilton decidió no hacer. Y ahí me piden que me instale en el hotel, porque Maradona ya estaba desbordado. Conocí a su entorno, a sus médicos y a esta chica [Mavys Álvarez], que yo ni sabía que era... pensé que era la hija de una amiga de él”.

Gallego relató la “cantidad de anormalidades que se produjeron en esa semana” y dijo que Maradona “estaba con una máscara de Bin Laden, una ballesta y dos guardaespaldas. Él jugaba con la ballesta dentro de la habitación 506 del Hilton de Buenos Aires. Deshizo la habitación. Andaba con la ballesta tirándole a cuánta cosa se le cruzaba”, describió.

“Fuimos a la cancha de Boca a ver un partido contra Lanús y no podía hablar, en el ascensor solo balbuceaba. Estaba rodeado de gente que no ayudaba, empezando por (Guillermo) Coppola [representante de Maradona], parte de su familia, había un tal Yayo Cozza, que estaba dando vueltas (...). A Maradona lo usaron políticamente tanto Fidel Castro, como Chávez y Maduro. En Cuba hacía lo quería. Salió de Cuba con una menor, migración la dejó pasar en Argentina sin autorización, un médico le hizo un implante de pecho sin autorización de nadie. Así no se puede”, continuó.

Todo era un descontrol total. Desde la fiesta de despedida, a la noche, en el hotel, hasta el consumo de droga. Estaban Pelé, (Davor) Suker, (Enzo) Francescoli... Estaban todos los astros del fútbol que habían ido a la despedida. Diego era inimputable, pero el entorno sabía muy bien lo que estaban haciendo. Estaban usando a Maradona”, aseguró Gallego.

 

Este relato de Eduardo Gallego sobre el descontrol que se vivió esa semana en el hotel coincide con uno que hizo Coppola en 2018. A las dos de la mañana me golpean la puerta de la habitación las hermanas Hilton pidiéndome que me vaya. ‘A usted y Maradona lo queremos fuera del hotel’, me dijeron. Le pregunto por qué, salgo al pasillo y estaba todo el hotel pintado. Era por el paintball. Diego tenía esa manía. El mozo estaba con la cara azul al lado de las hermanas Hilton. Me mira y me dice: ‘Me pegó un balazo de pintura’. Me disculpo, me arrodillo e imploro para que nos dejen estar hasta el día siguiente. Voy hasta Diego, que estaba agazapado con el paintball. Le digo: ‘Soy yo, Diego, ¿qué te pasa? ¿estás loco? Nos quieren echar del hotel’. Me pregunta qué hizo y le digo que hay un mozo con toda la cara azul y las paredes pintadas. Me pidió perdón y me dijo que estaba mal de puntería. Me acuerdo que di una tarjeta americana platino para cubrir los gastos, que eran importantísimos”.