Opinión

Ser bicampeones del mundo no es misión imposible, ni mucho menos

El único equipo que veo superior a la selección española en el Mundial es Francia y con ellos sólo nos cruzaríamos en la final

Luis Enrique, junto al seleccionador alemán Hansi Flick
Luis Enrique, junto al seleccionador alemán Hansi FlickDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

El sorteo del estrambótico Mundial de Catar, celebrado el viernes en Doha y que se jugará casi en Navidad interrumpiendo las ligas nacionales, terminó razonablemente bien para España: nos han caído en suerte Alemania, Japón y el vencedor de la repesca entre Nueva Zelanda y Costa Rica. Vamos, que salvo catástrofe planetaria, estamos en octavos de final. Aunque el Japón del madridista Kubo, el pepinero Shibasaki y el centrocampista del Eintracht de Fráncfort Kamada no es un rival menor, España es notabilísimamente superior. La misma conclusión cabe extraer de la comparación con la Costa Rica de Keylor Navas. O con Nueva Zelanda pese a contar en sus filas con varios peloteros de la Premier. Los tres están a años luz de los de Luis Enrique.

Tan cierto es que el fútbol es la ciencia más inexacta que hay como que no fuimos campeones de Europa hace nueve meses porque Dios, o más bien el diablo, y los penaltis no quisieron. Hay que recordar que la escuadra que nos eliminó, la azzurra, levantó seis días después la Eurocopa en esa maravilla de estadio que es Wembley. Y, por cierto, no estará en Catar. Me preocupa hasta cierto punto el coco de nuestro grupo: Alemania, que con Neuer, Müller, Gundogan, Havertz, Rudiger y Goretzka no es lo que se dice una perita en dulce. La columna vertebral de la Mannschaft la sintetiza un Bayern de Múnich que, probablemente, es el conjunto más en forma de Europa en estos momentos y el más regular de los últimos tres o cuatro años. Técnicamente son francamente buenos; desde el punto de vista físico, el portento de siempre y competitivos son un rato teniendo en cuenta que varios de ellos conquistaron la Copa del Mundo en Brasil 2014. Falta Toni Kroos, al que con razón continúan rogando día sí, día también, para que dé marcha atrás en la decisión de dejar el combinado germano anunciada tras la Eurocopa del año pasado. Sigue en sus trece, pero toda Alemania confía en que diga “Diego” donde pronunció un contundente “digo”.

Sea como fuere, culminemos la fase de grupos primeros, acabemos segundos, lo que vendrá a continuación no es un camino de rosas. Si somos campeones de grupo nos tocarán en suerte en octavos bien la Croacia subcampeona de Rusia 2018 de Modric, Perisic, Rakitic, Kovacic y Vida; bien la Bélgica del mejor portero del mundo, Thibaut Courtois, de ese genio que es De Bruyne, de Lukaku y de Hazard, aunque este último ya no se sabe muy bien si es futbolista profesional o se ha retirado.

El siguiente muro a derribar se llama Brasil o Portugal. Nos toparemos con una canarinha en decadencia si finalizamos primeros la fase de grupos y seguramente con Cristiano Ronaldo y cía si nos tenemos que conformar con la segunda plaza. Personalmente, y a pesar de todos los pesares, prefiero a Portugal. Las semis pueden ser coser y cantar toda vez que nos cruzaremos con Inglaterra o Argentina, conjuntos asequibles para la Roja. La superfavorita, el plantel que menos cotiza en las casas de apuestas, es Francia. Sólo nos veríamos las caras con el adversario que nadie desea tener enfrente en esa final que se disputará en el impresionante estadio Lusail de Doha. Y a partido único todo es posible. Sinceramente creo que es el único equipo superior a nosotros.

Todos los demás se me antojan inferiores a una selección española que en buena medida se basa en la sub 21 de Luis de la Fuente que se proclamó campeona de Europa en 2019. Unai Simón es uno de los 10 mejores guardametas del universo; los laterales (Carvajal y Alba) no tienen que envidiar a nadie en su puesto; los centrales (Laporte, Eric García y Pau Torres) no son todavía referencia internacional, pero esa circunstancia se producirá más pronto que tarde; el centro del campo está en buenas manos con un Pedri que va a ser “top 5″ mundial dentro de nada, con Gavi y con Koke; y arriba qué quieren que les diga, que Moreno, Morata, Ferran Torres, Fornals y el que para mí es la estrella de la Roja, Dani Olmo, son garantía de ese gol que desequilibra esos partidos al todo o nada que simbolizan los Mundiales. Luis Rubiales no se esperaba que sus muchachos dieran la campanada en la Eurocopa, pero estuvieron en un tris de conseguirlo. Sólo la suerte nos separó de la finalísima de Londres. “Nuestros análisis nos decían que en la Eurocopa no estaríamos tan arriba y que nuestro momento llegaría en Catar”, me comentaba el presidente de la Federación. Pues eso: que hay que ponerse las pilas. Lo tenemos complicado, pero no imposible para bordar en la camiseta la segunda estrella de campeones del mundo. ¡A por ellos!